El kirchnerismo y el Partido Justicialista negocian para volver a trabajar en conjunto en la Legislatura porteña y se encaminan a reeditar el interbloque que durante años representó al Frente para la Victoria. Ahora incluiría a todos los espacios que compitieron en las últimas elecciones bajo el sello de la alianza Unidad Porteña. En el marco de esta discusión, se cruza la definición del jefe bloque: Carlos Alfonso Tomada y Mariano Recalde compiten por conducir la bancada y la elección de ese mando podría modificar el escenario de alianza parlamentaria.
El ex ministro de Trabajo durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández conduce el lote de legisladores kirchneristas desde el 10 de diciembre de 2015, cuando dejó el edificio de la Avenida Paseo Colón que habitó durante 12 años. En el camino, la bancada K sufrió una avería: cuatro legisladores peronistas abandonaron el espacio e hicieron crujir al Frente para la Victoria (FpV).
Las elecciones legislativas del 2017 volvieron a unir al kirchnerismo con el PJ que conducen Víctor Santa María, Juan Manuel Olmos y Andrés “el Centauro” Rodríguez. Kirchneristas y peronistas compartieron el frente Unidad Porteña y la boleta de diputados nacionales y legisladores porteños. Se transitó la campaña tratando de obviar las diferencias y el conglomerado de fuerzas políticas que hasta hace meses se llamó FpV logró retornar al segundo lugar en la Ciudad, tras una baja performance de Martín Lousteau.
En estos comicios, el frente Unidad Porteña cosechó tres legisladores nacionales y seis porteños. La campaña y el resultado electoral lograron aflojar una tensión que en el 2016 se hizo insostenible y devino en la ruptura. Las diferencias entre el peronismo y La Cámpora persistirán, pero existe una predisposición a formar un interbloque que contenga a todos los espacios.
Según pudo saber Letra P, el ex ministro de Trabajo mantendría la presidencia del bloque por consenso interno, pero también porque sería la garantía para que el Bloque Peronista se acople al interbloque. La relación de Olmos y Santa María con Recalde es buena, pero nadie en el PJ desea que La Cámpora conduzca la bancada. “No sería un buen mensaje al electorado”, argumentan.
No hay animosidad hacia Recalde ni tampoco del ex mandamás de Aerolíneas Argentinas para con los caciques del PJ, a quienes conoce por su cargo de presidente del Congreso Metropolitano del partido. Es decir, la discusión no es personal, sino que se remite a un viejo encono del peronismo porteño con los cuadros dirigenciales de La Cámpora, que se intensificó durante el último mandato de Cristina. Todos en el kirchnerismo reconocen al abogado laboralista, que viene de representar como candidato a jefe de Gobierno y como primer aspirante a legislador porteño del frente. Por otra parte, el vínculo entre el flamante legislador y Tomada es óptimo, según pudo saber este medio.
Se ven y reúnen seguido. Además de las periódicos encuentros en los que también están Olmos y Santa María, donde se define estrategia parlamentaria y discuten cargos, han tenido encuentros bilaterales. Hace semanas se hablaron cara a cara y ambos manifestaron intención de presidir la bancada peronista. Se juraron trabajar en conjunto y competir sanamente.
Como prueba de la buena química, el actual jefe de bloque lo sumó a las reuniones con el PRO para debatir los proyectos de ley que el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta quiere aprobados antes de fin de año. De esas negociaciones parlamentarias saldrá también la definición sobre quién ocupará la vicepresidente II de la Legislatura, que el oficialismo está dispuesto a ofrecer al kirchnerismo.
Un escenario probable sería que Tomada mantenga la jefatura de bloque y Recalde sea ungido vicepresidente segundo. Sin embargo, el larretismo prefiere que el ex ministro de Trabajo continúe con el doble comando: vicepresidente II y presidente de bloque. La negociación sigue en pie y el kirchnerismo no da el brazo a torcer porque, en el marco del tire y afloje de la discusión, cuenta con una certeza: en su afán de hundir políticamente a Lousteau, el Gobierno porteño apuesta por consolidar al peronismo y al kirchnerismo como la segunda fuerza política de la Ciudad.
Desde el 10 de diciembre el bloque FpV en la Legislatura tendrá ocho diputados: Tomada, Recalde, Victoria Montenegro, Paula Penacca, Javier Andrade, Lorena Pokoik, Leandro Santoro y Andrea Conde. El Bloque Peronista, cuatro: María Rosa Muiños, Claudio Heredia, Silvia Gotero y Santiago Roberto. De sumarse, podrán presentar un interbloque de 12 votos. La intención de ambos sectores de avanzar hacia un interbloque existe, pero la definición del jefe bloque y el acuerdo básico de convivencia terminarán de concretar la posibilidad.
En la Legislatura porteña la discusión en torno a quién ocupará la vicepresidencia II o III se define mediante la negociación política. El resultado electoral y la cantidad de bancas puede sumar o restar, pero la posibilidad de que un bloque o interbloque obtenga alguno de estos espacios pasa únicamente por la capacidad de negociación. Actualmente, la vicepresidencia II corresponde al FpV y la tercera al socialista Roy Cortina, que lo hace en representación del interbloque Evolución.
El PRO en la Legislatura amenaza con quedarse con dos de las tres vicepresidencias, teniendo en cuenta que la vicepresidencia I es siempre para el oficialismo y desde el 10 de diciembre la ejercerá Francisco Quintana. Pese a esta posibilidad, en las últimas conversaciones con la oposición, el PRO estaría dispuesto a dejar las vicepresidencias segunda y tercera en manos del kirchnerismo y el bloque de Lousteau, respectivamente.