“Vení, Dante”, le dijo uno de los popes de la Unión Industrial Argentina (UIA). El ministro de Producción, Dante Sica, sorbía un café a un costado del salón, solo. Cuando sucedió a Francisco “Pancho” Cabrera en la cartera fabril, los que ahora le prestan menos atención se entusiasmaron. Había sido asesor de los industriales y otras cámaras empresarias, tenía raíces peronistas y una idea clara de industrializar, dentro de un gobierno que no priorizó las chimeneas. Generó expectativa, pero los tiempos cambiaron en muy poco tiempo. Esa imagen del funcionario poderoso abandonado a su suerte entre los que hace poco tiempo atrás le habían asignado su esperanza se convirtió en un registro definitivo del despoder final del Gobierno.
En el mismo edificio de Avenida de Mayo se instaló un VIP en el primer piso, por donde circularon los enviados de Alberto Fernández: Matías Kulfas, Fernando Peirano, Nicolás Trotta, Ariel Schale y Guillermo Meredit, hombre del partido de San Martín que llegó de la mano de Santiago Cafiero.
También charló allí la dupla de Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey. “Dante es un hombre querido por nosotros, pero necesitamos hablar de industria en serio y él no tuvo ni tiene herramientas”, dijo a Letra P un líder alimenticio que recorrió los pasillos insistiendo con que “con este nivel de tasas y de consumo derrumbado no se puede producir ni vender”.
Lacalle Pou, el Macri uruguayo, con los CEOs del Cicyp.
Mauricio Macri no había visitado la UIA en los últimos dos años y tampoco lo haría esta vez, con el país sumido en una recesión a la que se le agregaron desequilibrios financieros y pérdida de reservas. Sica fue el enviado del Presidente a dar un discurso transicional, moderado, una forma elegante de estar presente en un acto caliente, con los CEOs de las fábricas enojados. Miguel Acevedo, el jefe de la entidad, habló después del ministro y pidió terminar con la grieta, además de reclamar el fomento a la producción, que viene en caída desde 2011, último año con números positivos.
Hace unas horas, el líder de Aceitera General Deheza (AGD) hizo un raid radial para dejar en claro el sentir de la mayoría de los industriales: que el Gobierno “desilusionó a los empresarios”. Sólo uno se opuso a esas palabras, el ítalo argentino Cristiano Rattazzi, que se quejó por la dureza.
De todos modos, la mayoría asume que el proceso es transicional y que hay que dialogar con lo que viene. Schale, un histórico de la industria, es uno de los articuladores de Fernández, junto con Peirano, otro hombre de los equipos técnicos con predicamento en la UIA. A Kulfas lo conocen poco, pero quieren saber cuál es la idea del albertismo si llega al poder en octubre.
Ese aire que se respiró en la UIA es extendido a otros microclimas del Círculo Rojo. Luciano Laspina, presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados y hombre de Cambiemos, fue el único oficialista que participó del reciente almuerzo del Consejo Interamericano del Comercio y la Producción (Cicyp).
El Alvear, hotel elegido para esos convites, era el patio de la casa del macrismo hasta hace unos meses. Este martes recibió al candidato a la presidencia de Uruguay por el partido blanco, Luis Lacalle Pou. Todos querían escuchar al “Macri uruguayo”, que también llegó con un mensaje influido por el resultado argentino de las PASO y la crisis local. Ascético, deslizó: “Gane quien gane en Argentina, va a ser mi socio en el Mercosur y la región. Ya sabemos lo que nos hizo mal, pero estoy convencido de que eso no se va a repetir", expresó mientras recibía aplausos de la platea, donde se anotaban Acevedo, Rattazzi, Daniel Funes de Rioja, titular del Cicyp; Juan Carlos López Mena (Buquebús), Alejandro Bulgheroni (PAE), Martín Cabrales, José Urtubey (UIA), Daniel Pelegrina (Sociedad Rural), Gustavo Weiss y Julio Crivelli (CAMARCO), Jorge Di Fiori (Cámara de Comercio), Javier Bolzico (ADEBA), Gustavo Cinosi (Sheraton) y Adelmo Gabbi (Bolsa), entre otros.
Muchos de ellos hablaron de que Argentina necesita una transición a la uruguaya, es decir, moderada, sin conflicto y con un esquema colaborativo entre el oficialismo y la oposición con más chances.
Lo que los CEOs observan hoy es que el poder real de la gestión Macri se va, tal como definió un UIA boy presente en el Alvear, “como agua entre los dedos”. Y que, si bien la elección no se cerró, las posibilidades de una alternancia en el poder son claras. Alguno hasta se sonrío, pícaro, con una de las declaraciones de Lacalle sobre los comicios al otro lado del charco, que grafica los porqué del viraje en el manejo del poder a nivel local: "Uruguay va camino a una alternancia en el gobierno. Nadie cambia cuando está conforme".