El diputado de Juntos por el Cambio (JxC) Diego Santilli dio por cerrado este viernes el largo mes de introspección y reordenamiento interno que transcurrió desde las elecciones primarias y se sumó formalmente a la campaña de Patricia Bullrich y Néstor Grindetti. Lo hizo al compartir con la candidata presidencial el primer tramo de Vamos por Argentina, la gira federal con la que la jefe de los halcones busca seducir nuevamente a aquellos electores que alguna vez optaron por la marca Cambiemos.
Según pudo saber Letra P, el dirigente bonaerense y la líder en construcción de la oposición iniciaron el día temprano en el Aeropuerto de El Palomar, en Morón, y viajaron juntos hasta el Hospital Posadas, ubicado a unos cuatro kilómetros al sur de este distrito, y compartieron recorridas por Ezeiza y Cañuelas. Se volverán a encontrar este sábado en otros puntos del interior bonaerense, entre los que se cuentan Bahía Blanca, Olavarría y Tandil, en la que también estará el intendente de Lanús en uso licencia.
Si bien el acople de la santilleta con la patoneta y su puesta en marcha en dirección hacia las elecciones tuvo numerosas dificultades, hubo indicios de que el alineamiento era sólo una cuestión de tiempo. Hubo un primer gesto de unidad ambigua entre Santilli y Grindetti la misma noche del domingo de las PASO, en la que el diputado todavía no había reconocido la derrota, y un respaldo más explícito a la lista ganadora 17 días después, en una reunión privada de la que después salió un video de respaldos mutuos entre Santilli y Bullrich, en la que tampoco se había mencionado al intendente de Lanús.
De todos modos, entre ambas muecas que indicaban que ganadores y perdedores caminarían juntos, se sumaron también otros encuentros de rosca más privada, que fueron desde la fotografía del candidato a gobernador escoltado por los intendentes más representativos del PRO el 28 de agosto en La Mansión, hasta la última cena de reconciliación que organizó Maximiliano Abad en la sede de la UCR bonaerense dos días después, que sirvió, cervezas y whisky de por medio, para olvidar algunas de las peleas internas que dividieron a larretistas y bullrichsistas.
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Tal como adelantó Letra P, el candidato tiene el propósito de hacer valer los 1.355.000 votos que obtuvo en las PASO, donde ganó en 56 de los 135 municipios que tiene la provincia, en algunos de ellos superando incluso a Larreta. Triunfó en la Primera, Séptima y Octava secciones electorales; de ahí que muchos de los que lo rodean creen que ya no le debe fidelidad al jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, con todo lo que eso significa: la posibilidad de reconvertirse detrás de un eventual nuevo gobierno del PRO, con el aporte que le da su construcción en la provincia de Buenos Aires, donde todavía contiene a algunos intendentes, numerosos dirigentes locales y algunos armadores de bajo perfil.
En ese camino, el Colorado tiene por objetivo caminar a fondo para que Grindetti sea el próximo gobernador y Bullrich la próxima presidenta, mientras intenta cerrar todos los frentes que tiene hacia abajo. Por eso ya comenzó con distintas reuniones privadas con dirigentes locales, llamadas a los intendentes, y otros referentes que le responden, para acompañar la campaña opositora sin fisuras. Hay quienes creen que ese ya es un tema cerrado, aunque todavía hay algunos disconformes como Sebastián Abella, el intendente de Campana a quien escucharon en más de una oportunidad criticar a Bullrich y Grindetti. Lo que falta es orden.
