El acuerdo de precios y salarios que impulsó el presidente Alberto Fernández con sindicatos y empresarios fue un sorbo de distracción. En la visión oficial, los gremios negociaron paritarias dentro del parámetro que quería el Ejecutivo, pero las empresas no siguieron esa línea en la formación de precios. Los off the record de los funcionarios que buscaron alinear expectativas sin éxito van hacia el círculo rojo. En distintos despachos coinciden en señalar actitudes especulativas y aumentos desproporcionados que el Gobierno, admiten, no pudo ni supo controlar. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) de mayo, en la zona del 3,3 a 4%, terminará de derrumbar esa intención acuerdista.
La ruptura formal quizás llegue el miércoles a las 14, dos horas antes de que el Indec publique su IPC. El ministro de Economía, Martín Guzmán, expondrá ante los empresarios del Consejo Interamericano del Comercio y Producción (Cicyp), uno de los tres sellos que preside el también titular de Copal y la Unión Industrial Argentina (UIA) Daniel Funes de Rioja. Será el primer encuentro con el círculo rojo desde aquella invitación a acordar precios y salarios en el Museo del Bicentenario, en febrero. Y el primero de visitante desde la charla con el titular de Techint, Paolo Rocca, en la que el ministro enfrentó sin inmutarse el pedido de baja del gasto y de impuestos del capitán de la industria. Si Guzmán dice en público lo que repite en privado, les echará en cara que no cumplieron con su parte del acuerdo.
Guzmán cree que, en este té para tres, el Gobierno hizo su parte. El ministro sostiene que el Estado dio las señales que había adelantado para tratar de moderar la escalada de los precios: al recorte del gasto Covid se le sumó la reducción de la asistencia financiera del Banco Central y el financiamiento del déficit en el mercado doméstico. Más allá del episodio de los subsidios energéticos, los datos de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) dan cuenta de ese ajustón: entre enero y mayo, los gastos totales cayeron 12,1% en términos reales, pero las prestaciones sociales lo hicieron 15,3%. Mayo es el botón de muestra de lo que sucedió en lo que va de 2021: "Por su importancia relativa se destacan las reducciones en las jubilaciones y pensiones (10,0% a/a) y en salarios (7,9% a/a) que se explican porque las actualizaciones resultaron inferiores a la inflación, y en las transferencias a provincias (64,7% a/a) y los otros programas sociales (41,5% a/a), influenciados en gran medida por una alta base de comparación producto de los gastos asociados a la pandemia", detalló la OPC.
Los gremios también levantan las manos en señal de "yo no fui". La primera tanda de paritarias se cerró en la zona del 29 al 35%, pero la semana pasada, los gremios dijeron basta. El secretario general de la Asociación Bancaria, Sergio Palazzo, enterró el acuerdo de precios y salarios al adelantar la cláusula de revisión del 29% que negoció en enero. "Creo que el que no hizo un aporte acá es el sector empresario, particularmente el de la comida y, obviamente hay que consignar el Gobierno que no cumplió su cometido controlando a quienes cometen abusos en los precios", dijo el sindicalista. "El Gobierno no cumplió su cometido vigilando a quienes cometen abusos en los precios, aun con diez programas de control de precios", agregó.
Luego llegó la paritaria de los trabajadores del Congreso (46,4%, contando los incrementos acumulativos) para marcar el terreno del 45 / 50% que negocia Hugo Moyano para Camioneros. El acuerdo de los empleados legislativos puso una nueva referencia mientras el Gobierno todavía se esforzaba en mantener las discusiones en torno al 35% que cerraron los estatales de UPCN y, con algún reparo, ATE.
En las empresas atribuyen la inflación a la emisión monetaria y al gasto público. “La inflación no es culpa de los precios sino que los precios suben por culpa de la inflación”, resumió Funes de Rioja este fin de semana en AM 750. A eso se suma la inflación importada. Como señala Martín Cabrales, vicepresidente de Cabrales, el precio internacional del café aumenta un 70% y el de otros commodities, como el maíz, suben tres dígitos, en dólares. La lista de reclamos es múltiple y la encabeza el control de precios del que se escapan los pequeños comercios y los bienes no regulados (la carne y las frutas y verduras lideran los rankings de aumentos de alimentos).
Aquella reunión de febrero dio lugar a distintos encuentros sectoriales para definir costos y optimizar las cadenas de valor. Hubo algunos acuerdos, como el que firmó el Gobierno con las firmas electrónicas o el que negociaba con insumos de construcción, pero ninguno sirvió para contener las expectativas.
En este escenario, los consultores esperan que la inflación ronde entre 3,3 y 3,9% en mayo, aplacada por las anclas del dólar, las tarifas y los salarios. Estará un escalón más abajo del 4,1% de abril, pero el Gobierno se esperanzaba hasta hace poco con llegar mitad de año con un indicador de entre 1,5 y 2 por ciento mensual. Lo que pega más en el bolsillo, el humor y la pobreza sigue siendo la comida, y aquí el eclipse no fue parcial: la consultora Seido midió un aumento de 5,4% en alimentos, impulsado por frutas, verduras y carnes. El cierre de exportaciones y el paro de hacienda dispararon los precios de la carne vacuna en torno a 6%, según el Instituto de Promoción de Carne Vacuna (IPCVA) y la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (Ciccra).