Florencio Randazzo hizo el mismo camino que Alberto Fernández en 2019: mudó su campaña de San Telmo a Puerto Madero y su oficina, funcional, con escritorios, mesas y sillones en negro y gris, tiene grandes ventanales, pero la altura y el barrio le garantizan privacidad casi absoluta. Desde allí, planea con su equipo, extendido a colaboradores de sus grupos aliados, su regreso a la alta escena política por el angosto sendero de un mediocampismo que pretende alejarse de la grieta.
Se focaliza en diferenciarse del kirchnerismo, apunta sus debilidades y busca alianzas entre los sectores golpeados, como las pymes y representantes de distintos sectores económicos y sociales, de la producción y de organizaciones que trabajen en cuestiones de minoridad. Busca, aseguran, "reflejar a la sociedad civil". Inclusive, piensa en darles lugares en la lista bonaerense. "El 73% de los pibes y pibas de Buenos Aires son pobres", remarcan en su entorno quienes trabajan en las propuestas económicas y políticas. No se hacen cargo de la autoría de afiches que se vieron esta semana en las calles porteñas contraponiendo a "El Flaco", como le llaman, con Hugo Moyano.
Algunos equipos ya empiezan a tener nombres. El padrinazgo de Roberto Lavagna se plasma en apoyo al equipo que trabaja en temas económicos. De hecho, ya se sumó al team el economista Carlos Hourbeigt, quien hasta el 7 de enero fue director del Banco Central, cargo al que renunció empujado por el mismo Gobierno que lo nombró. También está en el grupo Alejandro Santecchia, presidente del lavagnista Instituto Consenso Federal. La sintonía es evidente y Randazzo pide la misma receta que impulsa Lavagna para generar empleo: generar condiciones más flexibles para generar trabajo genuino y formalizar nuevos empleos. El mismo grupo cree que a ambos lados de la grieta los políticos se distancian del ciudadano común.
Randazzo junto a Santechia, uno de los dirigentes lavagnistas que abonan el mediocampismo.
En el último mes, "El Flaco" intensificó su presencia pública para acentuar el juego de las diferencias. Se reunió con el embajador de Uruguay, Carlos Enciso, representante del gobierno de Luis Lacalle Pou, presidente más cercano al macrismo que al Frente de Todos. Esta semana, Randazzo visitó a la embajadora de Israel, Galit Ronen. La audiencia tuvo lugar después del cruce entre el Estado de Israel y la Argentina por el voto en la ONU a favor de una comisión investigadora de posibles delitos de lesa humanidad en la Franja de Gaza. En Israel convocaron a Sergio Urribarri, el embajador argentino, para expresarle la queja y el malestar oficial.
El reciente aumento de haberes para el personal legislativo, al que están atadas las dietas de legisladores y legisladoras, le sirvió a Randazzo como ejemplo de su convicción de que la política no comprende el malestar de la población. Y mostró en las redes sociales sus diferencias con el Gobierno. Tuiteó mientras estaba reunido en su oficina con representantes de los partidos que ya le dieron luz verde para avanzar en una nueva alianza que lo lleve como número uno en la lista bonaerense. Entre otros, lo acompañaban Juan Manuel Urtubey, que no será candidato pero divide su tiempo entre Salta y su domicilio en el norte del Conurbano, y el exintendente de Mar del Plata, Gustavo Pulti. El marplatense tiene un rol destacado en el círculo de Randazzo. Trabaja con él en el pensamiento político y en las líneas de reflexión sobre los temas actuales. Ese viernes no estaba Alejandro Topo Rodríguez, diputado lavagnista muy cercano a Randazzo, porque recorría la provincia de Buenos Aires para explicar el proyecto de ley de Zonas Frías que logró la aprobación de la Cámara baja este jueves con el impulso de Máximo Kirchner, y que lo tiene como uno de los autores. El diputado de Consenso Federal es el enlace con Lavagna, a quien acompaña siempre en las reuniones políticas. También estaban allí, como en cada reunión semanal, representantes del partido Tercera Posición de Graciela Camaño. La diputada ya se definió a favor de la conformación de esta nueva fuerza en la que estaría también Libres del Sur de Humberto Tumini.
Cuatro semanas atrás Randazzo compartió una charla con integrantes de la gobernación de Córdoba que comanda Juan Schiaretti, el peronismo esquivo al Gobierno. Las pistas quedan en los pocos mensajes que escribe en las redes. "Compartimos experiencias de gestión pública con jóvenes funcionarios y funcionarias del Gobierno de Córdoba. Es importante seguir debatiendo y proponiendo acciones para sacar al país del estancamiento que vivimos", escribió, coloquial y amable, el exministro del Interior y Transporte de la Nación.
La red del mediocampismo se teje en largas charlas de café. En Córdoba, el Partido Socialista mantiene su alianza con Schiaretti y Hacemos por Córdoba. En Santa Fe, los socialistas harán una gran invitación a una tercera vía. Y para Buenos Aires, Mónica Fein, recientemente electa al frente del partido a nivel nacional, profundiza los vínculos que entabló el fallecido Miguel Lifschitz con Randazzo y con Lavagna. La exintendenta de Rosario estuvo en "Madero", pero tiene que volver: debe una respuesta formal del PS para sumarse o no a la alianza que se conforme en territorio bonaerense. Le falta una ronda de consultas en el interior de su partido, tarea en la que trabaja Jorge Illa, secretario general del Socialismo y marplatense. Justamente en Mar del Plata hace años que Illa ya trabaja en alianza con Pulti.
¿Randazzocialismo? Fein e Illa pasaron por las oficinas de El Flaco en Puerto Madero.
Los tiempos los maneja el círculo íntimo de "El Flaco", pero el calendario electoral establece que la inscripción de alianzas vence el 14 de julio. En Juntos por el Cambio creen que compiten ínfimamente por el mismo electorado, pero en despachos porteños temen al porcentaje que pueda arrebatarles, como lo hizo en 2017 con Cristina Fernández de Kirchner, cuya derrota facilitó Randazzo desde Cumplir.
En la oficina del exministro también apuestan a morder votos que escapan a los núcleos duros, y apuntan al electorado desencantado del Frente de Todos. Hay encuestas que lo avalan. Una de Giacobbe y asociados marca que Randazzo tiene menos imagen positiva que La Cámpora (pierde 11,2% a 15,7%), pero saca amplia ventaja en la categoría Regular (33,3% contra 12%) y tiene la mitad de negativa: 39,4% contra 67,5%. El 15% no contestó, un aliciente para intentar sumarlos.