DETRÁS DE ESCENA | MERCADO LIBRE

Los (otros) enemigos del señor unicornio

El bloqueo de Camioneros suma un nuevo personaje a los detractores de Marcos Galperín. Respaldo de los Nuestra Voz y guerra con supermercados e industriales.

Mercado Libre, un gigante con números de impacto, mantiene una grieta abierta en el establishment, preexistente a la guerra circunstancial que entabló con el gremio de Camioneros. Pablo Moyano, el líder del sindicato, dejó en el aire una pregunta que tiene una significación superior a una afrenta barrial. “¿A quién se comió Mercado Libre?”, disparó mientras se dirimen problemas de derechos laborales en un depósito del Mercado Central. Ese cuestionamiento bien podría encajar en el pensamiento de muchos ceos que confrontan con el modelo de negocios de Marcos Galperín.

 

Los unicornios nacieron al calor de beneficios impositivos industriales en los años K y se hicieron gigantes en la era Cambiemos, donde encontraron alineamiento e identidad politica en la figura de Mauricio Macri.

En una cuarentena más light, el ceo de Mercado Libre pasa sus días en Uruguay, donde vive hace unos años, mientras se comunica con la escena local vía el presidente de la compañía y, cada tanto, con sus pares de Nuestra Voz. El grupo de WhatsApp que armó él mismo junto a Guibert Englebienne y Martín Migoya, de Globant, es el think tank de respaldo ante las críticas. En las últimas horas, en ese chat, se armó un subgrupo específico para darle apoyo en la pelea con los Moyano. El 16 de julio, justo en plena contienda, se sumó al grupo Juan de la Serna, el nuevo titular de la compañía a nivel local. "Estamos bloqueados por Camioneros", escribió, previo saludo.

 

Consensuaron un hashtag para salir a redes y se dio libre albedrío para jugar en la esfera pública. El mensaje a viralizar es fuerte: "Qué Argentina queremos para nuestros hijos? La Argentina de Moyano o la de Mercadolibre?". Lo acompañaban con los hashtag #Crecimientoestrabajo, #Industriadelconocimiento#Apostaralfuturo.

 

Algunos de los integrantes, como Alejandro Carlos Oxenford, de OLX, trasladaron a sus redes conclusiones de esas conversaciones. Otros se envalentonaron contra el sindicalismo. Un caso es el del bodeguero de Luigi BoscaAlberto Arizu, que subió un video de un sindicalista uruguayo, del gremio de las bebidas, haciendo autocrítica del rol del sindicalismo. 

 

Galperín es el rey de los unicornios, las empresas con valuación superior a los mil millones de dólares que nacieron al calor de beneficios impositivos industriales en los años K y se hicieron gigantes en la era Cambiemos, donde encontraron alineamiento e identidad política en la figura de Mauricio Macri. El expresidente los sedujo hablando su mismo idioma: el de los valores del emprendedurismo, la filantropía y el empleo moderno, pero, ya en aquella época, Galperín y los unicornios habían dejado de ser los nerds del garaje para jugar en las grandes ligas, usufructuando beneficios tributarios, a priori excesivos o mal aplicados.

 

 

Ese discurso, esa imagen y esa concepción de las relaciones laborales y las inversiones son lo que, a la vez, terminó enfrentando a Galperín con buena parte del resto del establishment. Muy encorsetado y temeroso en los años de Cristina Fernández de Kirchner y gran crítico del cepo cambiario, Galperín salió del closet político con Macri y, en on y en off the record, cuestionó a los ceos más convencionales por modelos de negocios antiguos, prebendarios y obsoletos. La relación fue de guerra fría, sobre todo, con los industriales y los grandes supermercadistas, que además sospechan de transferencias de ganancias de Mercado Libre al exterior comunicadas como exportaciones.

 

 

Mismo idioma. Macri y Galperín. 

 

 

Los industriales, sobre todos los de la UIA, no tienen un problema personal y hasta reconocen los logros de la compañía, pero les cuentan las costillas a sus beneficios. Fue el propio Macri el que le pidió, primero a Alberto Abad y luego a Leandro Cuccioli, extitulares de la AFIP, que no hubiese pelea con Mercado Libre. Sobre todo el primer recaudador se fijó, al llegar a la gestión, que la firma mantenía beneficios de la Ley de Promoción Industrial de Software, cuando en realidad es una plataforma de comercio online. El fisco llegó a reclamarle fortunas por haber pagado un 14% menos de IVA y 60% menos de impuestos al trabajo y cero de Ingresos Brutos, pero nunca ocurrió. Los fabriles también confrontan con el esquema de contratación: aseguran que los unicornios tienen contratos de dos años promedio y no contribuyen a la inversión local y a la creación de empleo real.

 

 

 

“Odio visceral”, sintetizan algunos supermercadistas de peso y explican la raíz de la mala relación con Mercado Libre. La primera razón es que tienen investigaciones y hasta detalles de venta de productos de contrabando en la plataforma virtual. El último capítulo, la pandemia: Mercado Libre vende buena parte de los productos que están prohibidos de comercializarse en supermercados. Ergo, se corre de la restricción de muchos intendentes, tendientes a no perjudicar a los locales no esenciales que están cerrados.

 

El buque de la empresa Prodesur. El presidente Javier Milei sigue el conflicto de cerca. 
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