Chile: Kast, otra joya para la corona regional de Donald Trump
El pinochetista, amplio favorito. Mano dura, inmigración cero, mercado y reacción conservadora. La izquierda, en su laberinto. Gran Hermano en el patio trasero.
José Antonio Kast, favorito para el ballotage de este domingo en Chile.
El ballottage presidencial que se celebra este domingo en Chile consagraría, a no ser que fallen fatalmente todos los pronósticos, al ultraderechista José Antonio Kast como presidente electo, podría devolver a la izquierda a un piso histórico cercano al 40% y marcaría otra conquista de Donald Trump en la región que considera, más que nunca, el "patio trasero" de Estados Unidos.
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Las previsiones de las firmas encuestadoras, que por ley debieron dejar de publicar sus estudios hace dos semanas, son unánimes.
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Los sondeos de intención de voto publicados hasta el sábado 29 de noviembre, como este de Cadem, fueron señalaron a José Antonio Kast como amplio favorito para el ballottage de este domingo.
La tendencia, firme, pero que no debe ser dada por hecha hasta el final del escrutinio, no sorprende ya que mantiene el escenario inmediatamente posterior a la primera vuelta del 16 del mes pasado, que arrojaba para Kast el mismo guarismo (58%) frente a Jeannette Jara, candidata comunista y exministra de Gabriel Boric.
Asimismo, eso podía intuirse con los resultados de aquella contienda en la mano: Jara salió entonces primera, pero con un piso demasiado bajo del 26,85%, menos de tres puntos por encima del postulante del Partido Republicano, quien podía recibir el apoyo de más de la mitad de un electorado volcado a opciones nítidamente de derecha.
José Antonio Kast y la reacción conservadora
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José Antonio Kast lidera la reacción pinochetista en Chile. (Captura de redes).
El debate final del último martes entre los candidatos chilenos, que se enfrentaron durante dos horas y media con la posibilidad de plantear intercambios directos, fue demostrativo de la nitidez con la que se contrastarán modelos opuestos en las urnas.
Kast, de 59 años e hijo de un inmigrante alemán que fue afiliado nazi, se hizo fuerte en seguridad e inmigración, ampliamente instalados como temas de preocupación ciudadana a la vez cruciales y vinculados.
Según la última encuesta de la firma Cadem, de referencia en Chile, el 69% de las personas consultadas cree que la llegada de inmigrantes al país es mala y el 82% reclama restricciones más severas a ese fenómeno. Para una mayoría abrumadora, la situación admite el calificativo de crítica.
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La tasa de homicidios alcanza a seis por cada 100.000 habitantes, superior a la argentina (3,8/100.000 en 2024), pero moderada. Aun así, casi se duplicó en la última década.
Por otro lado, los robos aumentaron 25% en los últimos ocho años y preocupa el accionar de bandas narcotraficantes con conexiones externas.
Así, la inseguridad es señalada como el principal problema del país por el 63% de las personas consultadas en octubre por la encuestadora Ipsos, número llamativamente superior a los que se registran en México (59%) y Colombia (45%).
José Antonio Kast: pinochetismo sobre finas hierbas
Quien aparentemente se convertirá en presidente prometió mano dura –construcción de cárceles de máxima seguridad, endurecimiento de penas...–, así como restricciones severas a la inmigración –sobre todo, en la frontera norte– y expulsión sumaria de extranjeros en situación irregular.
Lo que está ocurriendo en el norte es grave y necesitamos un gobierno que conduzca el proceso de salida de miles de inmigrantes ilegales. Algunos candidatos proponen regularizaciones masivas, nosotros recuperaremos el orden y cumplimiento de la ley. pic.twitter.com/ElkMVHVCDU
Jara reconoció el problema de la inseguridad, pero apostó a asegurar el registro de la población extranjera y a adoptar políticas y no eslóganes. ¿Será que este es un tiempo de eslóganes?
