Emilce Chimenti entró en la policía de Santa Fe a los 17 años con la idea de conducirla alguna vez. Y hace tres semanas, el ministro de Seguridad Marcelo Saín la designó nueva jefa en reemplazo de Víctor Sarnaglia, un hombre que había sido elegido expresamente por el gobernador Omar Perotti, pero que desde siempre estuvo en cortocircuito con el criminólogo. Con la vacante llegó la renovación. La jefa se siente cómoda en el puesto más alto del escalafón desde donde imparte órdenes a unos 20 mil agentes, en un territorio con criminalidad de alto impacto social y donde, a la semana de asumir, tuvo que enfrentar una protesta policial de consideración.
Chimenti es reticente a que se refuerce como única característica su condición de mujer y considera que la discusión sobre el uso de la fuerza como monopolio de los varones ya es vieja y está saldada. Quiere una policía moderna, que termine con la burocracia y el papelerío: “Hay que digitalizar todo y que los agentes salgan a la calle”, dice en diálogo con Letra P. Se reconoce feminista, habla de sororidad entre las agentes y asegura que el avance de las mujeres sobre los puestos críticos es irreversible. “La policía cambió mucho, el género ya no representa un obstáculo”, afirma.
Cuando describe sus 28 años de carrera dice que priorizó siempre el trabajo en el terreno -fue la primera mujer del Comando Radioeléctrico en una patrulla en la calle- y que realizó mucho entrenamiento de combate. Como antecedente, tiene a Leyla Perazzo, quien en 2003 fue nombrada jefa de la policía por el exgobernador Jorge Obeid y se convirtió en la primera mujer en ocupar ese cargo en todo el país.
-¿Alguna vez imaginó que podía llegar a conducir la policía?
-Desde que entré fue uno de mis objetivos. Después, con los años, en algún momento pensé que esa oportunidad no iba a llegar nunca. Ahora que estoy acá, siento que es un reconocimiento.
-La policía es verticalista, al jefe se lo obedece. ¿Corre el mismo principio para las jefas o tienen más frentes abiertos a la hora de imponer autoridad?
-La policía cambió mucho. El género ya no representa un obstáculo. Hoy tenemos muchas mujeres a cargo en distintos lugares, muy comprometidas con su trabajo y muy respetadas. Sí creo que las mujeres tenemos una visión diferente sobre cómo hacer las cosas y generamos una sensación de mayor cercanía con la gente. Muchos de mis compañeros me dicen Emi, todos saben que yo estoy dispuesta a escucharlos, pero eso no suaviza el mando ni la responsabilidad que tengo, que es enorme.
-Siente la aceptación entre sus pares…
-Sí. Siempre se creía que un hombre imponía más presencia que una mujer, pero he vivido en carne propia situaciones muy complejas, como operativos en las canchas, con barrabravas, y muchas veces las mujeres imponen aún mayor autoridad. Por supuesto que siempre puede haber alguno que no respete, pero como institución siempre estamos muy atentos a esas cosas.
-¿Cuántas mujeres ocupan hoy lugares de toma de decisión en la policía de Santa Fe?
-Tenemos 15 mujeres en puestos críticos. Tenemos siete unidades regionales con cargos de jefe o subjefe ocupados por mujeres. En la Unidad Regional I ambos puestos están ocupados por mujeres. Y en las direcciones también, en la de Acción Táctica, por ejemplo, que siempre fue conducida por varones, hoy tenemos una mujer como subdirectora. Después hay casos como la Policía Comunitaria que casi siempre es conducida por mujeres, probablemente por la cercanía de la forma de trabajar con la gente. Creo que con el correr de los años, las diferencias se van a achicar más aun porque cada vez ingresan más mujeres a la carrera y con los concursos todos tienen la misma posibilidad.
-¿Es necesario pensar en medidas como cupo o paridad en la policía?
-En otro momento hubiera dicho que sí, pero hoy creo que se nos están dando los lugares que estamos reclamando. Antes, ingresar a hacer un curso de tiro era muy difícil para las mujeres, se priorizaban lugares para los varones. Hoy eso cambió, creo que se abrió un horizonte difícil de volver hacia atrás. Tenemos mujeres muy fuertes y en algún momento la hemos pasado mal, pero las agentes están todas contentas y asombradas por tantos puestos que estamos ocupando y van a defender esa impronta. Creo que lo más importante es que quienes ingresen a la fuerza lo hagan porque tienen ganas de trabajar. Nosotros arriesgamos la vida todos los días del año, no tenemos horario, hay que seleccionar muy bien a quienes ingresen.
MATERNIDAD. Chimenti tiene una hija de 20 años y un nene de 5. Reconoce que los embarazos y la maternidad son un peso y que exigen un esfuerzo extra. “Tenemos muchas mamás trabajando muy lejos de su casa. Ese es uno de los reclamos más frecuentes. En mi caso, me ayuda mi mamá. Se pueden compatibilizar el trabajo y la familia, pero hay que crear las condiciones para que las mujeres lo puedan hacer”.
-¿Qué hace falta para frenar la ola de violencia en Rosario?
-Estamos abordando con mucha fuerza los delitos cometidos con arma de fuego, porque es lo que más nos preocupa. Ya secuestramos más de dos mil armas de fuego, es una cifra enorme. Queremos desbaratar las organizaciones que proveen estas armas. Es lo más urgente. Estamos organizando un servicio especial, con operativos dinámicos, teniendo en cuenta los mapas delictuales, que están dando resultado y, mientras avanzamos, vamos afinando las directivas para darle a la gente la tranquilidad que necesita.
-De las reformas que impulsa el ministro Sain, ¿cuál considera urgente?
-Sacar agentes a la calle, reducir las tareas administrativas sería ideal. Hay mucho personal realizando tareas administrativas en todas las unidades regionales, con un trabajo engorroso y de manejo de papeles. Hay que implementar tecnología, digitalizar y reducir la cantidad de personas haciendo esas tareas, así podríamos tener más personal patrullando.