El porrazo del PRO en Santa Fe fue ruidoso y el partido amarillo aún está mareado con los pajaritos alrededor de la cabeza. Chocó de frente en las PASO contra un radicalismo rejuvenecido que fue la carta para que Juntos por el Cambio gane la provincia, y, después de muchos años, ve como se pone en tela de juicio la conducción de la alianza. En el banquito del rincón, se encuentra Federico Angelini que, en su doble papel de armador y candidato, empieza la dura tarea de emparchar la nave, contener a los heridos y reconstruir su figura.
“Esperábamos otro resultado, no la vamos a andar careteando”, se sinceró con Letra P un dirigente del PRO santafesino que todavía trata de digerir el tercer puesto en la interna a manos de Carolina Losada y Maximiliano Pullaro. En la previa se lo señalaba como ganador por poco margen, debido al plus de ser pura sangre macrista, tener la foto con los popes del PRO y el impulso de la figura de Amalia Granata como compañera. Nada de eso sucedió.
Angelini optó por no hacer campaña beligerante contra sus competidores ni contestar los dardos que, principalmente, llegaban de parte de Losada. Ese silencio ante una figura de enorme impacto mediático fue determinante. Por otro lado, el error de cálculo de no dimensionar el peso territorial de Pullaro también les jugó en contra. "Hubo una distorsión a la hora de armar", sostuvo otra fuente de la mesa chica.
Al histórico armador se le mojó la pólvora en la interna en una elección general que parece estar servida en bandeja para JxC. Justo, rezongan a su lado, viene a pegar en la tecla el radicalismo que siempre fue furgón de cola y estaba desorientado hasta hace unos meses, después de evaporarse la idea del frente de frentes junto al socialismo.
Angelini está en pleno proceso personal de pasar de armador a candidato, de dar el salto definitivo y no ser ni chicha ni limonada. Una vez logrado respaldo provincial dio el salto a la cancha y esta campaña fue la primera en la que tuvo que poner la cara y el cuerpo sin el aparato macrista como oficialismo. Cuando fue electo diputado nacional en 2019 tenía el arrastre de Mauricio Macri como candidato a presidente en la boleta.
En su núcleo reconocen que sintió el golpe, pero intentan asimilarlo como una derrota dentro de ese proceso mencionado, y de un tránsito de construcción del candidato. “Acá estaban acostumbrados a que llegaban, se postulaban y ganaban. No es así de fácil, no siempre la pegás de una”, soltó como arenga el concejal rosarino Carlos Cardozo en la intimidad del búnker, la noche del domingo, cuando todo era desolación. Cardozo es de origen peronista, de ahí su explicación. Es cierto, en la época de oro del macrismo, candidato que se postulaba, candidato que ganaba: Miguel Del Sel, Ana Laura Martínez, Roy López Molina. A Angelini le tocó el reverso de la historia.
En el angelinismo rescatan que, al menos, lograron sacar 160 mil votos y ganar el departamento Rosario, aunque su lista al Concejo municipal perdió contra la de Anita Martínez, armada también por el radical Julián Galdeano que sacó de la galera a Losada. Con el radical empoderado ya se sentaron a hablar para ver cómo acomodan las sillas en JxC. Primero lo primero: ganar la general, donde el PRO tiene para aportar la mayoría de los fiscales. “Es una prueba de fuego a ver si ellos son generosos y humildes, y nosotros colaborativos”, explican en el PRO.
Después del 15 de noviembre se empezará a desandar el liderazgo de la alianza que fue exclusiva para el PRO y, por ende, para Angelini que se acomodó como vicepresidente del PRO nacional, y hasta hoy en día tiene el aval de Mauricio Macri, Patricia Bullrich, y buena sintonía con Horacio Rodríguez Larreta. Lo distinto en esta ocasión es que el radicalismo tuvo sus movimientos internos, con un paso atrás de José Corral, dos al frente de Galdeano y uno adelante de Pullaro que no duda en avanzar con su espacio.