El pacto con el fmi

Descorazonado, Caputo no entendió que el Fondo manda y no admite el poliamor

Les dijo a sus íntimos que se fue sin saber por qué no le dieron la libertad prometida. La realidad: Macri sacrificó a su Messi en la primera intromisión seria de Lagarde en la política doméstica.

El Gobierno sabía desde la semana pasada que el ahora ex titular del Banco Central (BCRA), Luis “Toto” Caputo, iba a dejar su cargo. No porque el ex Deustche Bank lo hubiese adelantado, embroncado por sus choques constantes con el jefe de Hacienda, Nicolás Dujovne, sino porque el propio Mauricio Macri entendió desde el inicio que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) tiene ofertas que no se pueden rechazar.

 

El organismo internacional no es una ONG de beneficencia: presta a condición de, a la larga o a la corta, tener más o menos injerencia en la toma de decisiones de los países que reciben dinero. En este contexto, fueron los propios directivos del organismo que conduce Christine Lagarde quienes le dijeron a Dujovne, en su último viaje, que tenían dudas respecto a qué haría Caputo con los nuevos desembolsos de dinero en el marco del remozado acuerdo para cubrir los dólares que Argentina hoy carece. El temor de Lagarde, simple: que Toto se gastara las divisas en parar las múltiples corridas cambiarias y tapando los agujeros de la fuga. No estaba errada la francesa, dado que ésa era la idea por la que luchó todo este tiempo Caputo y la que precipitó su salida.

 

Los banqueros llevan en su ADN desparpajo y coraje, pedantería y avasallamiento. Por esto es que el ex BCRA se fue a destiempo y sin entender por qué lo echaban Macri y el FMI.

 

Esto es lo que les contó a sus íntimos en las últimas horas. Puesto en el idioma romance y meloso de Macri para con Lagarde, el amorío de Argentina y el FMI tiene roles claros: el Fondo domina y no admite el poliamor ni terceros en discordia.

 

Tampoco comprendió Caputo lo que puso los pelos de punta en la Casa Rosada, que no era lo mismo dimitir este martes que hacerlo cuando el presidente y Dujovne estuvieran de vuelta en el país. Naturalmente, lo que a los banqueros le sobra en osadía les falta en consideración de los momentos de la política y la conducción de un país.

 

 

 

Fue eso lo que -más allá de saber que se iría- generó bronca en el oficialismo tras enterarse de la decisión “caprichosa” de correrse mientras Macri intentaba recrear confianza de los inversores en el exterior. Justo, además, en el día en el que la comitiva oficial explicaba en Estados Unidos cómo su Gobierno sufría un nuevo paro general cuando la economía marchaba tan bien como predican Macri y sus funcionarios. Un doble impacto negativo innecesario en un momento de crisis delicado.

 

Más allá de que la designación de Guido Sandleris, un Dujovne boy, en lugar de Caputo pueda sonar a más poder para el superministro de Hacienda, el despido del Messi de Cambiemos tiene otro trasfondo: la confirmación de que la necesidad de divisas y respaldo que reclama Macri redundará en una intervención directa del FMI sobre la conducción doméstica de la economía. No porque el Fondo sea vengativo, sino porque es el propio Gobierno el que sabe que no lloverán divisas genuinas al menos hasta abril del 2019, una situación que casi confirma la aceptación de Macri de que el plan económico original fracasó.

 

Esto mismo es lo que hoy creen los economistas ultras, aquellos que le pidieron a Federico Sturzenegger que diera un paso al costado antes de que lo despidiera la política. Son los mismos que ahora celebran la dimisión de Caputo. Hay un problema en ese punto: esos ultras, economistas, empresarios, banqueros, inversores, son los que mueven las piezas en el tablero del interlocutor casi exclusivo de Macri, los mercados. Por esto, la salida de Caputo es una mala señal, pero, a la vez, una decisión inevitable para comprender cuál es la prioridad del Gobierno en materia económica. Un pleno a que Lagarde salve.

 

Vaca Muerta, la gran apuesta de las petroleras en la era Javier Milei
Cristina Fernández de Kirchner y Javier Milei.

También te puede interesar