Hay una oportunidad real de enfrentar la seguridad con seriedad. Las cifras han aumentado y no basta con eslóganes: necesitamos medidas sinceras, posibles y transparentes. La gente merece saber cómo, con quién y con qué recursos se implementan las propuestas. La seguridad es… pic.twitter.com/5wDGnRefBZ
Más allá de esa dureza, Kast ha tratado en el último tiempo de diluir sutilmente las aristas más filosas de su discurso, las que lo limitaron en sus experiencias electorales anteriores: en 2017, cuando quedó cuarto y Sebastián Piñera dominaba a la derecha y toda la política nacional; y en 2021, cuando perdió en segunda vuelta con Boric.
Ahora, Kast no defiende, como hizo incansablemente durante prácticamente toda su trayectoria, el legado de Augusto Pinochet; dijo que no indultaría a violadores de los derechos humanos y renunció a militar la derogación de la módica ley de despenalización del aborto que rige en Chile, que lo permite sólo en caso de violación, riesgo de vida de la madre o inviabilidad del feto.
Jara, en tanto, propuso avanzar hacia la despenalización total.
¿Chile, en la estela de la Argentina?
Tras un largo período de fuerte crecimiento económico –extremadamente inequitativo durante la dictadura de Pinochet, rasgo ampliamente moderado en democracia, en especial bajo los gobiernos de la ex-Concertación–, Chile enfrenta hoy la llamada "trampa de los países de ingresos medios", concepto sobre el que la Argentina podría dar cátedra y que consiste en un progresivo estancamiento en un contexto de mayores demandas sociales.
El nivel de insatisfacción de esas demandas fue tal, que llevó en octubre de 2019, en tiempos de Piñera, a un levantamiento popular de extrema violencia que fue reprimido con abrumadores abusos policiales. Esa coyuntura crítica pudo superarse meses después, con la promesa de una reforma constitucional que garantizara más derechos –sobre todo en salud y la educación públicas– y que eliminara los rezagos del orden pinochetista.
El movimiento originó una superación del centroizquierda tradicional y su reemplazo por la emergente y presuntamente más radical de Boric, pero una cosa es liderar –pacíficamente– parte de una ola de protestas y otra, gobernar un país tironeado por intereses poderosos y contrapuestos.
La reforma constitucional, gran bandera de Boric, naufragó dos veces en las urnas: primero, en forma de un proyecto más audaz, elaborado por una Convención, y luego, con uno mucho más moderado redactado por un Consejo ad hoc. Ante una sociedad que mayoritariamente viraba a la derecha, el presidente de la nueva izquierda pareció quedarse sin programa.
La izquierda de Chile en su laberinto
De ese modo, desde abril de 2022, el diferencial de imagen negativa sobre positiva se hizo definitivamente irremontable para el presidente.
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(Fuente: Cadem).
El estancamiento de la economía es palpable. El 2020 del Gran Confinamiento derivó en una caída del PBI superior al 6% y 2021 registró un rebote de 11,3%. La "nueva normalidad" productiva se conoció en 2022, con un aumento de 2,1%; 2023 –apenas 0,2%–, 2024 –2,6%– y proyecciones para este año del orden del 2,5%. Chile crece de modo mediocre y la población no siente que el país se desarrolle.
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La presentida salida de Boric hace que ahora crezca el optimismo hasta un 59%, nivel sin precedentes en ocho años.
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La explicación –extensible en alguna medida al 26-O argentino– radicará en la mencionada cuestión eólica: lo que renueva las expectativas es la idea de que con Kast pueden volver los buenos viejos tiempos de crecimiento. Con la debida resignación frente a un reparto desbalanceado, claro.
Fresco y batata, un clásico de todos los tiempos: el ultraderechista propone el eterno tándem de "mano dura y economía libre", eslogan de todas las reacciones conservadoras. Habla de imponer una "agenda valórica" nueva –una vieja conocida– y de liderar un "gobierno de emergencia".
