La candidata a senadora por Unidad Ciudadana, Cristina Fernández de Kirchner, relanzó su campaña hacia la elección general de octubre con un llamado al votante que en las PASO se inclinó por otras propuestas opositoras. El electorado de su ex ministro del Interior, Florencio Randazzo, con el frente Cumplir, sumado a los votos de su ex jefe de GabineteSergio Massa y su alianza 1País serán parte del objetivo/botín que le permita mantener el primer lugar que consiguió el pasado 13 de agosto. "La oposición que quiere la sociedad es una oposición verdadera, con propuestas", dijo sobre un escenario que continúa con la estética propuesta por Unidad Ciudadana (UC): sobriedad, centralidad sobre CFK para minimizar la impronta peronista y apelación al voto útil: la ex presidenta como la única capaz de ponerle un límite al Gobierno.
Cristina llegó a la ciudad que la vio nacer con un fuerte operativo de seguridad y vallado. Afuera, típica impronta de un acto: puestos de choripanes y venta de remeras con la cara de Néstor Kirchner, Perón o Evita. Pasacalles de candidatos locales (Florencia Saintout y Victoria Tolosa Paz) y bombo, bandera y trompetas y casi una cuadra se seguidores que miraban el acto a través de las pantallas gigantes. Adentro, nada de eso: un cuadrilátero en el centro de la cancha de básquet del Club Atenas, en pleno casco urbano de La Plata. La gente parada alrededor, sin banderas. Sólo en las gradas algunas insignias propias donde el intendente Ensenada, Mario Secco, se llevó la preferencia ocupacional. No en vano fue el más aplaudido cuando se subió al escenario montado atrás de Cristina.
La ex presidenta mantuvo la sobriedad durante todo el acto. En casi una hora que duró el acto (el doble de lo que venía hablando en esta campaña descristinizada), la ganadora de las primarias del 13 de agosto volvió a remarcar que UC ganó la elección. Recordó cómo el Gobierno "manipuló el escrutinio" y dio la orden -otra vez- de que no haya agravios contra los integrantes del oficialismo. Ella fue más sutíl e irónica: "Nos quisieron vender gato por liebre; pero no fue gato, fue liebre", dijo.
Para no salirse del libreto, en sintonía con la campaña de laboratorio que viene haciendo, contó con una pequeña ayuda. Un machete en el que se vio hacia dónde enfilaba su discurso y el rol que debería tener la oposición.
Cristina, papel en mano, aseguró que el presidente "no tolera voces disidentes" (Foto: Ignacio Amiconi -AG La Plata-)
"Creo que toda la oposición tiene la responsabilidad, no ante Unidad Ciudadana, sino ante toda la sociedad -y a los que los emponderaron también a ellos- de acordar una oposición que ponga límites en serio en los graves problemas de trabajo, de tarifas, de endeudamiento que tiene la Argentina. Éste va a ser el gran desafío para la oposición", vaticinó. Al amparo del off the record, los dirigentes que estuvieron presentes este miércoles decían que sobre todo los votos de Florencio Randazzo se trasladarán hacia Unidad Ciudadana. Algo que la propia compañera de fórmula de Randazzo, Florencia Casamiquela, desestimó en diálogo con Letra P.
Cristina se mostró como la verdadera oposición y llamó a "todos los ciudadanos y ciudadanas" a emitir un voto que pueda "poner un límite al Gobierno".
La estrategia no es solo kirchnerista. El oficialismo tambien apunta a un combate cuerpo a cuerpo sin más nadie arriba del ring. Un rato más tarde, frente a empresarios, el primer cadidato a senador por Cambiemos, Esteban Bullrich, también llamaría al voto útil. Diría que a Cambiemos le convenía competir contra CFK porque el oficialismo "está plantenado un cambio muy profundo". Y agtaría así el eslogan de pasado contra futuro que usó el Gobierno durante las PASO.
Los 20.324 votos que obtuvo de ventaja Unidad Ciudadana también fueron tema del discurso. La ex presidenta adelantó que pedirá auditar el software que carga los datos del recuento provisorio en el Correo y, nuevamente, apuntó contra el Gobierno. "Descubrimos falsificaciones en telegramas, presidentes de mesas marcados a dedos que eran simpatizantes del Gobierno, la Gendarmería nacional actuando casi como un fiscal general del Gobierno", soltó.
Y adelantó que, para el mes de octubre, van a reiterar todos los pedidos realizados ante la justicia electoral. "Lo dejo aquí formalmente planteado. Después de ver todo lo que pasó me doy cuenta por qué con tanto ahínco, por qué querían el voto electrónico. Es muy claro por qué querían el voto electrónico. Por eso queremos una auditoría completa más todas las garantías, muchas de las cuales no se han cumplimentado".
"Las elecciones no se empatan, se pierden, aunque sea por un voto, pero se pierden", agregó para remarcar el viraje discursivo del oficialismo durante las elecciones primarias.
A Cristina le acercaron un afiche que reclamaba la aparición con vida de Santiago Maldonado. La ex presidenta se encargó de levantarlo y mostrarlo ante la gente, que coreó: "¿Santiago dónde está?".
"El hecho más grave, el más importante, el más terrible, el más doloroso es la desaparición forzada de Santiago Maldonado, y cuando menciono el caso de Santiago Maldonado lo digo con cierto grado de autoridad. Hoy, 30 de agosto, se recuerda el Día Internacional de las Víctimas de la Desaparición Forzosa. Por eso, el compromiso no es ocasional, es de convicciones profundas, qué les voy a contar acá en La Plata...", dijo. Esta vez, a diferencia de otras visitas a la capital provincial, la ex presidenta evitó hablar de sus años de militancia en la juventud peronista y sus compañeros desaparecidos.
"Nos han corrido nuevamente el arco. Ya no solamente es la cuestión económica. El durísimo ajuste económico que se viene después de octubre. Han diferido el pago de la factura de luz y de gas y el aumento del 50% todo para después de las elecciones. Es como una suerte de conteo de aumento para después de las elecciones", ironizó.
La ex presidenta ya juega la carta de octubre y confronta directamente con el Gobierno. Le pide a sus seguidores que se corran -un poco al menos- de esa mística de patio militante que supo tener en sus últimos años como mandataria. Ahora es oposición y pese a haber ganado las primarias por "un puñado de votos", como intentó marcarle Cambiemos, avisa que no hay que ser exitista. "El exitismo es mal consejero, es el padre de la derrota. El triunfalismo no le sirve a nadie; solamente a los que quieren que perdamos: no se equivoquen", pidió.
En sus últimas palabras, mientras la gente empezaba a corear "vamos a volver", la candidata de Unidad Ciudadana esquivaba ese deseo. "Gritemos Argentina conmigo, gritemos Argentina conmigo, se los pido por favor. Lo más importante es nuestro país, se los pido por favor. Gracias, muchas gracias", fue su arenga final.
No hubo ni papeles estallando ni canción de Estelares ni de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Tampoco marcha peronista. Sonó por lo bajo un tema de Las Pelotas que se titula "Personalmente" y cuyo estribillo dice "personalmente creo / que todo esto es una locura". La ex mandataria saludó a los candidatos y se fue de escena. Entonces sí se cantó la marcha peronista, "vamos a volver" y "tómala vos dámela a mí / el que no salta es de Clarín".