El viaje del canciller Santiago Cafiero a los Estados Unidos, donde se reunió con el secretario de Estado, Antony Blinken, y la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, para intentar destrabar las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), reaviva la grieta argentina por las responsabilidades políticas que se endilgan mutuamente el macrismo y el kirchnerismo sobre la delicada actualidad económica argentina. En medio un mar de críticas de la dirigencia de Juntos por el Cambio (JxC) y de la del Frente de Todos (FdT), el expresidente Mauricio Macri y la vicepresidente Cristina Fernández reeditaron -vía redes- el clásico mano a mano que los reafirma en el centro de la escena, mientras libran sus batallas internas en sus respectivos campamentos.
La primera en salir al ruedo fue la titular del Senado, quien momentos después de la bilateral entre Cafiero y Blinken publicó una carta donde denunció que la “pandemia macrista fue para el Estado nacional incluso más costosa que la pandemia de Covid-19” porque el país tuvo que pagar “5.160 millones de dólares al FMI por los vencimientos” de un préstamo 57 mil millones de dólares (de los que se desembolsaron 44 mil millones) que “no se saben dónde están”. “¿Alguien los vio? En todo caso, por favor llamen al 911”, escribió con ironía.
Con su barco tocado en una especie de batalla naval política y discursiva, el Macri respondió replicando una serie de mensajes de Twitter de su exministro de Economía Alfonso Prat Gay, quien, en base a una serie de gráficos, aseguró que la expresidenta “saqueó” el Banco Central de la República Argentina (BCRA); “robó ahorros” de las antiguas Administradoras de Fondos de Jubilaciones y Pensiones (AFJP) y “años de coparticipación a las provincias”; “fundió” el Estado nacional y aumentó la deuda en “US$ 129 mil millones”. “Pero resulta que la culpa es del que intentó ordenar ese descalabro”, replicó el economista.
La pelea tuitera entre CFK y Macri es otra réplica de la disputa política que los diferencia y alimenta al mismo tiempo y que se profundizó desde que el líder del PRO accedió, por intermediaciones confesas de la entonces administración estadounidense de Donald Trump, a los 44 mil millones de dólares del FMI, lo que representó el préstamo más grande de la historia del organismo financiero. Mientras que la expresidenta, junto a las fuerzas que componen el oficialista FdT, acusa a Macri de haber “fugado” dicho monto y de haber endeudado al país por sus propios descalabros financieros; la alianza opositora de JxC argumenta que el acuerdo fue necesario para paliar el “déficit crónico” de los gobiernos kirchneristas y demanda, como condición para acompañar una reestructuración apremiante, un “acuerdo serio y sin improvisaciones”.
La grieta política alrededor de la deuda externa se ha profundizado durante las últimas semanas y amenaza la reestructuración y un posible acuerdo final antes de marzo, cuando vence un plazo de casi tres mil millones de dólares que, hoy por hoy, la Argentina no tiene cómo pagar y que amenaza con condenarla nuevamente a un default. En diciembre, la bancada de JxC en la Cámara de Diputados no permitió la aprobación del presupuesto para 2022 y a principio de mes los gobernadores de la alianza decidieron no participar de la reunión con el ministro de Economía, Martín Guzmán, sobre la actualidad de las negociaciones.
Asimismo, en este escenario, las distintas fuerzas atraviesan sus propias disputas internas. Dentro del oficialista FdT existen dudas alrededor de la forma y el momento en el cual pagar la deuda con el FMI a raíz de la dura actualidad económica nacional que azota a gran parte de la población y que sufre una inflación descontrolada que en 2021 superó, de nuevo, el 50%. A pesar de que el presidente Alberto Fernández promete no posponer el crecimiento y el desarrollo nacional por el pago de los compromisos asumidos por la administración de Cambiemos, algunos sectores más duros del kirchnerismo demandan priorizar la agenda social, que se vio agravada por el impacto del Covid-19.
En JxC también hay encontronazos internos entre las “palomas” y los “halcones” de la coalición. El gobernador de Jujuy y presidente de la Unión Cívica Radical (UCR), Gerardo Morales, se diferenció de las posiciones más duras del espacio y recientemente rechazó la negativa opositora a aprobar el Presupuesto 2022 y negoció con Fernández un encuentro entre Guzmán y los gobernadores radicales y el alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta luego del rechazo de principios de enero (algo que, de todas maneras, todavía no se concretó). “Los halcones me pegan, pero el diálogo es la postura correcta”, ha dicho quien fuera secretario del entonces presidente Fernando de la Rúa.
Mientas el tiempo corre y se acaba, las peleas políticas y la grieta se profundiza en una contrabalanza peligrosa que pone en riesgo la necesidad de un acuerdo con el FMI porque marzo cada vez está más cerca.