DETRÁS DE ESCENA | PJ FEDERAL

Partidos al medio

Varados en una guerra de nervios, Massa y Lavagna diluyeron el efecto Cordobazo en 48 horas. Uno en los planes de CFK y el otro en los del macrismo aperturista, ninguno arranca y el reloj los asfixia.

Encuestas, declaraciones, especulaciones, llamados, reuniones, versiones contradictorias... todo forma parte del terreno inestable en el que está instalado el peronismo del medio a poco más de un mes del cierre de listas.

 

Los días corren, Sergio Massa y Roberto Lavagna juegan tiempo de descuento y tiran con todo lo que tienen a mano. El primero, ya curtido en elecciones, colmado de detractores que -sin embargo- lo pretenden como aliado. El segundo, sobre el final de su carrera, en busca de convertirse en la rara novedad que quiebre finalmente la polarización. Uno, como máquina insaciable de la política que hace y se equivoca. El otro, como un tiempista que no se despeina con las balas que van y vienen a su alrededor. 

 

El impulso del triunfo aplastante de Juan Schiaretti no sirvió, por ahora, para reunir a la mesa de los cuatro ni para sumar a los gobernadres del PJ no K.

Pese a la consolidación de Cristina Kirchner, los sondeos más optimistas muestran que el PJ Federal tendría unas PASO competitivas si lograra reunir a Massa, Lavagna y Juan Manuel Urtubey. Con un Mauricio Macri que aparece bajo en intención de voto, detrás de un mismo objetivo y con reglas claras, ese espacio podría levantar vuelo, con más de 20 puntos de intención de voto, hasta generarle un problema a una alianza Cambiemos que no disimula su propia crisis. Con el socialismo, una parte del alfonsinismo residual y los radicales en fuga, la avenida del medio podría empezar a abrirse. Sin embargo, no pasa eso. Más bien, todo lo contrario. El impulso del triunfo aplastante de Juan Schiaretti no sirvió, por ahora, para reunir a la mesa de los cuatro ni para sumar los gobernadores del PJ no K.

 

Al lado del ex ministro de Economía, afirman que está decidido a competir en las primarias contra quien sea y que el anuncio llegará la semana próxima. Aseguran que las dudas sobre su candidatura surgen sobre todo del massismo. Pero la parsimonia con la que se mueve Lavagna pone nerviosos incluso a sus potenciales aliados.

 

“Si se ponen de acuerdo Massa y Lavagna, van a pasar los 20 puntos y va a ser una linda disputa. Por más que tenga mucha más potencialidad Lavagna, Massa la puede ganar. Como espacio político, puede quedar muy cerca de Macri”,  le dijo a Letra P el director de Aresco, Federico Aurelio.

 

Esa posibilidad tiene dos contraindicaciones. Por un lado, la que marca Aurelio: el ganador de esa hipotética primaria lograría como mucho 15 puntos y quedaría individualmente lejos de Macri, algo que podría ser revertido de cara a una general si se tiene en cuenta el antecedente del propio Macri, que en 2015 salió 14 puntos abajo de Daniel Scioli y logró remontarlos a fuerza de antikirchnerismo.

 

El otro obstáculo es el que resulta hoy más arduo de remover. En las dos veredas de Alterativa Federal, descreen de una interna en las PASO y le niegan voluntad de competir al rival.

 

 

SERGIO PARA TODOS. Como en aquel 2013 victorioso, pero ahora con enormes esfuerzos para sostener su espacio en pie, el ex intendente de Tigre tiene a todo el arco político tejiendo especulaciones. Massa desorienta: dice que quiere un peronismo “republicano” como el de Schiaretti, pero pide que Cristina esté sentada en cualquier mesa. En busca de sumar una ventaja pequeña pero decisiva de cara a la primera vuelta, el ex Frente para la Victoria le envía a su comandancia a negociar y lo elogia a través de los medios. Massa les responde Ni o, al menos, eso es lo que entienden los que lo quieren de regreso. Del otro lado, la Casa Rosada también lo necesita en la cancha: las espadas del Gobierno lo consideran el mejor candidato de un PJ alternativo para obturar el triunfo del cristinismo. Lavagna, en cambio, representa una amenaza que -si se consolidase y creciera- podría capturar una parte del voto de los desencantados de Cambiemos.

 

En el Frente Renovador aseguran que Massa sólo iría a una interna grande del peronismo si la Cristina se despidiese de la contienda con un acto de grandeza.

