El próximo 8 de junio, la Unión Industrial Argentina (UIA) formalizará a Daniel Funes de Rioja como presidente con un mandato de dos años. Su contrincante, Miguel Ángel Rodríguez (Sinteplast), será secretario. En las próximas semanas, los sectores en pugna definirán el resto de los cargos, tanto del Comité Ejecutivo como de la Junta Directiva. El abogado laboralista llega a la silla máxima de la central fabril por consenso, pero con el impulso determinante de las grandes empresas y la primera minoría de Copal, la Coordinadora de Industrias Alimenticias que preside y que tiene 27 consejeros en la UIA.
El veterano lobista empresario focalizará su gestión en "un trabajo de equipo que siga afirmando el federalismo, la promoción de la inversión privada y la generación de empleo registrado, el desarrollo de la producción nacional –con especial atención en el tejido pyme–, la generación de propuestas para el crecimiento sostenido y la integración de género como de los jóvenes a la vida institucional", expresó la entidad en un comunicado. La traducción que hacen sus compañeros de ruta es más sencilla: reforma laboral y reducción de la carga tributaria. En eso coincidieron distintas fuentes del sector industrial consultadas por Letra P.
"Por su trayectoria como abogado, va a querer profundizar en la agenda de cambios del orden laboral. También es un crítico sostenido de la carga tributaria", dijo uno de los ejecutivos que conoce a Funes de Rioja desde hace años y celebró su llegada al cetro de los industriales. "Trabajará mucho en el tema laboral y también en la competitividad", agregó el ceo de otra empresa con años de gastar suelas en los pasillos del edificio de Avenida de Mayo 1147.
Un tercer ejecutivo de los que impulsó la llegada de Funes de Rioja destacó su conocimiento del mundo pyme. Fue en respuesta a quienes promovían a Rodríguez, el pequeño empresario que convirtió a su firma en una multinacional y que es, hasta hoy, el vicepresidente pymi de la UIA. "En Copal, el 99% de las 14.500 empresas son pymes. Daniel está acostumbrado a hablar con pymes", enfatizó, mientras le quitaba relevancia a la distribución de cargos que se negociará por esta semana y que tiene a Techint como principal oponente del sector más aliado del Gobierno, con representantes senior como José Ignacio De Mendiguren y Guillermo Moretti.
El empuje de grandes empresas como Techint, Arcor y Ledesma a Funes de Rioja viene acompañado por una agenda más crítica hacia el Gobierno. Desde Copal, el abogado es el principal ariete contra los controles de precios a la industria alimenticia. Quienes lo impulsan creen que las mayores regulaciones estatales hacen que ese problema sea ahora uno de toda la industria. Un ejecutivo suele recordar que Copal nació en los años 70 para oponerse a los controles de precios del entonces ministros de Economía José Ber Gelbard y que, por eso, su logo es un pingüino. "Ahora lo que era el tema de un sector lo es también de otros sectores, como los insumos difundidos, los ladrillos. Y no funciona", se quejó. El Gobierno espera alcanzar en las próximas semanas acuerdos de precios con los fabricantes de distintos insumos, mientras que una parte de la industria pide menos regulaciones.
Aunque Funes de Rioja tiene contactos fluidos con ministros, en el Gobierno dejaron trascender que hubieran preferido un presidente de la UIA con otro perfil. Recuerdan la foto a la que accedió el saliente Miguel Acevedo junto con Alberto Fernández y Héctor Daer en Tucumán, en medio de la campaña electoral. El viernes pasado, al presentar la ampliación de la Tarjeta Alimentar y adelantar la confección de una nueva canasta de productos básicos con precios congelados, el Presidente cargó contra las grandes empresas: "¿Qué aportan los empresarios en todo esto? ¿Cuál es el aporte que hacen? Los sectores más pudientes en la Argentina ¿Cuál es el aporte que hacen?”. La transmisión del evento enfocó unas pantallas. En un primer plano, la cara de un impasible Funes de Rioja escuchaba lo que pareció una no tan cálida bienvenida oficial.