SEMANA SANTA FE

Operativo oxigenación

Perotti estudia cambios en su gabinete. Quiénes ganan y quiénes pierden. Búsqueda de aire fresco en la previa del año electoral.

Lo reconocen Omar Perotti y todo su círculo de confianza: al gobierno de Santa Fe lo aquejan problemas de gestión, políticos y de comunicación. En la Casa Gris, no pierden de vista la lectura y, por ese motivo, crece el rumor de que, antes de fin de año, habrá cambios de gabinete. Una mirada retrospectiva da cuenta de las dificultades que tuvo el rafaelino para imponer su propia agenda, para contener y domar a los propios y para doblegar a los adversarios.

 

Tras un comienzo tumultuoso, en el cual responsabilizó al socialismo de haberle dejado una bomba atómica, Perotti encontró su lugar en la pandemia. Condujo y adquirió la centralidad que no tenía. Todo empezó a pasar por sus manos.  

 

Sin embargo, con la pandemia adentro, asimilada amargamente, recrudecieron los sinsabores en el Ejecutivo. Una relación sinuosa con los legisladores y las legisladoras oficialistas, con varios cruces y desacoples, y un tiroteo discursivo permanente con el progresismo marcaron el tono del año.  

 

 

 

Abrir el juego es la demanda sostenida de gran parte de la dirigencia del PJ que acompañó fielmente a Perotti en la campaña de 2019. El gobernador hace una lectura de los bretes, pero se mueve a sus tiempos y allana el camino para lo que –anticipan funcionarios de primer nivel– llegará en diciembre: cambios de gabinete, oxigenar y oxigenarse.

 

El ministro de Hacienda, Walter Agosto, y el de Seguridad,  Marcelo Sain, son sus espaderos más filosos. Con el primero, comparte una mirada política. Ambos contadores, el exdiputado nacional es el fiel reflejo de la concepción perottista del Estado. La oposición le achaca que el objetivo es hacer caja a la espera del 2021 electoral, aun en tiempos de pandemia, cuando “hay que gastarla”.

 

 

 

Al criminólogo lo eligió no del todo convencido y hoy es de los pocos que lo defienden a capa y espada. Omar y Marcelo contra los fantasmas. Pese a los errores no forzados que comete y al aumento de homicidios en Rosario, Perotti confía en que Sain es la persona ideal para darle a Santa Fe un plan de seguridad que revierta el “pacto de gobernabilidad con el delito” que denunció el día en que asumió. Las leyes de reforma policial que ingresaron a la Legislatura son “la paz y el orden” que el gobernador prometió en campaña.

 

El de Gobierno, ministerio central en cualquier gabinete, perdió terreno. Su titular, Esteban Borgonovo, proviene de otra corriente y no es de los comensales que se sientan a la mesa chica del gobernador. Perotti nunca dejó en claro que elexconcejal rosarino fuese su “número 2”. O, quizás, nunca lo condecoró con ese cetro. Así lo sienten propios y ajenos.

 

 

 

A medida que Borgonovo perdía tareas, ganaba en la consideración del gobernador el secretario de Articulación de Políticas Públicas, Marcos Corach, un perro de presa oriundo de Rafaela al que Perotti conoce desde hace 30 años y hace las veces de jefe de Gabinete.  Corach fue entronizado y, junto al ministro de Gestión Pública,  Rubén Michlig, puso la cara por Perotti en las últimas semanas en cada acción política trascendente.

 

Borrón y cuenta nueva es la apuesta del gobernador; completar su primer año de gestión, el primero luego de 12 de gobiernos progresistas, para luego, a partir de 2021, ordenar la Casa Gris; abrir sus ventanales para que entre aire fresco.

 

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