Gisela Scaglia vs. Federico Angelini, la interna del PRO puso primera y preocupan las esquirlas
Acordaron ir a elecciones en 60 días. Cómo puede la disputa afectar a Mauricio Macri y Maximiliano Pullaro. El sinuoso juego de Chumpitaz, el tercer elemento.
Gisela Scaglia y Federico Angelini junto con Mauricio Macri en la campaña de 2021.
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El PRO de Santa Fe camina hacía las internas. Los sectores que lideran Gisela Scaglia y Federico Angelini se repartieron la junta electoral que fijará el cronograma de cara a los comicios, dentro de 60 días. Maximiliano Pullaro y Mauricio Macri, por ahora, la ven de afuera aunque cada uno pone algo en juego. La unidad, una quimera.
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La tensión reina en los sucesivos encuentros entre las tribus. Por un lado, avanza la organización de las elecciones, cuyo cronograma se conocerá esta semana. Para esas tareas ya se conformó la junta electoral, con dos miembros titulares del angelinismo y un titular y un suplente que responden a Scaglia. En el sector de la vicegobernadora no se preocupan por tener minoría: “Alcanza con tener uno que controle y avise”.
Si nadie quiere ceder y tampoco hay figuras con la potencia necesaria para gambetear la pelea, la unidad es una quimera. Aunque coinciden en la inconveniencia de que el PRO se muestre ocupado en una pelea propia mientras el gobierno provincial al que pertenece enfrenta numerosos desafíos, la retórica entre las tribus se vuelve cada vez más combativa, aunque por ahora se refugian en el off the record.
Lucas Incicco, Gisela Scaglia, Mauricio Macri y Germán Mastrocola, tras la reunión en la que la vice le blanqueó sus intenciones al expresidente.
Cerca de Scaglia argumentan que el angelinismo dice querer que el PRO construya dentro de Unidos, pero que en realidad buscan la lapicera partidaria para negociar cargos y candidaturas el año que viene bajo amenaza de romper la coalición provincial y aliarse con La Libertad Avanza. “Quieren cobrar”, resumen, bajándole el precio.
El contraataque de Federico Angelini
Frente a la ofensiva, el angelinismo desplegó una defensa que se transformó en contraataque luego de la asunción de Macri al frente del sello nacional. Se sienten empoderados porque el expresidente fue el padrino político de Angelini. Así, le facturan a Scaglia su condición de jugadora de Horacio Rodríguez Larreta. Según dicen, “Mauricio no le va a dejar el PRO a una larretista”, menos aún con la posibilidad de acordar con La Libertad Avanza latente.
El otro dardo venenoso que tienen a mano es la relación de Scaglia con el gobernador Pullaro. No solo por su rol de vicegobernadora -”es demasiada responsabilidad institucional como para sumarle la presidencia partidaria”- sino porque creen que ella priorizará los intereses del gobernador antes que los partidarios.
Sin embargo, en el plano de las hipótesis, un triunfo de la vicegobernadora significaría la entronización del sector que no comparte la idea de acordar con La Libertad Avanza. Esa cuestión, que por ahora no generó ninguna objeción conocida por parte de Macri, podría ser un dolor de cabeza a futuro. A eso se aferran en el angelinismo.
Del otro lado, una victoria de Cristian Cunha, el candidato de Angelini, podría ser una victoria pírrica para los acuerdistas: ninguna tribu espera que participen más de dos mil afiliados en las internas, un número muy escaso para un partido de relevancia nacional en el tercer distrito electoral del país. Una debilidad que, si se cristalizara, le bajaría el precio y socavaría la posición de Macri frente a Milei en una hipotética negociación.
Gisela Scaglia y Federico Angelini en el búnker ganador de Maximiliano Pullaro, el año pasado.
En el angelinismo no se lo creen. Dicen que detectaron a senadores radicales armando para Scaglia y creen que eso es imposible sin que el titular de la Casa Gris, al menos, mire para el otro lado. “Así no se conduce el frente Unidos), lo están lesionando”, se quejan. Tienen la teoría de que en el pullarismo aún no cicatrizó la herida por las negociaciones fallidas previas al cierre electoral del año pasado.
Así las cosas, si los halcones se quedasen con la conducción del PRO podrían complicarle el frente interno, ya que quedarían empoderados para presionar, otra vez, por mayor protagonismo en el gabinete. Esa demanda sería complicada de eludir sin correr el riesgo de que el angelinismo rompa Unidos y arme una opción electoral que le robe votos por derecha.
El sinuoso juego de Gabriel Chumpitaz en la interna PRO
En plena ebullición surgió un tercer elemento: el diputado Gabriel Chumpitaz, el primer aliado macrista que tuvo Pullaro allá por 2021, avisó que encabeza un espacio independiente donde cuenta a otros tres legisladores nacionales -suma a Verónica Razzini y Alejandro Bongiovanni- y que tiene intenciones de competir. Su análisis parte de la creencia de que Angelini no tiene la venia de Pullaro, y de que Scaglia complica los planes nacionales de Macri, por lo que tiene chances de que su tercera vía capitalice esa realidad y resulte la prenda de unidad.
En el entorno de la vicegobernadora la novedad cayó pésimo, más que nada porque Chumpitaz le disputa a Scaglia la condición de postulante más cercano al gobernador. Creen que el diputado está dolido porque la vicegobernadora le ganó el lugar de socio PRO más cercano al gobernador, y que jugando así termina siendo “funcional a Angelini”. Venenosos, echaron a correr la versión de que existe algún problema con la afiliación del diputado y por eso no podría ser candidato. En el angelinismo, que controla institucionalmente el partido, no confirmaron ni desmintieron.
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El diputado Gabriel Chumpitaz y el gobernador Pullaro.
Quienes operan para Scaglia manejan dos hipótesis sobre las razones que motivan a Chumpitaz: una es que está buscando un llamado de Pullaro que lo ordene, y así demostrar que es el único PRO aliado del gobernador que no se subordina al liderazgo de Scaglia. Otra, más densa, desconfía de algún tipo de acuerdo con Angelini. Señalan, como insumo para esa elucubración, el hecho de que Chumpitaz debe renovar su banca el año que viene.