LA ECONOMÍA Y LAS URNAS

La burocracia y los deberes de Guzmán con el FMI encogen el Plan Platita

La ofensiva cristinista por el gasto tras las PASO se topa con dos obstáculos: el cuello de botella administrativo y la resistencia silenciosa del ministro.

Consumados la derrota en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) del mes pasado, la guerra civil en el Frente de Todos y los cambios en el gabinete, el mundo político asumió que el cristinismo impondría su visión de lanzar un festival de gasto hasta las legislativas del 14 de noviembre destinado a mejorar las perspectivas del oficialismo. Sin embargo, los datos fríos y las proyecciones de los economistas arrojan una postal diferente, que muestra al Gobierno midiendo sus pasos para evitarse problemas inmanejables después de los comicios y facilitar la refinanciación de la deuda contraída por Mauricio Macri con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

 

 

La respuesta fue que se trataba de algo extremadamente difícil y que, en un caso extremo, apenas se lograría cerrar el período con un desequilibrio del 3 o del 3,5%. Hoy las proyecciones privadas apuntan, incluso, más a la primera de esas cifras.

 

Un informe de la consultora Analytica recordaba, al respecto, que "a pesar de la impronta que le pueda imprimir cada funcionario a su gestión, hay tiempos de la burocracia estatal que son exógenos a esas buenas intenciones y están determinados por procesos mandatorios según normativas y leyes".

 

Otro estudio, del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), acaba de indicar que el gobierno de Alberto Fernández cerró los primeros nueve meses del año con un déficit primario –antes del pago de deudas– del 0,32% del PBI, el que se transforma en 1,3% si, como corresponde, se resta el ingreso extraordinario de 4.300 millones de dólares girado por el Fondo en el contexto de la pandemia.

 

"Este nivel es muy cercano al nivel de déficit que se registró en igual periodo de 2018 y mucho menor a los de 2016 y 2017", indicó.

 

En septiembre, el mes de las primarias, el Ministerio de Economía calculó que en "el Sector Público Nacional (…), sin considerar tanto los ingresos extraordinarios (provenientes del FMI), se acumuló un déficit primario de $ 798.883 millones (1,9% del PBI) y un déficit financiero (posterior al pago de deudas) de $ 1.292.111 millones (3,0% del PBI)", algo por encima de lo dicho por el IARAF, pero aun así lejos de la meta anual presupuestada.

 

Volviendo a los números del IARAF, para cumplir con la pauta de déficit primario del 4%, "el último trimestre tiene que ser deficitario por el equivalente a 2,68% del PBI. Es decir que en el último cuarto de año se deben ejecutar las dos terceras partes del déficit previsto".

 

"Por el lado de los gastos, más allá de la expansión esperada por motivos políticos (elecciones), todos los componentes del gasto primario, a excepción de las transferencias corrientes, deberían acelerar muy fuertemente su crecimiento al cierre del año. En el último trimestre debería ‘explotar’ la ejecución del gasto de capital: por más que acumuló un crecimiento nominal del 113,6%, en el último trimestre tendría que resultar un 558% más alto que el ejecutado en el mismo periodo de 2020. (Pero) septiembre mostró la tasa de crecimiento más baja del rubro en lo que va del año", siguió.

 

Fuente: IARAF.

"El gasto en personal, asimismo, tendría que tener en el período octubre-diciembre un crecimiento del 104,3% (es decir más que duplicar el gasto del último trimestre de 2020) y las jubilaciones y pensiones deberían empatarle a la inflación esperada en el presupuesto para lo que queda de 2021", dijo.

 

Fuente: IARAF.

"Esto permite afirmar que es poco probable que el déficit primario 2021 crezca hasta llegar al 4% del PBI", concluyó la consultora dirigida por el economista Nadín Argañaraz.

 

Fuente: IARAF.

Ahora bien, si esa es la foto "vieja", previa a las PASO, ¿qué decir de la actual, signada por los aludidos cuellos de botella de la burocracia y los pasos concretos de un Martín Guzmán que insiste con su receta?

 

Claudio Caprarulo, director de  Analytica, recordó en diálogo con Letra P que "más allá de los anuncios, no hay nada concreto con respecto al lanzamiento de un nuevo IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) segmentado", como se había especulado dentro del Gobierno.

 

"Acabar con la dependencia del FMI es un acto de soberanía", dijo el ministro de Economía el domingo en la mesa de debate "Cómo salir de la trampa de la deuda externa", realizada en el Centro Cultural Kirchner. "Buscamos un acuerdo conveniente para la Argentina que implique que la carga sea sostenible (…). ¿Uno puede patear el tablero y decir ‘afuera el FMI’? Hay que entender que el rival también juega y que estamos hablando de la relación de un Estado nación y todos los Estados nación del mundo. Estamos hablando de la integración de la Argentina en el mundo", explicó acerca de la necesidad de no romper y llevar a buen puerto negociaciones que van a requerir compromisos de avanzar al equilibrio fiscal en los próximos años.

 

"La ejecución (del gasto) se aceleró desde julio. Sin contar los derechos especiales de giro que envió el Fondo, el déficit primario viene creciendo en 0,3% del PBI mensual. A ese ritmo, el año va a cerrar por debajo del 3%, versus el 4% del Presupuesto", señaló Caprarulo.

 

El Gobierno –que no es necesariamente el Frente de Todos– le deja al cristinismo el supercontrol de precios, pero preserva la visión de Fernández y Guzmán sobre un avance futuro hacia equilibrios macro, más cuando la cotización del dólar empieza a apretar. ¿Asume que la derrota el 14N será inevitable y privilegia el mediano plazo que le asegure culminar el mandato sin sobresaltos insalvables?

 

Eso ya se verá. Y también qué formas tomará el fuego amigo desde la noche misma de esa jornada crucial.

 

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