Mientras la tensión electoral sube de parte del oficialismo y de la oposición con miras a la elección del 27 de octubre, y en momentos en que el ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, se dispone a visitar el Fondo Monetario Internacional (FMI) para destrabar el desembolso de 5.400 millones de dólares del Stand-by correspondiente al segundo trimestre, los vencimiento de deuda no dan tregua. Esta semana, en particular, se muestra compleja para el nivel de reservas del Banco Central (BCRA) y para la cotización del llamado “dólar fuga”, cuya brecha con el oficial podría crecer aún más.
Por un lado, este lunes hay dos vencimientos en moneda nacional: el del Bono a Tasa de Política Monetaria (BoPoMO), en buena medida en manos de fondos extranjeros y por unos $25.000 millones, y el del cupón trimestral del Bonar 2020, por algo más de $2.600 millones. La duda es qué harán los inversores con ese dinero en momentos en que permanecer en pesos no atrae a casi nadie y los caminos para dolarizar carteras se hacen más tortuosos debido a la vigencia del cepo cambiario.
Para los tenedores institucionales, la vía de escape será el dólar “contado con liquidación” (CCL) o “dólar fuga”, por el cual el inversor adquiere una acción o título en pesos que también cotiza en Nueva York, donde lo vende, se hace de sus dólares y deposita sus ganancias.
Pasado el mediodía de este lunes, el CCL cotizaba más de un 16% por encima del dólar mayorista, pero el temor de los operadores es que, en virtud de lo que los inversores hagan con los vencimientos de esta semana, aquel dé un salto.
Fuente: Rava Bursátil.
El analista financiero Christian Buteler le dijo a Letra P que “dado el volumen de los vencimientos, es posible que la operatoria del contado con liquidación supere en mucho lo habitual en ese mercado. Eso es importante para los propios inversores, porque una ampliación grande de la brecha (con el formal) les puede hacer perder al salir mucho más que lo que ya perdieron con el bono”.
La carrera entre vencimientos acuciantes y recursos escasos no termina ahí. En segundo lugar, el viernes opera un vencimiento de Letras del Tesoro en dólares (Lete) por 250 millones de dólares, una cifra menor que la original debido al “reperfilamiento” anunciado por el propio Lacunza, un modo elegante de hablar de default selectivo.
“Este caso es diferente, porque las Lete se pagan en dólares. Una vez que se las acredita, a quienes en efecto se les acredita en base al ‘reperfilamiento’, no los pueden girar al exterior (por el cepo). En principio, ese dinero quedará alojado en cuentas en el país, pero muchos después pueden buscar formas de sacarlo”, explicó Buteler.
Los “rulos” financieros que pueden realizar las personas humanas, cuyo límite mensual de compra de dólares está fijado por el momento en 10.000, a través del llamado “dólar bolsa” o “dólar MEP” (Mercado Electrónico de Pagos), que mantiene los billetes verdes en el país, puede pegar ulteriormente sobre las reservas del Central en la medida en lo que los mismos salgan del sistema.
Tercero, hay que prestar atención también a lo que hagan los tenedores de plazos fijos en pesos, en gran medida de inversores pequeños, que probablemente también quieran dolarizarlos. En la medida en que, luego, retiren los billetes verdes del sistema para llevarlos a sus casas o a cajas de seguridad, las reservas del BCRA también sufrirán por esa vía.
Para Buteler, “es muy probable que esta semana sea diferente a la anterior, cuando la brecha (entre el CCL y el MEP con el formal) estuvo tranquila. En efecto, puede esperarse una ampliación de la brecha y una caída de reservas incluso más fuerte que en la semana previa”.
El dato, como se sabe, no es inocuo. Si el CCL vuelve a cotizar por arriba del 20%, o incluso más, con respecto al oficial, la expectativa de devaluación crecerá y, con eso, la chance de que el Gobierno se vea obligado a apretar más un cepo demasiado laxo, destinado a reducir pero no a cortar el drenaje de divisas. Todo sea por no molestar al sector de la clase media con capacidad de ahorro mientras se mantiene vigente el mantra de que “sí se puede”.