Toto Caputo no renovó el total de los vencimientos de deuda y aprovecha para bajar las tasas de interés.
En la primera licitación de deuda tras las elecciones, Toto Caputo soltó $5,2 billones al mercado y marcó un giro en la estrategia económica. Con el 57% de renovación, busca aliviar el estrangulamiento monetario, bajar las tasas y estimular el crédito. La maniobra abre una nueva etapa de política expansiva, en línea con la desaceleración inflacionaria.
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Esta decisión de no renovar la totalidad de la deuda -el 43% de los pesos que vuelven al mercado- responde a la urgencia de “atacar el problema de iliquidez” que afecta a la economía real por la falta de financiamiento.
Los $5,2 billones liberados se suman a los $1,2 billones que el Tesoro ya había volcado días atrás mediante la recompra de bonos.
La Secretaría de Finanzas anuncia que en la licitación del día de hoy adjudicó $6,867 billones habiendo recibido ofertas por un total de $7,843 billones.
Esto significa un rollover de 57,18% sobre los vencimientos del día de la fecha.
Con la incertidumbre electoral despejada, el Gobierno busca aprovechar esa liquidez para normalizar la curva de tasas domésticas. El costo de financiación para las empresas sigue siendo “inviable”, según operadores del mercado, con tasas de descubierto que llegan hasta el 90% anual, un nivel que frena inversión y producción.
Ahora, la atención está puesta en el destino de los pesos liberados, especialmente durante el resto de la semana y la próxima.
Toto Caputo desanda el camino
Analistas del mercado recibieron con agrado el resultado de la licitación. “La tasa promedio ponderada por valor efectivo adjudicado se ubicó en 2,87%, en niveles previos al desarme de las LEFIs”, publicó Martín de la Fuente, de ADCAP.
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“Fue una licitación aceptable, no la mejor, pero razonable. Probablemente el sistema financiero tenía necesidades de liquidez y, si las condiciones no eran favorables, no iba a haber tanto interés en seguir. El rollover bajo responde más a una decisión del mercado que del Tesoro”, dijo a Letra P el analista Gabriel Caamaño.
Para el economista Christian Buteler, “haber dejado pesos es positivo. Hay que aflojar un poco el apretón monetario: buscaron que los pesos no presionaran el tipo de cambio, pero igual lo hicieron y afectaron más la actividad que al dólar. Es lógico y sano que se vuelquen más pesos a la economía para bajar tasas e impulsar la actividad”.
Consultado por este medio, el director de la consultora C-P, Pablo Moldovan, consideró que “la licitación fue expansiva y se suma a rumores de operaciones similares en el mercado secundario. El Gobierno busca normalizar la situación monetaria después del apretón preelectoral, probablemente para bajar tasas, normalizar encajes y revertir el efecto contractivo sobre el crédito y la actividad”.
Tasa y horizonte
En este nuevo escenario postelectoral, el rumbo de Caputo es acompañar la baja de la inflación con una reducción paulatina de las tasas de referencia.
En el mercado financiero estiman que el objetivo es llevarlas “en torno al 30% anual para los plazos más cortos”.
La corrección en las tasas es también una pieza central en la estrategia del Banco Central. La entidad presentó ante inversores en Washington una hoja de ruta con el título: “La evolución del régimen de agregados monetarios en Argentina: de la estabilización (2024) y la transición (2025), a la remonetización impulsada por la demanda (2026+) y conducente a la acumulación de reservas”.
El documento, expuesto por el vicepresidente del BCRA, Vladimir Werning, plantea que las licitaciones cumplen un doble propósito. Por un lado, integran las “medidas para reforzar las reservas internacionales”, mediante programas de títulos públicos con suscripción en dólares que permiten al Tesoro sumar divisas y consolidar el esfuerzo de acumulación.
Por otro, son una herramienta clave para la política de pesos. El objetivo de la nueva etapa monetaria es facilitar la “remonetización impulsada por la demanda” después de la estabilización.
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Vladimir Werning, vicepresidente del Banco Central dijo que las reservas van a crecer después de las elecciones.
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En ese marco, toda inyección de liquidez -como la que surgió de la licitación de esta semana o de las recompras de deuda previas- será monitoreada para que los fondos se dirijan a la economía real y no presionen al tipo de cambio.
El nuevo régimen prioriza el control de los agregados monetarios, pero con un sesgo expansivo que busca recomponer la actividad y sostener la tendencia de baja inflacionaria.
Según la hoja de ruta oficial, el objetivo de acumulación de reservas recién se intensificará a partir de 2026, una vez consolidada la etapa de remonetización y normalización del crédito.