Con la notoria ausencia de varios "titulares", dueños de las principales empresas del país, el Gobierno inició el diálogo con los empresarios tendiente a alcanzar un acuerdo de precios y salarios en torno a la inflación proyectada del 29%. El Ejecutivo busca que el sector privado se alinee en torno a esa estimación, con salarios que crecerían entre tres y cuatro puntos por encima de ese número y un tipo de cambio oficial que subiría un 25% a lo largo de 2021. Las sillas que se reservaron a Paolo Rocca, Luis Pagani (ambos, de viaje), Luis Pérez Companc, Hugo Sigman, Alfredo Coto, Carlos Blaquier y Rubén Chernajowsky fueron ocupadas por ejecutivos de las compañías y de las cámaras que nuclean a esas firmas. A ellos, los "formadores de precios", el Gobierno buscó convencerlos de que cumplirá el Presupuesto 2021 como hoja de ruta para intentar tranquilizar la economía. A juzgar por los aplausos que cosechó el ministro de Economía, Martín Guzmán, quizás algo se avanzó en esa meta.
Martín Berardi, presidente de Ternium, ocupó el lugar que el Gobierno imaginaba para Rocca. Amancio Oneto, vicepresidente y exCEO de Molinos Río de la Plata, reemplazó a Pérez Companc. Por Elea fue su CEO, Gustavo Pelizzari. El supermercadismo estuvo representado por Juan Vasco Martínez, de la Asociación de Supermercados (ASU). Luis Galli, presidente de Newsan, asistió en el lugar de Chernajowsky. Adrián Kauffman Brea, gerente de Comunicaciones, representó a Arcor.
Entre los "dueños" que dijeron presente se contaron Javier Madanes Quintanilla, de Aluar, Joaquín De Grazia, de Granja Tres Arroyos, y Teddy Karagozian, de TN Platex. A ellos se sumaron altos ejecutivos de compañías multinacionales, como Lorena Bula, vicepresidenta de Procter&Gamble, Laura Barnator, gerenta general de Unilever, y Daniel Herrero, CEO de Toyota. Otros asistentes fueron Iván Szczech, presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, y Daniel Funes de Rioja, titular de Copal y vice de la Unión Industrial Argentina (UIA). El presidente de la entidad fabril, Miguel Acevedo, no asistió.
Apenas había cuatro mujeres entre los 34 ejecutivos que se sentaron frente al Gobierno, representado por el jefe de Gabinete Santiago Cafiero, la vicejefa Cecilia Todesca, los ministros de Economía, Guzmán, Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y Trabajo, Claudio Moroni; la secretaria de Comercio Interior, Paula Español, la titular de la AFIP, Mercedes Marcó del Pont y el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, entre otros.
Cafiero expresó la voluntad del Gobierno de "construir un diálogo franco para reconstruir la Argentina". "Teniendo en cuenta la pandemia y el estado de situación, lo que queremos es establecer un acuerdo político y social entre los distintos sectores de la sociedad", dijo. A su turno, Guzmán insistió en el objetivo de que la inflación sea del 29% este año y que los salarios estén "3 o 4 puntos por arriba", según dos de los empresarios asistentes. El ministro remarcó que los lineamientos del Presupuesto marcarán el rumbo de este año. "Es muy necesaria la coordinación de expectativas para disminuir la inflación y el pilar central de la política macroeconómica es el Presupuesto", dijo el jefe del Palacio de Hacienda. Defendió el objetivo de llegar a un déficit primario del 4,5% del PBI y fortalecer las reservas.
“Hay que trabajar para construir reglas de juego que den previsibilidad a todos los sectores de la economía: la industria, la economía del conocimiento, la energía, etcétera”, dijo Guzmán. Según fuentes oficiales y del sector privado, su exposición terminó aplaudida y Berardi, de Ternium, y Madanes Quintanilla, de Aluar, se acercaron luego a saludarlo. "El diálogo fue bastante protocolar y muy bueno. Cayó muy bien la exposición de Guzmán, con mucha lógica. Tiene un norte y lo tiene estudiado", sostuvo uno de los empresarios asistentes.
Los hombres de negocios plantearon reclamos comunes: mejorar la competitividad y la productividad y combatir la informalidad laboral. También pidieron previsibilidad para acceder a los dólares destinados a pagar importaciones. Para eso, Kulfas afirmó que se continuará trabajando en las mesas sectoriales, con los problemas y las propuestas para cada sector específico. Szcech, de Camarco, valoró ese ida y vuelta con el Gobierno, que redundará este jueves en la media sanción en el proyecto de blanqueo de capitales para impulsar la construcción. Pero marcó que el problema del sector es el abastecimiento y los precios de los materiales. Lo escuchaban los hombres de Aluar, Ternium y Acindar.
Pero las conversaciones más urgentes seguirán focalizadas en el precio de los alimentos. Funes de Rioja, uno de los principales promotores del diálogo tripartito desde el sector empresario, reclama que se descongelen los precios en los supermercados. Desde ese sector se insiste en que los costos de los alimentos procesados subieron 30% promedio durante 2020 y que no se trasladaron a las góndolas. La inflación de alimentos fue principalmente por la suba de los productos frescos, remarcan en Copal. El Gobierno buscará que las cadenas de valor del trigo, el maíz y las carnes cierren acuerdos para disociar los precios internos de los internacionales y sostuvo que el control de precios continuará. Las empresas de consumo masivo deberán documentar ante la Secretaría de Comercio Interior sus subas de costos para poder tocar los precios. Los ejecutivos pidieron algún tipo de previsibilidad para que los precios acompañen la suba de costos.
Las conversaciones continuarán. La intención del Gobierno es juntar a sindicatos y empresas en el acuerdo de precios y salarios y acelerar la demorada convocatoria al Consejo Económico y Social, aún sin fecha.