PERONISMO PARA ARMAR

Sin coordinación, el Frente de Todos es un colectivo de librepensamiento

Reina la dispersión, incluso dentro de cada tribu, en temas como las PASO y el clamor por CFK. La agenda, copada por el internismo. Pedidos de armar una mesa.

Así como los kioscos suelen colgar, cansados de la repetición de las mismas consultas, carteles que rezan "No cargamos SUBE" o "No hay figuritas del Mundial", en las oficinas de Eduardo de Pedro, en la planta baja de la Casa Rosada, pusieron dos mensajes en la puerta. Uno: "No sabemos qué opina Máximo Kirchner ni Cristina Fernández Kirchner de lo que usted está preguntando". El otro: "Wado opina lo mismo que Cristina y Máximo". 

 

Focalizado en el discurso de gestión, sumado al millaje que está acumulando y ya lo ubica en la terna de presidenciable, como lo destacó el hijo de la vicepresidenta en el mismo estudio de El Destape en el que este jueves fue entrevistado el ministro del Interior, De Pedro no suele meterse en público en la interna del oficialismo, en la que hace equilibrio como funcionario de Alberto Fernández, relación que reconstruyó tras la ola de renuncias de 2021. "La discusión que hay sobre las PASO es pública y el 100% de los gobernadoras y la gobernadora del Frente de Todos se manifestó a favor de que no haya cuatro elecciones en el año. "Así como tenemos el argumento de la guerra y la pandemia, las discusiones internas se tienen que dar dentro de cada fuerza política, porque eso revitaliza la discusión interna, eso es lo que plantea la mayoría del Frente de Todos, que son los gobernadores, los intendentes, las gobernadoras y las intendentas”, admitió el camporista, a horas de la presentación en el Congreso del demorado proyecto que busca derogar las primarias.

 

Dos días antes, Kirchner intentó dar por terminado el debate como un plan B: achicar el plazo de casi 80 días que corre entre esa instancia y las generales. En medio del árbol de "creo que Cristina no va a ser candidata", sobre 2023 el diputado ofreció una opción, atrasar las primarias: "Si no, pasa lo que pasó en 2019, cuando el daño que hizo (Mauricio) Macri entre las PASO y la general fue terrible y la Argentina perdió 20.000 millones de dólares". No fue tanto un mensaje a las provincias, donde hay toma de posición, sino al otro socio del FdT: Sergio Massa está del lado de quienes auspician su eliminación y retrasar su realización le abriría más la ventana de tiempo para llegar a la soñada recuperación económica. 

 

Cualquier retoque al sistema electoral es de resolución más urgente que las candidaturas, que todavía pueden maridar con el correr de los meses. "Paso sí o PASO no" no fue la única discusión que el líder de La Cámpora intentó dar por zanjada: también cruzó el clamor por su madre. Al otro día, Axel Kicillof lo reflotó. "El otro día en la Plaza de Mayo cantaban ‘Cristina Presidenta’, lo mismo aparece en las paredes... Hay un deseo de sectores muy grandes. Uno ve que hay un empuje, una voz que empieza a decir Cristina 2023, eso se observa y se nota", apuntó el gobernador bonaerense. Un 2x1: agitó el operativo silvestre y, de paso cañazo, clausurar cualquier intento de ubicarlo como presidenciable y bajarlo de la reelección provincial. Ya ni el tradicional hermetismo K puede mantener una coherencia plena.

 

La paradoja de una manada : cada dirigente habla de unidad desde un lugar de soledad. Los intereses se cruzan en todo el arco oficialista, con solapados pedidos de las bases de organizar una instancia nacional para lavar los trapos sucios en casa. Frente a la reflotada pelea con el Movimiento Evita y la CGT por las listas, Andrés Larroque acusó recibo del mote de "sectaria" que se le pone a La Cámpora y se ilusionó este sábado con una mesa frentetodista camino a 2023. Después, el ministro lanzallamas siguió con la habitual programación cristinista de reproches a la Casa Rosada, al acusar a quienes le llenaron la cabeza a Fernández de crear el albertismo. Fue más allá del mito de esa creación y hasta habló de postalbertismo. 

 

El papel de Fernández en 2023 también es materia de debate en público, que debería ser a puertas cerradas, a falta de una mesa de coordinación interna. La desconexión del gabinete, si bien comparte un grupo de WhatsApp, no es una revelación. Cuando, desde Europa, el Presidente amagó con lanzar su reelección, un ministro que justo estaba con un grupo de periodistas evitó alimentar el supuesto clamor: "Esperemos 20 minutos, tal vez diga otra cosa y quedo en offside". 

 

Las arengas por otro mandato de Fernández, saliendo del círculo de visitantes asiduos de la Quinta de Olivos, suelen ser a título personal, y aclarado. Entre los pocos gobernadores, por no decir el único, que siempre apostó por la reelección del mandatario se recorta el fueguino Gustavo Melella. Siempre lo explicó desde una concepción práctica: si el jefe de Estado no puede aspirar a ser candidato en 2023, tampoco deberían soñar con las elecciones los caciques provinciales. Desde la teoría están quienes opinan como Máximo Kirchner, pero sin ironía: el Presidente debería ser el candidato natural, sin rebajarse a competir en una interna. Está todo tan difuso en el interpretacionismo extremo que hay exégetas de exégetas presidenciales: en la CELAC, Fernández pide que en el continente no "se tergiversen los procesos electorales que están en marcha" y hay quienes asocian la frase con una defensa de las PASO y omiten la posibilidad de que, en rigor, en ese escenario regional, se estuviera refiriendo a las amenazas de la tropa de Jair Bolsonaro de desconocer el resultado del ballotage de este domingo y hasta de suspender esa convocatoria a las urnas, como contó Lucio Garriga Olmo, el enviado de Letra P a San Pablo. Todo se decodifica con la lente del internismo. 

 

Con ambos Fernández que no se ven desde el día siguiente del intento de magnicidio de la vicepresidenta, con un reciente recambio ministerial que no fue charlado entre ambos ni tampoco con Massa, la gestión cotidiana queda subyugada por la interna. Un legislador bonaerense que convocó a una actividad hace dos semanas se lamentaba: "Al menos hay que apostar a colar algún tema positivo en la agenda, me siento en el desierto". Desde el gabinete, otro advertía: "Si no bajamos la inflación, no hay otra cosa que valga para instalar. Todo dura 20 minutos y se diluye por algún quilombo". 

 

La falta de coordinación volvió a quedar patente este miércoles. Como contó Letra P, el team massista tenía preparada una "celebración" por la aprobación del Presupuesto, que tuvo que ser demorada por el misil sin nombre de Cristina Kirchner, que cayó en el Ministerio de Salud, la cartera que conduce Carla Vizzotti, con esquilas que podían llegar a Massa, por el aval al aumento de las obras sociales. Por la noche, 12 horas antes del tuit, el Palacio de Hacienda difundió los datos con los que pretendía reconvertir al Señor de los Alivios en El Señor de los Consensos: con 180 afirmativos, el Presupuesto 2023 fue el que más votos cosechó en Diputados desde 2015. Ese año, por caso, el tablero dejó 133 contra 112.

 

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