LA EXPROPIACIÓN DE VICENTIN

De "llorones" a "boludos", el eterno divorcio de Cambiemos y la UIA

Como cuando gobernaba, el macrismo duro apuntó a la entidad fabril que conduce Acevedo, elegido por Fernández para articular con ceos. Una disputa de modelo.

Dicen que cuando le preguntan a Luis Pagani, líder de Arcor, en qué momento se dio cuenta de que el gobierno de Mauricio Macri no era pro industria, contesta sin dudarlo: “La primera vez que nos sentamos con (Francisco) Cabrera”. El exministro de la Producción fue el ideólogo del mote de “llorones”, que usaron para describir a los empresarios agrupados en la Unión Industrial Argentina (UIA). El funcionario tenía banca presidencial para el embate, ante pedidos de los dueños de las fábricas de un cambio en la política de fondo de la alianza Cambiemos. La llegada de Dante Sica en su reemplazo los entusiasmó, pero nunca tuvo herramientas ni aval político para modificar el rumbo. Hoy, a menos de un año de haber dejado el poder, el macrismo más duro volvió a encontrar en la entidad al chivo expiatorio perfecto.

 

En una videollamada por Zoom con productores agropecuarios, la presidenta del PRO, Patricia Bullrich, abordó la cuestión de la expropiación de Vicentin y les pegó duro a “algunos empresarios que se hacen los boludos". "En la UIA están especulando, son unos burócratas”, agregó. Se refería la dirigente a que, en la entidad, la reacción por la expropiación fue menos impulsiva de lo que esperaba la oposición.

 

La UIA con Peña y Cabrera, el creador del mote de "llorones"

 

 

Tal como adelantó Letra P, con la decisión del Gobierno puesta en la mesa, la propia Bullrich y otros exministros del PRO hicieron ronda de llamados a ceos, pidiendo una prueba de amor al macrismo vía una exteriorización de bronca contra el Ejecutivo de Alberto Fernández. Entre esas comunicaciones, hubo algunos para dirigentes de la entidad.

 

El disparo actual a la UIA completa un circulo de relacionamiento casi nulo entre Cambiemos y los industriales, que es más de modelo y de fondo que una posición ideológica. La confrontación actual tiene un plus que le pone ensañamiento: Fernández eligió al jefe de la UIA, Miguel Acevedo, como su interlocutor y celestino con el Círculo Rojo.

 

Aún molesto por haberse enterado por los medios de la expropiación de Vicentin, días después de haber armado un encuentro con ceos en Olivos a pedido del Presidente, Acevedo se mantiene en su línea negociadora y busca que la entidad siga charlando temas importantes para la actividad. Ese perfil, que también genera alguna crítica interna, radicalizó el discurso del PRO aún más. En una entrevista con TN, el exgobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, dijo “el presidente de la UIA haciéndose el distraído con Vicentin es vergonzoso, hay dirigentes empresarios que dejan mucho que desear”.

 

 

 

En el final de Cambiemos, los industriales quedaron huérfanos de modelo. Incluso aquellos que habían apostado al triunfo de Cambiemos perdieron millones y hasta debieron achicarse. Antes de las PASO, con la relación ya colapsada, el exjefe de Gabinete Marcos Peña invitó a comer a la mesa chica de la UIA a un local de Puerto Madero. “Tranquilos -les dijo- vamos a ganar de nuevo, las redes sociales son importantes, vamos a ganar bien”. “Pero Marcos, ¿a vos te parece? ¿No seria mejor que busquen una alianza con algún peronista y salgan a hablar en serio con la gente?”, le respondió un alto ejecutivo mientras movía los mariscos del plato con un tenedor, acomodando la impotencia. El alter ego de Macri negó que esa fuera la fórmula.

 

Post primarias y con el resultado de Fernández presidente casi puesto, el ahora presidente convocó a Acevedo y al líder de CGT, Héctor Daer, para paladear el armado de un pacto social. Así, la UIA quedó, por necesidad y simpatía de modelo, en mejores términos con Fernández que con Macri. El expresidente comentaba, en privado, el desprecio que siempre tuvo por los empresarios en general pero por los industriales en particular. Una relación que nació y terminó en conflicto.

 

 

"Boludos", la frase de Bullrich para la UIA en un Zoom con productores agropecuarios. 

 

 

Fernández tenía, de algún modo, un vinculo previo con el círculo de Acevedo. Roberto Urquía, el dueño de Aceitera General Deheza (AGD) y cuñado de Acevedo, le abrió la puerta de Córdoba en plena campaña presidencial y le acercó posiciones en territorio hostil para el peronismo. Hace dos semanas, antes de decidir la expropiación de Vicentin, Fernández habló por teléfono con Urquía. Le ofreció participar de la operación, pero la oferta fue rechazada.

 

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