Como hace cada vez que la profundidad del conflicto lo amerita, el Frente de Todos volvió a activar este miércoles en Ensenada el botón de la unidad para ordenar las fichas, hacia adentro, y enviar señales de abroquelamiento, hacia afuera, con la foto que aglutinó a los socios mayoritarios de la coalición, el presidente Alberto Fernández, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa, en el principal bastión electoral, la provincia de Buenos Aires.
El acto de lanzamiento del Programa Reconstruir estaba en agenda desde la semana pasada, pero incluía originalmente al Presidente, el gobernador Axel Kicillof, el ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi, el intendente Mario Secco y otros jefes comunales. Cristina se sumó el martes, cuando el oficialismo ya había activado varios dispositivos internos para bajarle el tono a la pelea que se desató el viernes pasado entre el ministro de Economía, Martín Guzmán, y el subsecretario de Energía, Federico Basualdo.
Del acto también participaron varios gobernadores, otra pata fundamental del Frente de Todos. El entrerriano Gustavo Bordet lo hizo de manera presencial. Jorge Capitanich (Chaco) y Sergio Uñac (San Juan) lo hicieron por videoconferencia. Los intendentes recibieron la indicación de no movilizar a la militancia.
CFK en Ensenada.
CFK llegó junto a Kicillof y la ministra de Gobierno bonaerense, Teresa García. El Presidente lo hizo junto con el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, el vocero presidencial Juan Pablo Biondi y el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero.
“Fue muy positivo, muy bueno para el frente”, celebraron desde el entorno de la vicepresidenta después del acto. Aunque no se quiere atribuir la autoría de la decisión de armar la foto, las muestras de unidad son el recurso que Cristina activa cada vez que alguna discusión interna hace tambalear la coalición de gobierno.
Otermín, Insaurralde y Cascallares llegando al acto para mostrar la unidad del FdT.
Las apariciones conjuntas del Presidente y la vice son contadas y prolijamente elegidas desde que comenzó la gestión. Además de las que exige la Constitución Nacional, el 1 de marzo frente a la Asamblea Legislativa, en un año y medio de gobierno hubo apenas un puñado. Una fue el 31 de agosto, cuando participó del acto en el que Guzmán presentó la reestructuración de la deuda, junto a los gobernadores y gobernadoras. La siguiente sucedió recién el 10 de diciembre, en la exESMA, después de una tormenta que sacudió los cimientos de la coalición.
Un día antes del acto por el Día Internacional de los Derechos Humanos, Cristina había publicado una carta de balance por el primer año de gestión del gobierno, una segunda entrega de la saga que inició el 26 de octubre, cuando habló de “funcionarios que no funcionan”.
En la exESMA, el Presidente y la vice se mostraron sonrientes para la foto. Habían pasado más de un mes sin hablar. En el medio, Cristina y Fernández habían coincidido por unos minutos en la despedida de Diego Maradona, en la Casa Rosada. En el gabinete era un comentario diario que el Presidente y la vicepresidenta tenían el diálogo cortado. Massa se mantenía prescindente.
La maquinaria volvió a aceitarse después del encuentro del 10 de diciembre. Unos días más tarde, Cristina organizó una foto de unidad de toda la coalición en el estadio único Diego Armando Maradona, de La Plata. El escenario elegido fue, otra vez, la provincia que gobierna Kicillof, donde se hace fuerte el Frente de Todos. Allí estuvieron los mismos socios que se mostraron este miércoles en Ensenada - donde solo faltó Máximo Kirchner, de viaje en Río Gallegos-. Cristina pisó el acelerador con su hit “vayan a buscar otro laburo”, dedicado a funcionarios y funcionarias “que no se animen” a hacerles frente a las presiones del poder.
Pasado el verano, la segunda ola del coronavirus trajo aparejadas discusiones económicas que no estaban en los planes para el año electoral, que se incrementaron al compás de las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI). A los tironeos internos sobre el reparto de los recursos se sumó la bomba que explotó el viernes, en la disputa entre Guzmán y Basualdo, que dejó enfrentados al albertismo y al cristinismo.
Transcurridos dos días en guerra, el Presidente y Cristina empezaron a organizar el alto el fuego de los propios. Fernández subió a Guzmán a la gira que hará la semana que viene por Europa y lo confirmó en su cargo. Basualdo también consiguió una ratificación, al menos por el momento. Este martes, en la Casa Rosada, De Pedro y Cafiero, aceitaron el trabajo conjunto. “Es un conflicto que se va a resolver en el Ministerio de Economía. En todos los gobiernos hay discusiones”, alinearon el discurso y dejaron trascender.
“El conflicto del fin de semana se solucionó con inteligencia política”, dijeron en el entorno de Cristina. Este miércoles, otra vez, la foto de la unidad calmó las aguas internas, ya casi como un modus operandi registrado. Hacia afuera, el Frente de Todos también mostró los dientes, horas después del revés judicial de la Corte Suprema, en la disputa con la Ciudad por las clases presenciales.
“Acá hay muchas cámaras, saquen esta foto, sáquenla y no se olviden nunca más. Aquí estamos los que estamos convencidos de lo que hay que hacer en la Argentina. No va a haber tapa de diario ni sentencia judicial que no nos lleve a hacer aquello que debemos hacer en favor de los argentinos; esta es la foto de nuestra unidad”, ratificó el Presidente.