Su condición de único referente que le garantiza al Gobierno un manejo efectivo de la Cámara de Diputados y de ser el único capaz de conseguir pleno apoyo de la amplia gama de bloques peronistas le dio a Emilio Monzó sobrevida al frente del cuerpo. Casi exiliado, el interbloque Cambiemos volvió proponerlo este miércoles para que fuera reelecto en el cargo, lo que se concretó con una lluvia de elogios opositores que emocionaron hasta las lágrimas al bonaerense, que aprovechó para dejar expuesta al máximo su diferencia con la Casa Rosada, con una reivindicación explícita de la “rosca política”
La reelección de Monzó al frente de la Cámara no estuvo en discusión ni siquiera cuando el diputado del PRO le hizo saber a todo Cambiemos que, marginado de las decisiones políticas del oficialismo, no piensa participar de la campaña de 2019 y que, una vez finalizado su mandato, quedará “libre” para volver a construir en otro espacio. Así, el interbloque que conduce Mario Negri volvió a proponerlo este miércoles como titular del cuerpo y el cordobés le elogió la “paciencia”, el pluralismo, el temple y “la capacidad para controlar la temperatura de la sangre” en las sesiones más calientes.
Sin mayoría propia, Cambiemos tenía claro que el PJ en sus diversas expresiones solo era capaz de apoyar para la presidencia del cuerpo a Monzó, un dirigente que viene del peronismo, al que muchos especulan que volverá. La reeleción de Monzó fue casi una resignación ante la falta de otra figura fuerte dentro del oficialismo que pudiera ocupar ese lugar. El otro dirigente capaz de hacerlo, Negri, no goza del respaldo del peronismo federal ni de los diputados del Frente para la Victoria (FPV) -el bloque más numeroso-, con los que suele tener cruces ásperos. Con todos, Monzó mantiene una relación de puertas abiertas y diálogo permanente.
Con la reelección del bonaerense, el oficialismo no solo apuntaba a mantener una relación armónica con la oposición peronista sino que también evita agitar la interna propia, de cara a un año electoral que se avizora agitado y con los socios políticos radicales y lilitos sublevados por distintas razones. Mejor mantener el status quo -que hasta ahora garantizó leyes cruciales para el Ejecutivo- y no innovar, pese al evidente descontento de Elisa Carrió, enfrentada con Monzó desde el debate sobre el aborto, que decidió faltar a la sesión preparatoria en la que se renovaron autoridades.
Sin la líder de la Coalición Cívica en el recinto, la sesión transitó la ya clásica ola de elogios personales de las bancas opositoras, potenciada por la certeza de que la elección de Monzó al frente de la Cámara será la última. El presidente del bloque del FPV, Agustín Rossi, reconoció “las cualidades políticas y personales” del bonaerense -sentado al lado de Máximo Kirchner, quien asintió- y el titular del interbloque Argentina Federal, Pablo Kosiner, hizo alusión a sus “valores” y aprovechó para respaldarlo en su interna con la Rosada. “Si el Gobierno nacional hubiese escuchado más al diputado Monzó, hay cosas que se podrían haber solucionado”, dijo el salteño.
Fue Graciela Camaño quien, luego de coincidir con sus pares, casi desafió al presidente del cuerpo a que respondiera en el propio recinto si cumpliría con su palabra de “no volver a ser diputado”. Las loas continuaron en boca de Felipe Solá, el socialista Luis Contigiani, la puntana Ivana Bianchi y hasta el salteño Alfredo Olmedo.
Frigerio estuvo en el palco aplaudiendo a Monzó. (NA)
Monzó escuchó sentado en una banca, en medio del bloque PRO, mientras su círculo político de confianza aplaudía desde los palcos. En las galerías estuvieron el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, el secretario Sebastián García de Luca, y los legisladores bonaerenses Guillermo Bardón, Marcelo Daletto, Gabriel Monzó, Oscar Sánchez y Marcelo Pacífico.
Una vez anunciada su reelección, emocionado hasta las lágrimas, el bonaerense ocupó el sillón de la presidencia y aprovechó para plantar bandera. “Me siento orgulloso como político. Esto ha sido destacado y es lo que me esfuerzo en hacer día a día. Reivindico la rosca. A veces me tomo el trabajo de definirla porque es algo muy humano, es entregar el ser, algo de lo que es uno con el otro. Las conversaciones que tenemos casi en forma permanente tienen un gran porcentaje de quiénes somos en la vida, de qué familias venimos. Eso es la rosca y en base es lo que genera confianza para lograr acuerdos, las leyes, para sacar un país adelante. Esto no se hace de manera virtual, no se hace con las redes sino de manera personal”, dijo Monzó, en lo que se interpretó como un disparo por elevación a Peña. Una ovación sucedió al discurso del presidente de la Cámara, que sonó a despedida. "Nos vamos juntos, Graciela", respondió el bonaerense a la pregunta de Camaño, confirmando el fin de ciclo.
RENOVACIÓN PARA TODOS. La sesión en la que la Cámara en pleno reeligió como presidente a Monzó también marcó la renovación de los vicepresidentes José Luis Gioja (FPV), Luis Petri (UCR) y Martín Llaryora (Argentina Federal), todos electos por unanimidad.