En lo económico, esto se traduciría en un ajuste draconiano de 6.000 millones de dólares en un año y medio, que, afirma, conseguirá en base a austeridad gubernamental, pero que es imposible que no deteriore los servicios públicos y los beneficios sociales. Más, cuando la motosierra se combina con una reducción de los impuestos a las empresas y a los ricos, camino que se justifica en la conveniencia de oxigenar la inversión creadora de actividad y empleo. Lo mismo que se ensaya en Argentina y pretende justificar así la reforma laboral en ciernes.
Una joya más para la corona de Donald Trump
De concretarse los pronósticos, la corona de Donald I sumaría este domingo la quinta economía de América Latina. México –la segunda– resiste con Claudia Sheinbaum, pero Brasil –la primera– y Colombia –la cuarta– tendrán elecciones el año que viene, con una ultraderecha que dará pelea en el primer caso y es favorita en el segundo.
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La foto, tomada en septiembre de 2018 en la Casa Blanca, es inolvidable: el entonces presidente Sebastián Piñera endulzó a Donald Trump, quien conducía su primer mandato, mostrándole que la bandera de Chile era un pedacito minúsculo de la de los Estados Unidos.
Mientras, el Corolario Trump de la Doctrina Monroe impone en el hemisferio el aplastante poder político, económico y militar de la hiperpotencia para "denegar a competidores no hemisféricos", sin dudas China, "la posibilidad de posicionar fuerzas u otras capacidades amenazantes, así como de poseer o controlar activos estratégicamente vitales".
La administración Trump ha publicado su Estrategia de Seguridad Nacional. Por si había dudas sobre el fin del imperialismo, EEUU deja claro que apuesta abiertamente por la Doctrina Monroe a la que añade el nuevo corolario Trump (mesianismo puro) en su relación con América Latina… pic.twitter.com/VuNn8t39ij
Como se dijo, el camino ya está suavemente asfaltado en Argentina y, parece, en Chile. Las elecciones venideras en otros países serán cruciales y lo que no se logre "por la razón" se conseguirá "por la fuerza", como reza el lema nacional de Chile.
Machado justifica los ataques de EEUU en el Caribe: "Venezuela está invadida por agentes rusos, Hezbolá y bandas criminales que operan libremente de acuerdo con el régimen [...] Tenemos que cortar esos flujos" pic.twitter.com/pA0GDRSsTp
Las acciones norteamericanas en el mar contra lanchas que presuntamente trasladan drogas –constitutivas de crímenes de una guerra en curso pero aún no declarada– ya pasan de castaño oscuro e implican la captura y el decomiso de grandes buques petroleros venezolanos.
Estados Unidos incauta un buque petrolero frente a las costas de Venezuela
La Casa Blanca lo define como una operación excepcional liderada por la Guardia Costera y la Marina. Donald Trump afirma que se trata “del mayor petrolero jamás confiscado” y sugiere que Washington podría… pic.twitter.com/4C88SavnAx
Mientras, la injerencia de Washington y la controversia por el ínfimo y al parecer irregular triunfo del candidato trumpista en Honduras, Nasry Asfura, se mixturan con el indulto del republicano al expresidente del partido de este, el narcotraficante condenadoJuan Orlando Hernández (2014-2022). El combo llevó a la presidenta de izquierda Xiomara Castro y al Congreso a desconocer el proceso y sugerir una repetición de los comicios. Desde ya, Trump tendrá la palabra y es probable que abra allí un nuevo frente de conflicto con connotaciones bélicas.
“Como Presidenta y mujer surgida de la Resistencia, debo defender la democracia y la dignidad del pueblo. Los 26 audios demuestran que estas elecciones están viciadas de nulidad. La democracia no existe sin justicia y el pueblo no debe aceptar procesos marcados por injerencia… pic.twitter.com/vi5EIi2MwP