Ni un prurito ni una definición que signifique ponerse en un aprieto. Los jóvenes sub 40 del PRO, reunidos en la agrupación La Generación, quieren ser una “orga” sin tapujos. La nueva mesa de conducción, ávida de reacción y contención ante el mazazo electoral de 2019, avanza en un rediseño para disputar poder dentro del espacio amarillo y de la alianza Juntos por el Cambio.
El objetivo central es dejar atrás la época en la que la agrupación se percibía como un archipiélago de referentes de los distintos popes del espacio que fundó Mauricio Macri y que, automáticamente, funcionaba como una red de contactos. Bajo esa lógica, con perfiles políticos y de gestión, sus miembros buscan empoderarse como el sector joven para los jóvenes, una franja etaria que no suele acompañar al macrismo, incluso en el bastión electoral PRO.
De esto se habló el martes por la noche en el bar Cultural Vivo, en una especie de asamblea informal donde puso la cara el scrum de jóvenes que quiere reperfilar a La Generación. Discutieron sobre la misión y la visión de la organización para el nuevo ciclo político que se abre, con el peronismo de vuelta en la Casa Rosada y el PRO recluido en la Ciudad y con la obligación de expandirse. La Generación quiere aportar a esa reconstrucción política ofreciendo territorialidad y una mirada más progresista dentro del espacio amarillo.
A mediados de 2019, la organización renovó sus autoridades: asumieron Noelia Ruiz, Juan Gowland y Sergio Siciliano como presidenta, vice y secretario general, respectivamente. Sin embargo, se armó una mesa más amplia en la que también están Juan Maquieyra, María Migliore, Clara Muzzio, Enrique Avogadro y Lucas Delfino. Estos son los ocho dirigentes que, desde diciembre, trabajan para renovar el perfil de la agrupación.
El espíritu de este grupo es, en los papeles, evitar caer en un nuevo “ismo”. Si bien la mayoría de sus integrantes creció bajo el amparo de dirigentes PRO como María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta y el propio Macri, buscan despojarse de esas ataduras. Eufemismos afuera, trabajarán para generar su identidad y sus candidatos. De todas formas, es innegable su proximidad con el jefe de Gobierno, que los recibió tres veces en lo que va de 2020 y los quiere adentro para su campaña presidencial.
El camino para construir la marca propia tiene una parada obligada: definir liderazgos y una identidad distinta al resto de las tribus que habitan el PRO y Juntos por el Cambio. Esa distinción oscilará entre lo gestual y lo político. Menos camisa, más barro y más diálogo con la oposición. Esta pata más “progre” implicaría otros relatos, ajenos a lo que mostrado el PRO desde su fundación, y guiños a otros sectores políticos.
Tres de los referentes son ministros porteños y trabajan para acercarse a sectores sociales que, históricamente, no han tenido vías de contacto con el PRO. Avogadro (Cultura) desfila por centros culturales y espectáculos del off para llevarle a Rodríguez Larreta una agenda de artistas populares que poco tienen que ver con Tan Biónica o el teatro de revista de avenida Corrientes; Migliore (Desarrollo Humano y Hábitat) y Maquieyra (presidente del IVC) son los puentes de la organización con los movimientos sociales y, en las últimas semanas, gestionaron bilaterales de Larreta con Juan Grabois y Emilio Pérsico.
Esto será acompañado por una “agenda del siglo XXI” con voceros que marquen la postura de La Generación en áreas como la innovación productiva, el desarrollo sustentable, la integración urbana y la economía popular. Si uno de los déficits electorales del macrismo es la juventud, razonan en el sello del macrismo joven, poco se podrá hacer si se insiste con discursos que mantengan a la polarización y la grieta con el peronismo como viga maestra de construcción política.
En el camino para constituirse como una “orga” y disputar poder dentro del PRO y la nueva oposición, hay espacio para un casting de candidatos. La Generación lanzará una especie de “campus político” para referentes de todas las provincias. Serán dos a tres días de actividades que incluyen capacitaciones, jornadas de formación y discusión política mezcladas con una especie de "taller" de herramientas políticas y comunicación. La prueba piloto arranca en abril en Mendoza y sus promotores apuestan a replicar la experiencia en Córdoba y Corrientes.