En el Frente Renovador, afirman que el ex jefe de Gabinete de Cristina va a sostener su candidatura y que sólo iría a una interna grande del peronismo si la ex presidenta se despidiese de la contienda con un acto de grandeza. Remarcan, además, que Macri pierde con cualquiera en un eventual ballotage, aunque sus chances sólo remontan si enfrente tiene a CFK.

 

Hoy, la mayor parte de los sondeos que consultan el PJ y la Casa Rosada muestran a Massa con una intención de voto de entre ocho y diez puntos puntos. Mucho menos de lo que supo representar, pero todavía con un caudal apetecible que aparece en disponibilidad. Massa lo sobrevende y sus potenciales aliados se presentan dispuestos a comprarlo.

 

Las mismas encuestas ubican a CFK arriba de Macri por una diferencia de entre seis y ocho puntos en primera vuelta y con chances ciertas de ganar la segunda. “Si dejás como tercero a Lavagna, la diferencia se acrecienta a favor de Cristina, porque le come un poco a Macri y casi nada a Cristina. Si lo dejás a Massa como tercero, se reduce la diferencia, porque Massa le saca más a Cristina y menos a Macri”, le dijo a Aurelio a Letra P.

 

Republicano hasta el hueso, el macrismo no puede decirlo, pero le serviría -mucho- que Massa ocupara el papel de un Florencio Randazzo nacional en las presidenciales en las que Macri se juega la sobrevida. Enamorados de la democracia, estarían dispuestos, incluso, a financiar una campaña opositora en el país de los Cuadernos. Pero el ex intendente no brinda garantías tampoco en las filas del peronismo macrista que integran algunos de sus íntimos amigos.

 

 

 

LAVAGNA TARDA. En el campamento del ex ministro de Economía, revista casi como jefe de campaña Miguel Ángel Pichetto, el más entusiasta con Lavagna y el más crítico con Massa. Cerca del senador, ven a Massa en caida libre, sólo sostenido por un grupo de empresarios aliados y por una ambición desmedida. Gritando “truco” con un cuatro de copas, como en las madrugadas de Tigre.

 

Del lado del ex intendente, devuelven un espejo refractario: es Lavagna el que cada día tiene más dificultades para avanzar con el Consenso 2019 y sale desesperado a pegarle a Massa. Lo dicen por las declaraciones de Alejandro “Topo” Rodríguez a Infobae, en las que señaló al ex intendente en viaje de regreso hacia el cristinismo.

 

Las almas traviesas del alterperonismo señalan a Massa jugado con AF, aunque aclaran: no es Alternativa Federal, sino Alberto Fernández.

 

 

 

Lo cierto es que el economista de las sandalias asomó con fuerza como alternativa superadora y de consenso, con el apoyo del Círculo Rojo, pero se fue frenando en el lomo de burro que le plantaron Massa y Urtubey en el camino. Tiene mejor imagen y menos detractores que el ex intendente, pero no logra ordenar su propio espacio.

 

 

 

Toda esa trastienda resultaría anecdótica si no fuera porque deberían ponerse de acuerdo en los próximos días si quisieran aprovechar el desbande en Cambiemos, la crisis económica y la falta de una opción ante la polarización.  

 

El impulso nacional que le iba a dar a Alternativa Federal la victoria apabullante de Schiaretti empieza a disiparse. El gobernador se corrió del lugar de “macho alfa” y la cumbre de mandatarios provinciales se demora. No sobra el tiempo. Mientras la ex presidenta dispone ahora del sello del PJ, el peronismo no kirchnerista no tiene un partido nacional que le permita inscribir al presidente y algunos sellos provinciales con inscripción federal que lo habiliten para llevar senadores y diputados. Así se lo dijeron a Letra P fuentes cercanas a la mesa de los cuatro.

 

Al lado de Massa no niegan que el ex jefe de Gabinete de CFK hable con su amigo Fernández o incluso con Máximo Kirchner. Pero dicen que el diálogo es mucho más fluido con Horacio Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal y Emilio Monzó. Afirman que está decidido a jugar por una alternativa superadora y sostienen que está preparado para enfrentar a Lavagna. Si el ex ministro también está convencido de ser, ¿hay que esperar entonces un acuerdo inminente o el tercer espacio está condenado a quedar muy atrás, a pedir del cristinismo y el macrismo?

 

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