Toto Caputo refuerza el modelo extractivista con deuda cara y sin gradualismo. Mientras el Vaticano promueve condonar préstamos, el ministro apuesta al RIGI y al REPO para garantizar retornos financieros. Tasas del 13% en dólares y bonos del Tesoro como garantía ante el FMI marcan su estrategia en una disputa doctrinal sobre el desarrollo.
Registrate para continuar leyendo y disfrutando de más contenidos de LETRA P.
Mientras Caputo promete estabilidad con endeudamiento y metas fiscales, desde el Vaticano llega otra lectura.
Un documento del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, coordinado por el economista Joseph Stiglitz y avalado por el papa León XIV, subraya los riesgos del modelo financiero global y pide “una reestructuración de la deuda que permita liberar recursos para salud, educación y adaptación climática”.
A diferencia de la ortodoxia libertaria, la Iglesia interpela los cimientos de un sistema que considera insostenible.
Evangelios según Toto Caputo y León XIV
No se trata sólo de economía. Se trata de dos visiones de mundo. Mientras Caputo y el gobierno de Javier Milei profundizan un modelo basado en endeudamiento, desregulación y apertura a inversiones sin condiciones, desde Roma se articula una crítica cada vez más estructural.
Robert Prevost León XIV
Robert Prevost, ahora León XIV.
Vatican Media
Robert Prevost, continuador de la agenda social y ambiental de Jorge Bergoglio, advierte sobre los vínculos entre deuda externa, crisis ecológica y exclusión estructural. Lo plantea como una nueva forma de colonización: países ricos que extraen recursos del Sur global a cambio de préstamos y tasas impagables.
La deuda ya no es sólo financiera. Es también ambiental y ecológica. En palabras del informe vaticano: “Los países en vías de desarrollo poseen un verdadero crédito ecológico frente a las potencias contaminantes. La condonación no es caridad: es justicia”.
RIGI: fe ciega en el extractivismo
El Régimen de Incentivo para las Grandes Inversiones (RIGI) es el corazón de la apuesta libertaria por atraer dólares. Le ofrece a grandes conglomerados -sobre todo del sector minero y energético- estabilidad fiscal por 30 años, libre disponibilidad de divisas y beneficios impositivos inéditos.
Cuatro proyectos ya fueron aprobados -tres vinculados a YPF y uno a una firma extranjera de litio- y otros diez, en su mayoría mineros, están en evaluación. Las provincias, necesitadas de divisas, presionan para acelerar la aprobación.
Mesa Interprovincial del Cobre
Los gobernadores de la Mesa del Cobre buscan inversiones con el RIGI
Pero el RIGI no sólo consolida un modelo extractivo: lo profundiza y lo blinda constitucionalmente. En Catamarca, Salta y San Juan se multiplican las promesas de oro, cobre y litio, pero también las alertas por el uso intensivo del agua, la ausencia de consulta previa a comunidades y el potencial daño a ecosistemas frágiles.
La Iglesia, por su parte, plantea una pregunta incómoda: ¿es lícito hipotecar los bienes comunes de las generaciones futuras a cambio de divisas fugaces?
Deuda ecológica, deuda odiosa
El pensamiento social católico dio un giro decisivo. Ya no se limita a la compasión: exige redistribución, condonación y responsabilidad global.
La mirada libertaria, centrada en el mercado, choca de frente con esta lógica. Mientras el Vaticano llama a una “alianza global por la justicia climática”, Caputo apuesta a deuda nueva para pagar deuda vieja, sin inversión productiva ni financiamiento verde.
El Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral publica una nota temática sobre la condonación de la deuda ecológica, como objetivo desde el que partir en este año de esperanza jubilar. https://t.co/gZQNgMYUdG
— Desarrollo Humano Integral (@vaticanIHD_ES) June 24, 2025
En su primer año de gestión, la Inversión Extranjera Directa fue negativa: hubo salidas netas por más de u$s 1.700 millones. El flujo no llega, pero la deuda sí.
¿Un país endeudado puede ser soberano?
La paradoja es brutal. Mientras Argentina paga intereses que equivalen a una parte significativa de su gasto social, desde Roma se plantea un principio olvidado: el desarrollo debe ser integral o no será.
El papa Francisco lo dijo con claridad en su encíclica Laudato si' y León XIV lo retoma: la degradación ambiental y la injusticia social van de la mano. No se puede separar el extractivismo de la exclusión, ni el endeudamiento de la pérdida de soberanía.
El contraste es inevitable: mientras el Gobierno convierte la minería en nuevo fetiche de desarrollo y las provincias corren detrás del espejismo del litio, el Vaticano reclama una economía que respete los límites planetarios.
¿Puede un país que paga millones para sostener un modelo regresivo sumarse a esa “nueva alianza entre los pueblos”?
La disputa es global, pero también íntimamente argentina. Entre Caputo y León XIV, entre el RIGI y la encíclica, se juegan dos ideas de futuro: una de deuda eterna, otra de justicia ecológica.