María Emilia Soria continúa el proyecto local más importante del peronismo en Río Negro. En una provincia pintada de verde, mantiene el estilo firme de su padre y hermano pero trabaja para lavar la imagen crispada del apellido. Contacto con aliados, opositores y un deshielo con el Gobierno rionegrino le dan forma a esta etapa que avanza en un momento difícil por la pandemia, donde la localidad que gobierna, General Roca, no puede reducir los contagios, el transporte público acaba de volver con servicio de emergencia y las pymes padecen el impacto económico de la crisis. Tiene una ventaja: el diálogo fluido con la Casa Rosada le trae beneficios a pesar del latente riesgo de una concertación.
Si bien no detiene las obras, General Roca es uno de los distritos más calientes del país por el covid-19. La transmisión del virus, en relación a cantidad de habitantes, es altísimo. Los datos generaron varios cortocircuitos con la gobernadora Arabela Carreras, que llegó a un pico cuando la sucesora de Alberto Weretilneck se apareció en el municipio luego de que fuera blanco de críticas. Si bien la relación es cordial, la intendenta reclamó una intervención de Ginés González García y suplicó el auxilio nacional. La respuesta llegó hace unas horas, con la Gendarmería.
Ese plan, de licuar la imagen de un estilo impertinente y poco afable, comenzó apenas Carreras ganó la elección. En un matutino regional, Emilia Soria habló de sororidad. Desde entonces, avanzó en una postura dialoguista hasta chocarse con la pandemia. El primer escollo fue un desplante en el evento político más importante de la provincia: la fiesta de la manzana. A partir de ese mojón, la relación entró en un limbo.
En medio de esa comunicación fallida, la realidad partidaria se complejizó. Con poca representación territorial, el bloque de la legislatura cada día más atomizado, sin conducción y acéfalo de figuras en ascenso, el Frente de Todos continúa casi de espectador de la realidad, apenas con denuncias al Ministro de Salud, Fabián Zgaib. Disímil es la situación pasando las fronteras provinciales. Los que se encuentran en espacios destacados, fueron golpeados en las urnas o siguen sin una construcción territorial -sufrió una notable disminución en 2019-, como el senador Martín Doñate. La imposibilidad de exportar el modelo de gestión roquense –la idea que siempre repiten los hermanos Soria– se demostró en la última parada electoral. Si bien hasta los propios recriminan el cierre de lista, hay destellos de un nuevo período en el que todo indica que les tocará esperar. Y en ese plano, Emilia Soria toma mayor protagonismo.
En su entorno ratifican que utilizará la misma estrategia que su padre y hermano: la gestión, las obras, será la vidriera que le permitirá mostrarse en un puesto absolutamente antagónico al de diputada nacional. “Es una figura diferente, con un estilo similar pero más abierta al diálogo”, cuenta uno de sus más estrechos colaboradores.
DIARIO. La principal diferencia con el antecesor es la comunicación. Remarcan la firmeza de sus decisiones, tan duras como su discurso en Diputados, pero también la consulta permanente a la mesa chica que integra su asesor en el Congreso, el secretario de Hacienda, Pablo Rolo, o la secretaria de gobierno, Mariana Soler (trabajó con Martín Soria en Hacienda), y la titular de la cartera social, Diana Vázquez. Los tres son parte de una gestión que capea la pandemia. Ni hablar de su hermano Carlos (Carlitos, para todos), en Coordinación General. El gabinete, que apenas dejó apellidos de la anterior gestión, es otra diferencia: hasta se conformó la secretaría de Producción y Desarrollo Sustentable, a cargo de Mario Luis López, de trayectoria en el INTA.
En campaña, la intendenta prometió darle una lavada de cara a su proyecto. Antes, sólo se prometía revelar la fórmula del éxito: continuidad. En diciembre, cuando asumió el tercer período sorista, se esperaban no solo cambios en los modos, sino también en la apertura política.
Puertas afuera de la ciudad, la perspectiva se mantiene. El diálogo traspasa al FdT. En esta coyuntura extraordinaria, por temas en común, los llamados con intendentes de otras fuerzas (JSRN, sobre todo) son habituales. Lo mismo sucede con jefes locales de Neuquén, de la región Confluencia, una zona de gran relación con el Valle rionegrino. Pero el mayor contacto se da con exlegisladores con los que compartía bancada en el Congreso. Al igual que su hermano, quien integró el desaparecido grupo Los Oktubres, con jefes locales bonaerenses como Juan Patricio Mussi (asiduo visitante de la fiesta de la manzana) o Francisco "Paco" Durañona, entre otros, Emilia mantiene relación con mujeres destacadas en el peronismo del calibre de la vicegobernadora bonaerense Verónica Magario o su par de Cañuelas, Marisa Fassi.
Lo mismo sucede con la Casa Rosada. Ya sea del presidente Alberto Fernández -afectuoso con Soria en el lanzamiento de obras para el sur argentino- o de funcionarios de diferente rango como el ministro del Interior, Eduardo de Pedro, la intendenta obtiene respuestas. La última se dio con Vialidad Nacional, en permanente tensión con el municipio por la parálisis de la obra de ampliación de la ruta nacional 22, por el bacheo de esa importante traza vial.
Y el trato con opositores es la distinción. De las estruendosas declaraciones de su hermano Martín contra Weretilneck, Mauricio Macri y la réplica de Cambiemos en Río Negro, a fotografiarse con dirigentes del PRO en su despacho o caminar la plaza San Martín con la gobernadora Carreras. Todo en el marco de la pandemia.
Quizás la mancha de este tiempo fue cómo se manejó la situación del cierre de los puentes del canal principal de riego que divide a Roca, cuando los índices de contagios aumentaban y se pedían controles. Al poner montículos, sus rivales protestaron y hasta aparecieron con palas en una réplica bizarra del derrumbe del muro de Berlín.
Con un estilo firme, de apertura al diálogo, con aciertos y errores, Emilia Soria atraviesa el primer año de gestión. Por su nivel de conocimiento, el estilo de llegada a propios y rivales, se transforma en una jugadora clave para los procesos electorales que se vienen. Pero esa es otra historia.