La "mini gira" de Mauricio Macri por Nueva York no superó las 72 horas, pero quedó marcada por la renuncia del presidente del Banco Central (BCRA), Luis "Toto" Caputo, que fue oficializada en medio de la serie de gestos ofrendados al establishment de Wall Street, al Fondo Monetario Internacional (FMI) y a la Casa Blanca. Mientras el Presidente redoblaba la apuesta con el lobby financiero neoyorkino, la CGT concretó el cuarto paro nacional contra la política económica de Cambiemos, con acatamiento masivo.
La partida del ex ministro de Finanzas no sorprendió al jefe de Estado, ni a su entorno más inmediato. Según explicó un funcionario que forma parte de la comitiva que deambuló por Manhattan, el portazo estaba programado desde la semana pasada. Sin embargo, el blanqueo de la partida se concretó en medio de la visita oficial a Nueva York y terminó de confirmar y robustecer las versiones que el Gobierno se empeñó en negar, sobre la existencia de un áspero contrapunto entre el renunciante y los técnicos del FMI por los métodos utilizados para impedir una mayor depreciación del peso ante el dólar.
Hasta que el Presidente puso un pie en el avión privado que lo llevaría a Nueva York, los voceros del BCRA se desgañitaron en negar la partida de su jefe. Todo lo contrario a los rumores dentro de Balcarce 50, que hablaban de una preocupante cantidad de diferencias entre Caputo y los enviados de la directora gerente del FMI, Christine Lagarde. Las peleas incluían críticas hacia el funcionario por la utilización de reservas para detener la suba del dólar. Un techo que, hasta este martes, no existe para las concepciones del Fondo.
La novela de versiones que tronaron sobre el futuro de Caputo tuvo su desenlace este martes, cuando el Presidente ya sumaba una jornada completa dedicada a contener las dudas de los tenedores de bonos argentinos en Wall Street, con dudas sobre su continuidad luego de las elecciones del año próximo. Por esa razón reafirmó sus aspiraciones para buscar la reelección en 2019, en un reportaje concedido a la agencia Bloomberg, para ratificar el modelo económico de Cambiemos, un punto que repasó este martes, durante el discurso de diez minutos que ofreció ante el plenario de la 73° Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
La reafirmación de la orientación económica del país desde el Palacio de las Naciones fue posterior al blanqueo de la partida de Caputo del Banco Central, cuya renuncia empoderó al ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, el principal interlocutor del FMI y uno de los mayores interesados en evitar cualquier diferencia con el organismo internacional en medio de una negociación "crítica" para obtener el adelantamiento del endeudamiento previsto para 2019 y 2020. Una muestra inobjetable de esa tensión está en el nombre del reemplazante de Caputo: Guido Sandleris, un nombre que reporta directamente a Dujovne, cuya designación fue respaldada de inmediato por el Fondo.
Tan inestables son los intercambios con el FMI que, al cierre de esta nota, las fuentes consultadas se animaban a confirmar un posible giro de 3.000 o 5.000 millones de dólares, un séptimo o un cuarto de los 20.000 millones que el gobierno argentino había pedido adelantar para afrontar la "turbulencia cambiaria". No será lo único que el directorio tenga para decir. También se aguardan nuevas condiciones del organismo, que podrían ser más duras que las conocidas hasta ahora, a cambio de evitar que la cuenta regresiva del auxilio complique aún más la fragilidad de la administración de Cambiemos.
Luego del discurso que ofreció en Nueva York, Macri tuvo una breve rueda de prensa, donde definió la renuncia de Caputo como "una contribución patriótica", porque "desde el primer día que tomó esta responsabilidad lo hizo producto de la emergencia. "Siempre sabíamos que iba a recorrer este proceso y que cuando se estabilizase esta situación iba a dejar el cargo, porque nunca tuvo la vocación de ejercerlo", aseguró.
Aún así, ni Macri ni Dujovne pudieron asegurar si el FMI realizará el anuncio este miércoles, pero se empeñaron en hablar de "posibles retoques" en la política cambiaria, que podrían incluir un esquema de flotación sucia en la paridad del dólar, que le permitiría cierta flexibilidad al Central para utilizar reservas con el fin de evitar que la divisa se dispare. Esa hipótesis es la justa dimensión de las incertidumbres que giran en torno a la partida de Caputo y a una posible liberación de la paridad cambiaria que implique una nueva escalada por encima de los 40 pesos.
ANTI MADURO. Las interpretaciones oficiales para contener la ola de versiones sobre el segundo cambio en dos meses del titular del Central fueron prodigadas luego del discurso de Macri en el Palacio de las Naciones, donde aprovechó para hacer un anuncio a la medida de las expectativas de la Casa Blanca sobre el rol regional del gobierno macrista. "Dada su gravedad, la Argentina llevará a la Corte Penal Internacional la situación de los crímenes de lesa humanidad de la dictadura venezolana. Hago un llamado a Venezuela para que reconozca la crisis humanitaria", disparó Macri en su calidad de vocero elegido por algunos países miembros del Grupo de Lima para lanzar la nueva ofensiva diplomática sobre el gobierno de Nicolás Maduro. Según explicó, la Argentina es "parte de una respuesta regional y amplia que busca mitigar la dificultad de millones de venezolanos", porque "ya ha recibido 130 mil venezolanos".
La presentación ante la La Haya tendrá el patrocinio de Argentina, Colombia, Chile, Paraguay y Perú. Pedirán que investigue a la administración de Maduro, basados en dos informes elaborados por la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU y la Organización de Estados Americanos (OEA). El mensaje de Macri buscó mantener la sintonía con la administración de Donald Trump sobre Venezuela, en un anticipo de los gestos que espera la Casa Blanca a cambio del respaldo que le dedica dentro del FMI, como principal socio del directorio que preside Lagarde, pero que es subdirigido por el norteamericano David Lipton.
