PJ 2016

Legislatura porteña: por qué se resquebraja el bloque del Frente para la Victoria

Atraviesa un momento complicado. Hay dos grupos bien definidos y un jefe de bloque que busca contener a todos. Pese a las internas, por ahora, la situación no llevará a la ruptura.

El bloque kirchnerista de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires es heterogéneo, como también lo es el Frente para la Victoria. Entre los diputados hay diferencias generacionales e ideológicas, responsabilidades y roles distintos, además de lealtades hacia dirigentes muy disímiles. Esto no es nuevo pero, aunque la sangre no llegaria al rio, como sí pasó en el Congreso de la Nación y podría ocurrir en la Legislatura bonaerense, las tensiones han aumentado al punto de que, en este momento, hablar de alcanzar acuerdos o de sintetizar estrategias es hablar de quimeras. 

 

Desde hace años, la bancada vive tensiones propias de la discusión política y los intereses cruzados. Últimamente, convivieron, a veces mejor, a veces peor, ediles del PJ, La Cámpora, Nuevo Encuentro y representantes del sindicalismo.

 

Ahora, la situación que abre una grieta es la ley que crea la sociedad del estado Agencia de Bienes. Antes fue el traspaso de la Policía Federal o la postura frente al oficialismo ante cualquier tema a tratar. Lo que indica que la división viene desde hace tiempo y no es por un tema particular. Tampoco es por razones netamente ideológicas.

 

Se encuentran todos en un mismo bloque pero hay una clara división en dos grupos, que incluso queda cristalizada a la hora de los almuerzos rutinarios que se dan después de las sesiones de los jueves.

 

De un lado, se encuentran Gabriel Fuks, del riñón de Daniel Filmus; Claudio Heredia; del riñón del titular de UPCN, Andrés Rodríguez; María Rosa Muiños y Silvia Gottero; del PJ porteño y dirigentes del espacio de Juan Manuel Olmos y el titular del SUTERH, Víctor Santa María.

 

En la otra esquina se ubica el sector más alineado al kirchnerismo transversal que componen La Cámpora, Nuevo Encuentro, Proyecto Popular y Peronismo Militante. Así forma la “Liga rebelde”: Javier Andrade, Lorena Pokoik, Paula Penacca, Pablo Ferreyra, José Cruz Campagnoli, Andrea Conde y Magdalena Tiesso.

 

El jefe de bloque, Carlos Tomada, media entre los dos bandos y busca poner paños fríos desde mucho antes de ingresar al edificio de Perú 160. Meses antes de asumir se reunió en persona con cada uno de los integrantes del FpV y les transmitió su intención de conducir y “unir”. Su gestión fue exitosa porque logró avanzar hacia la conformación del bloque del Frente para la Victoria – a excepción de un diputado- , pero no alcanzó a medir el terremoto que se avecinaba. 

 

Antes de asumir, todos los diputados se encontraron en el Ministerio de Trabajo para participar de un ágape. Recién empezaban a probar los sanguchitos cuando uno de los presentes empezó a contar la cantidad de comensales. El número no cerraba. Faltaba un legislador.

 

“¿Y Claudio? (Palmeyro – bloque Sindical Peronista)”, preguntó uno. Nadie respondió. Nunca quedó claro si se olvidaron de llamarlo, si no pudo llegar o si no quería ir. Lo cierto es que el hombre de Omar Viviani en la Legislatura porteña no se sumó al bloque K que se presentó en diciembre. A pesar de que mantiene un buen vínculo con Tomada y con varios de sus ex compañeros, su jefe político decidió darle la espalda a La Cámpora y mantuvo su monobloque por afuera. Hay diputados que, cansados de los cortocircuitos con la “Liga rebelde”, preferirían imitar a Palmeyro. No obstante, todos saben que no es el momento de romper el bloque y que el sindicalista no se alineó porque el líder de los taxistas juega con el bloque secesionista de Diego Bossio en la Cámara baja.

 

PRIMERAS RENCILLAS. El primer capítulo que llevó a la desgastante situación actual se inició en enero, durante el debate por el traspaso de la Policía Federal. El sector ligado al PJ apostaba a dar los votos positivos y el otro bando iba por la negativa, amparándose en críticas a la redacción del proyecto, repudios a los despidos en el Estado y cuestionamientos a la “pesada herencia” que propinaba el macrismo desde el Gobierno nacional. “Basta de oponerse a pedidos claros y que son para el bien de los porteños”, analizaban los peronistas

 

En la reunión de bloque previa a bajar a la sesión extraordinaria del 18 de enero, Tomada tuvo que “desempatar”. Optó por la segunda opción y, luego de un ruidoso intercambio, se decidió ir por la abstención. Las esquirlas de esa primera división, que se ocultó en el recinto, son las que golpean cada encuentro semanal de legisladores. Estas reuniones se volvieron imposibles por los cruces, siempre con respeto, de un lado y del otro.

 

La tensión por la Agencia de Bienes fue tan fuerte que ocasionó la suspensión de la reunión de este jueves. Hay quienes aseguran que no se hizo porque de,sde el miércoles, la mayoría de los kirchneristas dejó su despacho pasadas las 23, ya se sabía cómo terminaría la historia. No pareció. Durante toda la sesión las caras largan se notaron, aunque también en el PRO, que el miércoles por la mañana aseguraba que tenía los 12 votos del FpV para aprobar la Agencia.

