REBELIÓN EN LA ALIANZA

El Gobierno se ampara en el "silencio por conveniencia" frente a Carrió

En la Rosada insisten sobre el malestar de Macri con la chaqueña, pero se muestran cautos: silencio de radio hasta que pase la tormenta. La versión del llamado presidencial. La relación con Larreta.

En la Casa Rosada pronostican un “verano gélido” entre Mauricio Macri y Elisa Carrió, luego de las críticas que lanzó contra el nuevo reglamento que firmó la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, para que los efectivos de fuerzas de seguridad federales puedan disparar sin voz de alto, en determinadas circunstancias, y hasta a personas en fuga o con armas de juguete. Cerca del mandatario hablan de una presunta “bronca contenida” con la jefa de la Coalición Cívica, en una jornada cruzada de versiones sobre un llamado del Presidente a la socia menos de Cambiemos para aclarar las diferencias. Tanto en la Casa Rosada como en el entorno de la diputada no desmintieron esa información, pero tampoco la confirmaron, aunque en el Ministerio de Seguridad le dijeron a Letra P que “el protocolo no se toca”.

 

“No tiene sentido contestar ahora, ya empezó diciembre, se termina el año en unos días y esto es parte de la convivencia luego de tres años de Gobierno, siempre hay desgaste”, sostuvo un funcionario de la Casa Rosada que confirmó el interés del líder del PRO por “bajar el tono de la controversia”. En ese marco habría ocurrido un diálogo entre el Gobierno y Carrió este jueves, aunque el único vocero designado para contestarle a la diputada fue el ministro de Justicia, Germán Garavano, que se encargó de defender en términos técnicos el nuevo reglamento, pero no desautorizó en ningún momento el punto de vista de la chaqueña. Por el contrario, consideró "válida” su opinión y se limitó a decir que "en su uso adecuado no debiera ser considerada violatoria de los derechos humanos”.

 

 

EL FACTOR HORACIO. Garavano y Bullrich son los dos ministros más cuestionados por Carrió, aunque cerca de la diputada aclaran que ambos conocen “desde hace años” su posición crítica respecto a brindarle más potestades a los policías para disparar. Algo que la titular de la Coalición Cívica les hizo saber en privado hace un año, cuando Bullrich insistió con respaldar al policía municipal Luis Chocobar luego de matar por la espalda a un joven que había robado y apuñalado a un turista estadounidense en La Boca.

 

Pero no todos los puentes están rotos entre Carrió y el PRO. El lazo con Horacio Rodríguez Larreta sigue intacto. El jefe de Gobierno porteño es uno de los encargados de contenerla en momentos críticos, aunque ambos están más unidos desde el escándalo por la seguridad del partido de ida de la final de la Copa Libertadores. El punto de creciente coincidencia es Bullrich, que luego de los incidentes en Núñez responsabilizó al entonces ministro de Seguridad porteño, Martín Ocampo, que presentó su renuncia al cargo tras un tenso tironeo entre Macri y Larreta, donde el alcalde tuvo que resignar a uno de sus ministros.

 

“Que se acerquen aquellos que están lejos, pero entre Horacio y Lilita no hace falta ningún acercamiento porque están en contacto todo el tiempo”, confió a Letra P una fuente capitalina.

 

Hasta los cruces de este martes, las diferencias entre Carrió y Macri fueron interpretadas en Balcarce 50 como parte de una estrategia orientada a librar públicamente las disputas internas de Cambiemos, que le permite al oficialismo contener esas diferencias frente al electorado antes de que sean capitalizadas por la oposición.

 

 

 

CONTROL DE FRENTES. Sin embargo, la desautorización contra Bullrich por el reglamento policial cosechó lecturas contrapuestas: algunos consideran que el malestar presidencial es real y otros sostienen que es lo máximo que puede hacer Macri en vísperas del año electoral que se avecina.

 

“Mauricio tuvo que frenar la bronca con Carrió por necesidad. No estamos en un momento holgado electoralmente. Así como (el diputado salteño Alfredo) Olmedo nos quita dos puntos por corrernos por derecha, Carrió puede restarnos otros tantos si tensa la cuerda del republicanismo. Esas pérdidas pueden ser muy negativas en un escenario de constante polarización como lo que se viene para el año próximo”, evaluó una fuente del Ejecutivo impregnada por el clima que respira el PRO en el Congreso, especialmente en Diputados, donde Emilio Monzó fue reelecto este miércoles como titular de la Cámara de Diputados por un año más. El diputado ya anunció que no buscará reelegir la banca en 2019, como parte de su alejamiento de Cambiemos, pero las palabras que enunció en la Cámara luego de ser ratificado como titular del cuerpo, repasaron también las fragilidades internas del PRO, además de las que atraviesan a Cambiemos.

 

 

 

“Reivindico la rosca. A veces me tomo el trabajo de definirla porque es algo muy humano, es entregar el ser, algo de lo que es uno con el otro. Esto no se hace de manera virtual, no se hace con las redes sino de manera personal”, dijo Monzó en un mensaje por elevación para su principal antagonista dentro del macrismo: el jefe de Gabinete Marcos Peña, mano derecha del Presidente. “También se le fue un poco la mano en lo que dijo, realmente no era necesario”, lamentó un inquilino de la Casa de Gobierno en referencia a la emergencia múltiple de diferencias públicas dentro y fuera del macrismo.

 

Una muestra de esa fragilidad ocurre en la Cámara de Diputados, donde evolucionan discusiones muy tirantes entre radicales, lilitos y macristas sobre dos proyectos clave del período de sesiones extraordinarias que convocó el Ejecutivo este lunes: la iniciativa para endurecer las penas contra barrabravas y el texto que busca regular el financiamiento de partidos políticos y blanquear la recepción de aportes de empresas privadas. Dentro de esa controversia también Carrió juega un papel determinante que habría irritado a Macri, que todavía respira el viento de cola anímico y el entusiasmo posterior a la cumbre del G20 que concluyó este sábado.

 

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