Las cinco claves de la suba del dólar y por qué hay que volver a mirar el contado con liquidación
Las fuertes ventas del Banco Central en el techo de la banda de flotación dispararon el riesgo país. Las cotizaciones paralelas como termómetro de expectativas.
Toto Caputo, el dólar y las bandas cambiarias hasta las elecciones de octubre.
Con el trasfondo político que afronta Javier Milei, el salto del dólar, la presión de los mercados y el regreso del paralelo a la agenda obligan al ministro de Economía, Toto Caputo, y al Banco Central, a defender el techo de las bandas cambiarias y exponer el costo de la intervención oficial.
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Este escenario económico, político y financiero abre al menos dos preguntas: ¿por qué sube el dólar? ¿Por qué las cotizaciones paralelas, y en especial el contado con liquidación, vuelven a ser el termómetro del humor de los inversores?
1. Reservas en retroceso y el costo de intervenir
El dato más inquietante para los operadores financieros es la reaparición del BCRA en el mercado mayorista. Tras varios meses de calma, la entidad volvió a vender divisas para defender el techo de la banda cambiaria: en las dos últimas jornadas se registraron ventas por u$s 53 millones el miércoles y u$s 379 millones este jueves.
reservas bcra
La magnitud de la intervención encendió alarmas en los mercados, que proyectan un escenario de sangría si la presión cambiaria se mantiene hasta las elecciones.
Consultoras como Max Capital estiman que podrían destinarse entre u$s 3000 y u$s 4000 millones para sostener la estrategia en los próximos 26 días hábiles previos a los comicios.
La pregunta central es cuánto margen real tiene el BCRA para sostener este ritmo. Las reservas netas disponibles son limitadas y los vencimientos de deuda de los próximos meses suman cerca de u$s 8100 millones, lo que recorta aún más el poder de fuego.
2. El paralelo como termómetro de los mercados
En este contexto, el dólar "contado con liqui" volvió a convertirse en barómetro del humor financiero. Este jueves, llegó a cotizar $40 por encima del blue y casi $60 más caro que la cotización minorista del Banco Nación.
El contado con liqui es el dólar de fuga: el precio que están dispuestos a pagar los inversores que venden activos financieros argentinos y sacan sus ahorros del país.
El esquema actual le pone techo al dólar oficial, pero no impide comprar divisas más baratas en ese mercado para venderlas vía contado con liqui. La diferencia entre una cotización y otra funciona como ganancia para quien hace esa operación. En un escenario de tensión creciente, el precio que estén dispuestos a pagar los inversores para huir del país cobra más relevancia.
Los analistas coinciden en que la demanda de cobertura se aceleró tras el resultado adverso para el oficialismo en la provincia de Buenos Aires.
No se trata sólo del informal. El MEP y el contado con liquidación (CCL) también escalaron: mientras uno estuvo por encima de los $1530, el otro superó los $1560. La convergencia de todas las cotizaciones por encima del techo oficial muestra que la confianza en la continuidad del régimen de bandas está seriamente deteriorada.
dólar
En paralelo, el dólar cripto -referencia alternativa cada vez más utilizada por pequeños inversores- se ubica alrededor de los $1530, confirmando que los mercados buscan cobertura en cualquier instrumento líquido.
3. Bandas cambiarias en la mira
El esquema de flotación administrada que impulsó Caputo entró en zona de tensión. Con la divisa siempre en el techo y el BCRA obligado a vender, lo que se presenta como bandas cambiarias funciona en los hechos como un tipo de cambio fijo encubierto.
La consultora 1816 sintetizó el dilema: mientras el techo actúa como ancla nominal, el piso dejó de ser relevante porque nadie vende dólares sabiendo que la flotación se mantiene en el nivel superior. Así, el margen para administrar volatilidad es nulo y la estrategia oficial pierde credibilidad.
El problema se potencia con la eliminación de instrumentos como las LEFI y con la suba de tasas, que lejos de atraer pesos generaron nuevas dudas. Con este telón de fondo, el resultado electoral terminó de erosionar la confianza en la consistencia del programa libertario.
4. Factores políticos que aceleran la tensión
El componente político se volvió determinante. Tras la derrota de Milei en Buenos Aires, el mercado interpretó que la administración mileísta perdió capacidad de sostener el régimen sin cambios hasta octubre. Consultoras como Equilibra advierten que, sin apoyo financiero externo, el Gobierno está “destinado a perder la pulseada”.
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El dólar le suelta la mano a Javier Milei y Toto Caputo.
Captura de redes
La incertidumbre legislativa y la caída de bonos y acciones locales refuerzan esta percepción. El riesgo país ya supera los 1400 puntos básicos y refleja que la Argentina enfrenta semanas de turbulencia previas a las elecciones.
En este marco, las decisiones económicas se leen en clave política: cada venta de reservas se evalúa como un intento de ganar tiempo hasta los comicios, pero al costo de comprometer la gestión del último trimestre del año. La hipótesis de un cepo parcial o de una devaluación discreta ya no es descartada en el mercado.
5. Escenarios después de las elecciones
La gran incógnita es qué ocurrirá tras el 26 de octubre o tal vez antes. Los mercados plantean tres alternativas principales:
Flotación libre sin bandas: escenario preferido por el Fondo Monetario Internacional (FMI), que permitiría al BCRA dejar de intervenir en niveles específicos y recomponer reservas.
Devaluación con tipo de cambio fijo: un salto discreto que recomponga el superávit de cuenta corriente y dé señales de estabilidad, aunque con fuerte impacto en precios internos.
Reimplantación del cepo: la opción más resistida políticamente, pero que algunos analistas no descartan como mecanismo de freno a la pérdida de divisas.
Tal como contó Letra P, el menú que enfrentan Milei y Caputo se compone de malas opciones: resistir con ventas hasta agotar reservas, devaluar con costos inflacionarios inmediatos o restringir el mercado con un cepo leído como retroceso político.
En cualquier caso, el consenso es que el actual régimen no sobrevive más allá de octubre. El desenlace dependerá de la capacidad oficial para conseguir respaldo externo o de la voluntad política de recalibrar el plan.
Un octubre de definiciones
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