 

El desencadenante principal del enojo actual se remonta a diciembre de 2015, cuando el Frente para la Victoria forjó un acuerdo con el PRO para la sanción en primera lectura de una serie de iniciativas requeridas por el Gobierno porteño. La Agencia de Bienes formaba parte de ese paquete.

 

El protagonista kirchnerista de esa cruzada fue el ex titular de la Magistratura Juan Manuel Olmos, que trabajó el acuerdo en soledad junto a su amigo macrista Cristian Adrián Ritondo. Por eso, el ala rebelde se fastidia cuando lo ve entrar al ex diputado a la Legislatura porteña. El jueves desfiló por los despachos, al igual que el 3 de diciembre, el día de la maratónica sesión en la que se aprobó el Presupuesto 2016 y las primeras lecturas de Agencia de Bienes y el Centro de Convenciones, cuando directamente participó de la reunión de bloque.

 

Quienes defienden a Tomada advierten que el ex ministro de Trabajo llegó con un pacto ya diseñado en el que no pudo incidir y que se esfuerza para mantener la unidad, mientras que los que lo critican entienden que le cuesta ordenar a la tropa kirchnerista y remarcan que “los acuerdos se hacen para cumplirse”.

 

Además de que no coinciden” con el proyecto en cuestión, los ediles rebeldes también se sienten apartados de la negociación y aclaran que “ni siquiera” pudieron leer los expedientes que aprobaron en diciembre. Es un argumento difícil de explicar porque, bajo la conducción de Gabriela Alegre, también el FpV ha acompañado proyectos macristas con nula discusión interna.

 

El ala PJ entiende que sus compañeros de bloque “patalean” porque se ven afuera del acuerdo. Sus referentes celebran que el macrismo avaló cambios propuestos por el FpV y el expediente a votar “mejoró” respecto a lo que se votó en diciembre. “Cumplimos con todos los cambios que nos pidieron. Pasamos de una ley desastrosa a una ley que se puede votar porque da espacio a los diputados a que intervengan en la enajenación. Ya no es más inconstitucional”, explicó un legislador kirchnerista.

 

En efecto, un puñado de diputados, encabezados por Tomada, batalló con el macrismo para cambiar aspectos claves de la ley y esas modificaciones llegaron a buen puerto: se aumentó la interferencia del Poder Legislativo ante el proceso de enajenación y se estableció que el Gobierno porteño presentaría un plan anual de los bienes a enajenar en el mes de septiembre. El otro sector pidió cambios en el Parque de la Innovación, el macrismo no cedió, los radicales quitaron apoyo y se remontó nuevamente la idea del “pacto PRO – K”. Ese conjunto de factores logró que la “Liga rebelde” retirase su apoyo e hiciera caer el acuerdo convalidado cuatro meses antes.

 

La situación es delicada pero no alcanza para que el bloque estalle en pedazos, por más que algunos legisladores preferirían dejar de compartir reuniones con sus compañeros camporistas, a quienes también ven en los encuentros semanales en la sede del PJ porteño de la calle San José. El rol componedor de Tomada es clave y, por ahora, alcanza para mantener la unidad. El jefe de bloque entiende que dado el contexto del FpV en provincia y en Nación, más la delicada situación judicial de la ex presidenta y algunos ex funcionarios kirchneristas, es un momento en el que debe garantizarse la unidad y mostrar fuerza.

 

En la previa de la última sesión, de un bando a otro cruzaron conversaciones para aplacar los ánimos. Pero los llamados externos no fueron tan amistosos. La joven Magdalena Tiesso recibió llamados y presiones. Dirigentes de su organización (Peronismo Militante) se cansaron de explicarle por qué debería votar a favor de la Agencia y respetar el acuerdo. Los argumentos variaban, pero el tono de la conversación siempre fue en duros términos. Tiesso se sintió aturdida y sufrió una descompensación: terminó en una guardia clínica. En paralelo, a José Campagnoli y Andrea Conde, de Nuevo Encuentro, les recordaron que Gabriela Cerruti votó a favor a fin de año.

 

Finalmente, como informó este portal, el bloque PRO decidió, por pedido de Horacio Rodríguez Larreta, esperar unos días para votar la Agencia de Bienes y se olvidó de la posibilidad de impulsar un tratamiento sobre tablas. El expediente ni se nombró en el recinto.

 

De todas formas, la imagen inmediatamente siguiente a la de las caras largas de la sesión pinta de cuerpo entero la situación. La mayoría de los diputados cruzó al restaurante El Caserío para almorzar. A pesar de compartir horario y lugar, los comensales no se dirigieron la palabra.

 

La “Liga rebelde” y el sector PJ comieron en el mismo lugar, aunque en mesas separadas. Los kirchneristas no estaban solos. Pegadas a la puerta del bar ubicado sobre Hipólito Yrigoyen se sentaron las macristas Carmen Polledo, Lía Rueda y Cecilia De La Torre, que observaban la escena con perplejidad.

 

El macrismo propondrá tratar la Agencia de Bienes el 21 de abril. Para esa fecha espera contar con todos los votos del Frente para la Victoria y aceptaría nuevos cambios exigidos por la "Liga rebelde". El enojo interno prevalecerá pero no alcanzaría para quebrar a la bancada del FpV, algo que tampoco es visto con buenos ojos por el oficialismo. Por las dudas, en el bloque PRO ya intensificaron el diálogo con SUMA + para obtener otros apoyos. De todas formas, saben que deberán hablar con Martín Lousteau para que se destrabe la situación de esa bancada que aún integra el interbloque ECO.

 

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