Un triunfo del peronismo que empodere aún más a la fórmula de unidad de los Fernández o una victoria del socialismo que le termine dando un espaldarazo a la tercera vía de Roberto Lavagna. Las opciones de la Casa Rosada ante la elección santafesina están muy lejos de lo que Mauricio Macri imaginó hace menos de dos años, cuando Cambiemos se alzó con un triunfo en las legislativas y se ilusionó con quedarse con la gobernación. Sin posibilidades de que su candidato, José Corral, pueda sumar más votos que en las primarias de abril, en Balcarce 50 analizan la coronación de Omar Perotti como el mal menor.
La falta de definiciones del candidato peronista a nivel nacional alimentó la esperanza macrista. Con la mira puesta en Santa Fe, Perotti fue uno de los pocos dirigentes provinciales del PJ que no hizo declaraciones sobre el lanzamiento de la fórmula Alberto Fernández - Cristina Fernández de Kirchner el 18 de mayo, cuando se conoció la nominación presidencial del ex jefe de Gabinete. Ese día, su compañera de fórmula, Alejandra Rodenas, y su rival en las primarias, María Eugenia Bielsa, saludaron la conformación del binomio.
El rafaelino prefirió el silencio. En el entorno de Perotti aseguran que el candidato mantiene su idea de que “el camino es la unidad”, pero que las definiciones sobre la fórmula presidencial llegarán “después de la elección”.
Después del triunfo del Frente Juntos en las PASO, Perotti había destacado la importancia de la unidad, pero también se había esmerado en provincializar el resultado. “La unidad del peronismo dio sus frutos”, dijo el rafaelino la noche de la victoria, en el búnker del PJ. Pero agregó: “Nosotros planteamos claramente que esta es una elección provincial. Se equivocan algunos medios nacionales cuando tratan de entender Santa Fe en clave nacional. El acuerdo que se hizo aquí es profundamente santafesino, con dirigentes con distintas preferencias a nivel nacional”. Las bases peronistas – con una fuerte presencia kirchnerista – murmuraron descontento.
Para ese entonces, aún estaba vigente la posibilidad de que Cristina fuera candidata presidencial. Pero la nominación de Fernández, a mediados de mayo, cambió el panorama. El rafaelino y el ex jefe de Gabinete tuvieron varios contactos directos y también se enviaron mensajes a través de dirigentes locales, aunque evitaron las reuniones públicas.
En el comando presidencial de Fernández cuentan a Perotti dentro del armado nacional y confían en que su definición será clara una vez que se conozca el resultado santafesino.
En el comando presidencial de Fernández cuentan a Perotti dentro del armado nacional y confían en que su definición será clara una vez que se conozca el resultado santafesino, momento que promete estirarse hasta la mañana del lunes. “Omar no va a sacar los pies del plato, como tampoco lo hizo en 2015”, le dijeron a Letra P en el seno del albertismo, donde analizan que un triunfo del peronismo unido en el tercer distrito electoral del país sería un espaldarazo fuerte para la fórmula nacional.
Esa posibilidad, que debería ser un riesgo para la Casa Rosada, no es tal. En la mesa presidencial, donde no se ilusionan con que su candidato pueda superar los 15 puntos, analizan las dos variables. “Con Omar tenemos muchas relaciones y nos podríamos llegar a entender. Pichetto, Rogelio (Frigerio) y varios dirigentes peronistas del PRO tienen mucho diálogo con él. Pero, si ganase, sería un triunfo del peronismo”, explicó un referente de Juntos por el Cambio con terminales en Santa Fe. El candidato a vicepresidente era, hasta hace pocas horas, el jefe del bloque Justicialista, al que pertenece Perotti y Macri apuesta a él para tender puentes con dirigentes del PJ.
Pese a que la dirigencia kirchnerista santafesina espera con ansias las definiciones nacionales de Perotti, también hay quienes aseguran que el senador suele repetir en los actos que el peronismo tiene que ganar Santa Fe para después ganar la Nación y que, con esa indefinición, apunta a llevarse los votos que alguna vez terminaron en Carlos Reutemann.
Perotti cree que el desembarco de Sergio Massa en el Frente de Todos le allana el camino propio y le ahorra explicaciones frente a sus votantes moderados. La incorporación de Pichetto al macrismo también le aporta
MAL MENOR. Si bien la victoria de Perotti le anotaría un punto importante el peronismo nacional, que empujaría a los Fernández, para la Casa Rosada, un triunfo del socialismo tampoco sería una buena noticia. “Si ganase el Frente Progresista, lo empujarían a (Roberto) Lavagna. Y la candidatura de Lavagna le saca votos a Mauricio. Sus votantes son más cercanos a Cambiemos que al PJ”, explicó la misma fuente.
Para la Casa Rosada, un triunfo del socialismo no sería una buena noticia. “Lo empujaría a Lavagna. Y la candidatura de Lavagna le saca votos a Mauricio", razonan en Balcarce 50.
En el oficialismo creen que un derrumbe de Corral terminaría favoreciendo al socialista Antonio Bonfatti, por la migración de votos “gorilas” que quieren evitar a toda costa un triunfo de Perotti. Un voto útil antiperonista, con el que también cuenta el Frente Progresista, acostumbrado a dar vuelta en las elecciones generales el resultado de las primarias. Si el resultado fuera finalmente favorable al socialismo, la Rosada podría volver a explicar, además, que está de moda el triunfo de los oficialismos e instalaría que lo mismo sucederá con Macri en octubre.
En el comando de campaña de Lavagna esperan, mientras tanto, que un triunfo de sus aliados socialistas en Santa Fe, una provincia con 2,5 millones de electores, apuntale la candidatura presidencial del economista. Sin embargo, un eventual triunfo de Bonfatti también le generaría algunos inconvenientes al ex ministro de Economía, que el miércoles anunció su alianza con Juan Manuel Urtubey, que podría ser su candidato a vice.
El socialismo, uno de los principales promotores de la candidatura presidencial de Lavagna, aún no se pronunció públicamente sobre la fórmula y en la provincia advierten que “las candidaturas no están cerradas”. La Casa Rosada espera ansiosa que Lavagna se decida a reemplazar a Urtubey por un socialista para abrirle al salteño las puertas peronistas de Juntos por Cambio, cuya llave está ahora en poder de Miguel Ángel Pichetto.