La última sesión traslució los cortocircuitos en el Frente de Todos de Río Negro. De los 17 legisladores, dos se opusieron al proyecto para adquirir deuda y renegociar el pasivo que tiene la provincia. Si bien fue mínima la expresión contraria a la decisión partidaria, se reflejó la tirante convivencia interna de un espacio que muta a la par de la conducción del PJ. Desde que Miguel Ángel Pichetto le cedió el mando a Martín Soria, la situación de acuerdo fue difícil. Hoy, con las elecciones en el pasado, en un nuevo esquema parlamentario con el exintendente de General Roca afuera de la presidencia, los problemas se reeditaron. Intendentistas ante ultraopositores. Conciliadores contra “violentos”. La división atraviesa al bloque y agudiza las diferencias de estilos.
La balcanización del peronismo generó el escenario para que Alejandra Mas, actual legisladora, se hiciera cargo del partido. Eso agitó viejas rencillas que se habían diluido.
La representación opositora rionegrina tiene tres grupos bien marcados en la Legislatura. Desde diciembre del 2019, cuando María Eugenia Martini se quedó con la presidencia del bloque, se zanjó una brecha entre experimentados y jóvenes; entre críticos a Soria y representantes del espacio más duro del PJ. Junto a Martini, se mueven Alejandro Ramos Mejía, Luis Albrieu, Alejandro Marinao y Nicolás Rochás, quien fuera el interlocutor de Soria cuando pichettistas como Ariel Rivero o Javier Iud marcaban diferencias sustanciales. En ese tiempo, (la grieta en el peronismo era ideológica y no de formas), Rochás transitó el último proceso electoral como el más ferviente crítico al provincialismo de Juntos Somos Río Negro (JSRN) que apuntaló Alberto Weretilneck. Hoy, el exfuncionario de Carlos Soria se afianza como un disidente a los planteos que surgen desde General Roca.
Este ala se manifiesta dialoguista y de cercanía al gobierno provincial. El acompañamiento en la renegociación de la deuda expuso un avance en el trato y representación de la mayoría de los intendentes peronistas.
El otro grupo, el más duro y con intención de hacerle frente al gobierno de Arabela Carreras, lo integran José Luis Berros, Ignacio Casamiquela; Pablo Barreno, Daniela Salzotto y Luis Ángel Noale. Su diferencia es tan marcada con los experimentados que se autodenominaron Peaky Blinders, en referencia a la serie basada en la historia de una pandilla de gitanos ingleses. Según pudo saber Letra P, la tira británica es una de las favoritas de Soria. Hasta armaron un grupo de WhatsApp paralelo para coordinar acciones y manifestar estrategias.
El tercer grupo, con integrantes de acuerdo al momento, lo completan Daniel Belloso, María Inés Grandoso, Mas y Facundo Montencino Odarda, hijo de Magdalena Odarda, excandidata a vicegobernadora por el FpV y titular del INAI. Este se mueve casi de forma autónoma por su pertenencia a un espacio que no responde al PJ. Gabriela Abraham, de Cervantes, es otra que figura en una lista gris y responde absolutamente a lo que se digita en la familia Montanaro. Primero con Gilberto y ahora con Claudia Montanaro, la pequeña localidad del Alto Valle prosigue en un gobierno monocolor.
Otro de los diputados fluctuantes es el exministro de Educación, con base en el Frente Grande, Marcelo Mango. Aunque oscila entre los más soristas, mantiene una buena relación con aquellos que catapultaron a Martini a la presidencia. Ramón Chiocconi, de Bariloche, también nivela su relación pero se lo anota como más cercano al grupo de los “jóvenes”.
CONSEJO. La votación del último viernes se puso a consideración del Consejo del PJ. El ala que se terminó imponiendo, ratificó el pedido del gobierno provincial para que se apruebe la deuda. En una devolución de gentilezas a los representantes de Juntos Somos Río Negro en el Congreso, se avanzó por el sí. La principal queja a esta definición, que desechó lo planteado en el recinto en los últimos cuatro años, es que en la entrega del aval político no se obtuvo ningún beneficio que les permita capitalizar acciones a futuro.
La división es tan grande que hasta María Emilia Soria llamó a Barreno, uno de los dos legisladores que votaron en contra, y lo felicitó. “Hubiera hecho lo mismo”, le dijo al teléfono. La intendenta era partidaria de que los diputados obtuvieran algo más que un bajo porcentaje de coparticipación en la deuda.
Lo de la última semana fue una muestra de la balcanización y el inicio de un proceso que genera controversia. Si bien todavía no se habla, habrá vida después de la cuarentena y Río Negro deberá renovar dos bancas en Diputados.