La cumbre sigilosa de este jueves por la noche entre las cúpulas del PRO y la Unión Cívica Radical (UCR) en la Ciudad de Buenos Aires fue el resultado de una convocatoria de urgencia de la Casa Rosada hacia los gobernadores de Cambiemos. La cena secreta de Recoleta tuvo como objetivo bajar la tensión interna y limar asperezas en vísperas de la campaña electoral. Pero no fue el único encuentro. En pocas horas, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, cruzaron números y propuestas con los mandatarios oficialistas Alfredo Cornejo (Mendoza), Horacio Rodríguez Larreta (CABA), Gerardo Morales (Jujuy), María Eugenia Vidal (Buenos Aires) y Gustavo Valdés (Corrientes), que estuvo en uno de los convites.
Fueron dos reuniones en las que hubo un hilo conductor: mostrar cohesión y ratificar la “solidez” de la coalición de la que habló el presidente Mauricio Macri desde la provincia de Entre Ríos. Por la noche, hubo cena en el mítico restaurante Novecento para enfriar las jornadas de tensión por las críticas abiertas del radicalismo hacia la política económica del Gobierno y la negociación por la vicepresidencia y una hipotética interna presidencial a dirimir en las PASO de agosto. Hubo tregua para posponer la negociación de candidaturas "al menos" hasta junio.
Larreta, a la salida de Novecento (FOTO: Franco Fafasuli)
Sonríe Peña, que fue quien abrió la puerta a dialogar con la Unión Cívica Radical (UCR) acerca de la fórmula pero esperaba que el tema se evaporara cuanto antes. El mismo jueves, el Presidente dijo que “aún no hay definición” sobre su compañero de binomio y enterró el Plan V al recordar que “Vidal es tan buena que la queremos en todos lados, pero tiene que ser la candidata a gobernadora”.
El Pacto de Recoleta incluyó un capítulo económico: los gobernadores de Cambiemos, en especial los radicales, pidieron "medidas concretas" para reactivar el consumo en la previa de los comicios y "atender" la delicada de la situación de las economías regionales, golpeadas por la inflación, la baja del consumo y la herramienta que aplica el Gobierno para aplacar la volatilidad cambiaria: elevar la tasa, una medida que genera resistencia en la Casa Rosada y en el tándem Larreta - Vidal, que cuestionan el "plan aguantar" y piden evaluar el impacto de ese remedio para las pymes y la producción.
“Traigan propuestas”, devolvió Peña ante el reclamo de los gobernadores de Cambiemos. Acordaron, entonces, que cada mandatario consulte a su equipo económico y eleve sugerencias a Balcarce 50 durante los próximos días. Ninguno lo dijo en voz alta, pero los dirigentes oficialistas piensan en compensaciones para pequeños empresarios golpeados por la crisis económica. Cualquier idea será discutida puertas adentro de la Jefatura de Gabinete y el gabinete económico.
Horas antes del Pacto de Recoleta, los gobernadores merendaron en el Palacio de Hacienda. Los recibieron el ministro Nicolás Dujovne(Hacienda) y el titular del Banco Central, Guido Sandleris. Hubo intercambio de opiniones, pero los funcionarios nacionales informaron sobre la situación del dólar y la inflación -índice muy presente en la velada de Novecento- y garantizaron el nuevo desembolso por 10.900 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional (FMI) que llegará este viernes. Además de Peña y Frigerio, estuvieron los cinco gobernadores de Cambiemos.
A pesar de que se especulaba con una reunión para la semana próxima, la Casa Rosada movió primero y convocó sottovoce a los mandatarios del oficialismo. Durante la ola de rumores, ruptura nacional de Cambiemos incluida, Peña, Vidal y Cornejo cruzaron mensajes. Los tres coincidieron en hacer una reunión antes del fin de semana para frenar especulaciones. El PRO consultó a los radicales por la Convención Nacional: Morales y el mandatario mendocino afirmaron que se hará la asamblea y que podría haber fugas "marginales" del radicalismo.
La cumbre dejó una perlita para los gobernadores de Cambiemos: todos coinciden en que se encontraron con un Peña “muy receptivo”. En la Casa Rosada admiten que el planteo público que hizo el Gobierno de mostrarse “abierto” a una posible negociación con sus socios para consensuar el candidato a vicepresidente advierte una preocupación. Con los números de Macri a la baja y una economía que no repunta, en Balcarce 50 se avizora una campaña compleja. Sin embargo, el PRO se ve triunfador en octubre, pero no eufórico. Clima de sensaciones que celebran Vidal y Larreta, críticos de lujo del optimismo inoxidable de los talibanes del Plan M.
