#25S HUELGA GENERAL

La CGT le dijo basta a Macri y tiende puentes con sectores disidentes

El triunvirato le avisó al Gobierno que se diluye su perfil dialoguista y advirtió que, sin un cambio radical en la política económica, no habrá paz social. Guiños a la movilización del moyanismo.

Las duras críticas al modelo económico oficial y las advertencias lanzadas por la cúpula sindical graficaron, durante el cuarto paro general a la gestión macrista, el estado de las relaciones entre la CGT y el Gobierno. Pero fueron también el elemento coincidente que le permitió al triunvirato tender puentes con los gremios disidentes y organizaciones sociales que se movilizaron desde el lunes.

 

"La CGT pide un cambio en el programa económico que, está demostrado, fracasó. Este plan está condenando al país a un laberinto de pobreza y miseria". Esa fue la definición con la que Juan Carlos Schmid sintetizó el diagnóstico que hace el Consejo Directivo de la central sobre la situación económica en momentos en los que el diálogo con el Gobierno es inexistente.

 

Las declaraciones de Schmid ocurrieron durante la conferencia de prensa brindada por la conducción cegeteista para hacer un balance del paro contra el gobierno de Mauricio Macri y donde comenzó a desdibujarse el perfil dialoguista que marcó desde el principio a la actual conducción.

 

En tónica similar, Héctor Daer dijo que "hace tres meses realizamos el último paro nacional porque veíamos mal la macroeconomía y graves consecuencias sociales. Hoy estamos peor, no hay programa económico sustentable que no se sostenga socialmente. No hay ni un dato empírico que nos demuestre que, con un plan de gobierno con consecuencias impredecibles, podemos salir adelante". 

 

"Acá no hay programa económico, lo único que tiene por delante este gobierno es el ajuste a través de la devaluación y del presupuesto. La CGT va a estar al frente de los conflictos que genere esto", sostuvo el dirigente de la Alimentación, lejos de las posiciones prudentes y negociadoras que provocaron el alejamiento de varios sindicalistas con peso propio durante los últimos meses.  

 

"Si no hay plan B, no habrá tregua con el movimiento sindical argentino", advirtió Schmid en un discurso encendido, en el que fustigó al oficialismo pero también esbozó un acercamiento a los sectores sindicales disidentes que, contrariando lo definido por la conducción de la central, se movilizaron a Plaza de Mayo. 

 

"Quiero felicitar hoy a todas las expresiones sindicales, no importa si están encuadradas con nosotros o no. A los movimientos populares, que han hecho sentir su voz en distintos puntos del país, a los sindicatos confederados, al hombre de a pie", dijo el jefe de Dragado y Balizamiento en un guiño a la movilización que colmó la Plaza de Mayo convocada por la CTEP de Juan Grabois, las CTA de Hugo Yasky y Pablo Micheli y el Frente Sindical por un Modelo Nacional, que reúne a los gremios moyanistas, el Smata y a la Corriente Federal.

 

 

 

Daer resaltó también que "este contundente paro no sólo fue acompañado por las organizaciones confederadas, sino también por todo el movimiento obrero que ayer (por el lunes) puso miles de manifestantes en la calle y hoy (martes), millones de trabajadores en una medida de fuerza que exige cambiar el rumbo".

 

La coincidencia con estos sectores, que tienen planeada una movilización a la Basílica de Luján el 20 de octubre, no redundó sin embargo en el anuncio de nuevas medidas de fuerza motorizadas desde la CGT, dejando un compás a posibles anuncios.

 

Además del alto acatamiento de la medida de fuerza, que se sintió en todos los sectores productivos, la convocatoria en el histórico edificio de la calle Azopardo estuvo signada por dos acontecimientos políticos ocurridos en las horas previas: la presencia de Macri en los Estados Unidos, donde se espera que anuncie un nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, y la renuncia del presidente del Banco Central Luis Caputo

 

Visiblemente molestos con los gestos brindados por Macri al FMI, que durante una cena de gala aseguró que "tuvo un flechazo" con Christine Lagarde y se mostró esperanzado con que "a todos los argentinos les pase lo mismo", Daer le reclamó a Macri que "deje de gobernar desde Ezeiza y se pare en la cordillera para ver qué es lo que esta sucediendo en su país".

 

 

 

"Le pedimos al Presidente que no piense en la reelección, en la fantasía de los globos. Piense en gobernar el país de acá a fin de año, que todavía faltan meses muy duros. Piense en gobernar para llegar al 10 de diciembre del año que viene", advirtió Daer.

 

En relación a la salida de Caputo, los sindicalistas la consideraron "una irresponsabilidad absoluta" y una muestra de "las tensiones internas del elenco gubernamental". "No estamos frente al mejor equipo  de los últimos cincuenta años, sino frente a la incapacidad de reconocer que estamos ante una crisis descomunal", fustigó Schmid.

 

 

 

Durante las primeras horas del paro general, el Gobierno volvió a escenificar un lamento sobre la falta de un diálogo con la central que, en rigor, no existe desde hace semanas. Un colaborador cercano a uno de los principales dirigentes de la CGT aclaró que el encuentro, sobre el que informó Letra P la semana pasada, se frustró por decisión gremial. "No nos llamaron en dos meses y quieren hacer un encuentro a las apuradas una semana antes del paro. Eso no nos sirve", dijeron.

 

En contraste, el degradado secretario de Trabajo, Jorge Triaca, dijo que "hay muchos dirigentes que no quieren avanzar en el debate vinculado al desafío de generar trabajo" y reiteró que los funcionarios "apostamos al diálogo, y sabemos que tenemos dificultades que podemos resolver".

 

"No se trata de que nos diga por televisión que no llevamos propuestas. No nos sirve dialogar si nos juntamos para que nos informen dónde van a ajustar", respondió más tarde Daer, al referirse a un diálogo que hoy pareciera lejano.

 

Emiliano Estrada, imputado por intimidación pública en Salta. 
Andrés Larroque, Axel Kicillof, Carlos Bianco

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