Con una reducida comitiva, Mauricio Macri aterrizó este domingo en Nueva York para realizar el martes su tercer discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU). La máxima atención del Presidente no estará puesta en el Palacio de las Naciones, sino en las reuniones con inversores y tenedores de bonos de Wall Street que mantendrá durante su breve paso por La Gran Manzana, tierra natal del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. En ese mismo lugar, hace 30 años, el magnate del Real Estate conoció a Macri y a su padre Franco, para expulsarlos de los negocios inmobiliarios que planificaban desarrollar en Manhattan para ampliar su holding familiar.
Cerca del Presidente admiten que de aquella “oferta que no pudo rechazar” quedó una ventaja, todavía en pie, para aprovechar en la actualidad: Macri es el único presidente latinoamericano que goza de conocimiento previo por parte del millonario antes de llegar a la Casa Blanca. Ahora volverá a colgarse de esa liana para atravesar la última semana de septiembre, donde la ansiedad oficial está concentrada en tres puntos: la evolución de la paridad del dólar, el cuarto paro nacional contra la administración de Cambiemos, previsto para el martes, y la decisión que adopte el directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI) respecto al adelantamiento de la ayuda crediticia prevista para los próximos dos años, que pidió Macri en medio de la última corrida cambiaria.
Flanqueado por el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne; el canciller Jorge Faurie y el secretario de Asuntos Estratégicos, Fulvio Pompeo, el jefe de Estado afrontará las tres variables desde Nueva York, a fuerza de gestos políticos, que los funcionarios de la Jefatura de Gabinete tejieron a contrarreloj. El objetivo: aprovechar los púlpitos más influyentes del establishment neoyorkino, respecto a América Latina, para insistir sobre el orientación de la política económica de Cambiemos y contener a los críticos más escépticos del "cambio" que transitan por Wall Street.
"Las reuniones con los inversores es lo más importante de la gira y los detalles son organizados en forma reservada. Macri sabe que los inversores lo que más preguntan es cómo haremos para continuar con esta política económica después de las elecciones del año que viene. El Presidente se encargará de abordar esos interrogantes políticos y Dujovne estará al frente de las cuestiones técnicas con el Fondo", explicó a Letra P un funcionario que estaba a punto de partir hacia Estados Unidos, para llegar antes del desembarco de la "mini comitiva" oficial.
Dujovne intentará avanzar en las negociaciones con el FMI.
En ese equipo no estará el presidente del Banco Central (BCRA), Luis "Toto" Caputo, que esta semana fue destinatario de elogios por parte del entorno presidencial por el freno a la depreciación del peso frente al dólar durante tres días. Un lapso que fue celebrado como "una primavera" en la Casa Rosada por las mismas fuentes que admiten las "serias diferencias" entre el titular de la entidad monetaria y los técnicos del FMI "por la política para contener la paridad cambiaria".
Mientras brotaban los respaldos oficiales para Caputo, circularon versiones sobre su partida del cargo, que fueron desmentidas en forma tajante por sus voceros ante las consultas de este medio. El funcionario fue nombrado "en comisión" al frente del BCRA por el Presidente para reemplazar a Federico Sturzenegger, pero aún no ha recibido el acuerdo del Senado para ser confirmado en ese sillón.
CABILDEO PARA LOS VECINOS DEL TORO. La agenda del cabildeo argentino en Nueva York incluye dos escalas sembradas con anticipación desde Buenos Aires. Por un lado, un encuentro con el Consejo de las Américas, que conduce Susan Segal, y miembros de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Argentina (AmCham). Por otro, la recepción de un premio que le entregará el Atlantic Council, un think tank con sede en Washington creado en plena guerra fría para acompañar el desarrollo político y militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Desde la llegada de Macri al poder, la sede washingtoniana del Atlantic Council recibió a expositores invitados como la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal y el jefe de Gabinete Marcos Peña. En esta oportunidad, será Macri el elegido para recibir el premio "Ciudadano del Mundo" que entrega anualmente el Atlantic Council, que hasta 2016 tuvo un solo benefactor argentino dentro del centenar de aportantes privados: Tenaris, la exportadora de caños sin costura del Grupo Techint, que pertenece a Paolo Rocca.
Macri recibirá el premio junto a la primer ministra de Noruega, Erna Soldberg, luego de participar de la recepción oficial organizada por Trump para los asistentes a la Asamblea de la ONU. Para entonces habrá cerrado un comienzo de semana que tiene previsto inaugurar con un desayuno en la sede del Grupo Bloomberg y una primera cita con "inversores", cuyas identidades son mantenidas con la misma reserva que gira en torno a otra reunión "clave", presuntamente con "bonistas", que se concretará el martes, luego de la presentación ante la Asamblea de la ONU, prevista para las 16.30, hora argentina.
En ese raid, Dujovne se reunirá con la titular del FMI, Christine Lagarde, pero dentro del Palacio de las Naciones, en una serie de fotos de "cordialidad", y en el marco del almuerzo que ofrecerá a los jefes de Estado, el titular de la ONU, el portugués Antonio Guterres.
En la Casa Rosada descartaron un encuentro bilateral de Macri con Trump, pero un alto funcionario confió que será el momento del "hasta pronto", que le prodigará el argentino al inquilino de la Casa Blanca. Lo hará para agradecerle, una vez más, la decisión de adelantar por un día su visita a Buenos Aires, para participar de la cumbre de jefes de Estado del G-20 que se realizará entre el 30 de noviembre y el 2 de diciembre. Antes de ese evento internacional, Trump paseará por la Casa Rosada y por el Congreso, en el marco de una visita oficial de Estado, que será la primera del magnate republicano en América Latina.
El gobierno de los Estados Unidos negó una reunión privada entre Macri y Trump.
CAMBIOS EN EL PALACIO BOSCH. El gesto va mucho más allá que un respaldo a Macri. "Trump vendrá a marcar la cancha respecto a la guerra comercial con China, a definir a la Argentina como un socio estratégico clave, pero dentro de una ofensiva política" contra el país oriental, confió una fuente del Palacio San Martín respecto a las señales que comenzará a exigir Washington a cambio de hacer valer su peso determinante en el directorio del FMI.
Esa línea anticipatoria ya comenzó a retumbar en los oídos del recién llegado embajador norteamericano en Buenos Aires, Edward Prado, que posiblemente deba dejar su residencia del Palacio Bosch para que Trump se aloje dentro de la mansión donde durmió Barack Obama durante su visita, en marzo de 2016. Los preparativos locales para recibir al actual mandatario estadounidense ya comenzaron con el desembarco de un tropel de "adelantados" de la Casa Blanca para garantizar su seguridad.
Pero el despliegue de bandera estrellada incluye el refuerzo de su escudería comunicacional, que ahora estará en manos de David Arizmendi, nuevo agregado de prensa del Departamento de Estado en Buenos Aires, cuyo último destino fue la embajada en Panamá bajo el mando de John Feeley, que dejó su cargo hace un año por las discrepancias públicas que mantuvo sobre la orientación de la política exterior de Trump. "Ha traicionado los principios centrales de la política de Estados Unidos”, lo acusó el ex piloto de helicópteros de los U.S. Marines en una carta pública y luego en un reportaje que le concedió al periodista John Lee Anderson para la revista The New Yorker.
Poco después de pegar el portazo y confiar su malestar por la política exterior republicana, Feeley reconoció el lobby que hizo sobre el gobierno panameño para evitar la firma de convenios tecnológicos con el gobierno chino, para impedir que instalaran "un centro de espionaje" en ese país según denunció.
Cuando Feeley dejó el cargo no se fue de Panamá, sino que se lanzó a buscar trabajo. Fue la continuación de una estrategia comunicacional que encabezó como diplomático "para humanizar la embajada ante los panameños", en una línea de intervención pública similar a la que tuvo el cabildero californiano Noah Mamet mientras fue embajador en Argentina designado por Obama.
Al parecer, también será el nuevo perfil que adoptará el ex juez texano y actual embajador político Prado mientras permanezca en Buenos Aires. Esa misión, evaluaron en el Palacio San Martín, quedará en manos del recién llegado Martínez: protagonista de una recepción de bienvenida ofrecida este jueves en la tradicional mansión palermitana, cuyos balcones miran hacia los bosques de Avenida Libertador y Colombia.