El radicalismo de Córdoba tuvo su cumbre anual en Villa Giardino, luego de haber recorrido un sinuoso camino de encuentros y desencuentros. Con la participación de las cabezas de cada núcleo interno, el líder de la bancada de la UCR en Diputados, Rodrigo de Loredo, logró reconducir el debate luego de haber sido blanco de críticas tras la ley ómnibus.
La puntada inicial la dio este viernes el presidente del Comité Provincia, Marcos Carasso, quien en su bienvenida habló de la operativa del encuentro y de los percances que consideró superar para su puesta en marcha. Luego, abrió el debate evitando posicionamientos contundentes con relación al gobierno de Martín Llaryora y el de Javier Milei.
Claro que para ese momento, eran más las dudas que las certezas sobre el discurrir del encuentro de Giardino, del que participaron 1.500 personas de toda la provincia. Pero la búsqueda de consensos quedó clara, más allá de los discursos chispeantes. En concreto, Marcos Ferrer, el intendente de Río Tercero y aspirante a conducir el partido en su discurso dio algunas pistas los acuerdos internos que intenta construir y habló de la necesidad de avanzar en un “proyecto colectivo, en el que ningún radical se quede afuera”.
Cómo operan los factores Javier Milei y Martín Llaryora
El 70% de dardos de la dirigencia que hizo uso de la palabra apuntó al Partido Cordobés del gobernador de la provincia. De Loredo usó ese eje como punto de unión del radicalismo, para, finalmente, brindar su apreciación respecto al Gobierno de Milei. Cada una de esas críticas le permitieron al excandidato a intendente encontrar, poco a poco, el camino para mechar las explicaciones sobre el rol que cumplió en la aprobación de la ley ómnibus.
El pedido de "unidad" -una palabra tan declamada en el radicalismo, pero que en la práctica parece resquebrajarse ante cada debate- estuvo en las críticas que hicieron las jefaturas de los nucleamientos internos encarnadas en Carlos Becerra, Sergio Piguillem, Ramón Mestre, Soledad Carrizo y Dante Rossi.
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Constanza Córdoba Acosta, presidenta de la Juventud de la UCR abrió la ronda de discursos.
La Juventud Radical, por su parte, al igual que la Organización de Trabajadores Radicales (OTR) también aportó su granito de arena, que terminó siendo funcional al plan de De Loredo, que en la resistencia a Llaryora encontró el clivaje para referirse al esquema libertario, con menos peso de críticas.
Rodrigo de Loredo, un ping-pong provincial y nacional
Una vez que De Loredo logró abroquelar a la UCR en el eje “anti Llaryora”, desde esa trinchera, comenzó a justificar su accionar como líder del bloque de la UCR en la Cámara Baja en el tratamiento de la Ley Bases, que contó con su voto positivo. Para desarrollar esa idea, comenzó tocando el corazón del radicalismo al hablar de “reformismo”. A partir de ese enfoque, enumeró las reformas y cambios que se impusieron en el paquete que se estudió en el recinto.
Previamente, De Loredo había calificado a la gestión de Llaryora como “absolutamente mala” y dijo que el gobernador “ajusta como libertario, pero gasta como kirchnerista”. En ese momento logró un acabado aplauso de la militancia radical, no sin evitar algunos abucheos y reproches por parte de los presentes.
Fiel al estilo del radicalismo, durante las dos jornadas de Giardino se elaboraron unos 10 documentos que reflejan las posiciones de los nucleamientos y de las organizaciones como la OTR, la Juventud Radical, la agrupación de mujeres Merciadri de Morini, entre otras. Algunos de estos manifiestos, no exhibieron posicionamientos formales en relación a la ley ómnibus, lo que contrastó con los discursos en Giardino, que sí mencionaron el tema y sumaron rechazos.
La UCR y la rosca
Durante el viernes y el sábado, quien tuvo una participación muy activa fue el referente de Evolución en Córdoba. Ferrer, aspirante a suceder a Carasso en el Comité Central del partido dedicó buena parte del tiempo a tener reuniones con la dirigencia. Lo hizo en medio de la cena del viernes, entre milanesas con puré; del desayuno del día sábado y del almuerzo que incluyó fideos con tuco.
En ambas jornadas, Ferrer tuvo extensos diálogos con Ramón Mestre, titular de la línea interna Confluencia; con Sergio Piguillém, de Asamblea Radical; con Dante Rossi, de Construyendo Córdoba, entre otras personalidades radicales. También, conversó con los brazos deloredistas que lideran el Foro de Intendentes, el Foro de Concejales y Tribunos de Cuenta, así como con los titulares del bloque de Legisladores Provinciales de la UCR, Matías Gvozdenovich y la líder del interbloque de Juntos por el Cambio en la Legislatura, Alejandra Ferrero.
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En Giardino, estas reuniones no pasaron desapercibidas, porque se llevaron a cabo ante la atenta mirada de los participantes de la cumbre. Como Ferrer busca ser ungido presidente del radicalismo cordobés para evitar que el partido se desangre en internas partidarias, necesita acercar posiciones y surfear cada una de las olas que atraviesan al centenario partido, empezando por Javier Milei y Martín Llaryora, que siembran rechazos y adhesiones.
Al dar su discurso el día sábado, Ferrer buscó tocar las fibras íntimas del público radical, haciendo un llamado a la acción: “El radicalismo no es un partido para cagones. Nos putean los kirchneristas porque dicen que estamos de este lado; nos putea Milei porque dice que somos zurdos”.
El desafío de Marcos Ferrer para conducir a la UCR
El desafío de Ferrer no es menor. Hasta ahora, De Loredo consiguió quedarse con el Foro de Intendentes Radicales, el Foro de Concejales y Tribunos de Cuenta, el liderazgo de los bloques legislativos de la UCR y del Juntos por el Cambio.
Si el radicalismo logra renovar sus autoridades sin un proceso interno, que le puede costar demasiado caro, necesitará la presidencia del Comité Central a la que aspira Ferrer y el Congreso Partidario, que es el órgano legislativo en el que se toman decisiones de alianzas; órgano que hoy está en manos del mestrista Facundo Cortés Olmedo.
Por como se viene dando cada uno de los procesos, es evidente que De Loredo siguió la frase de cabecera de Mostaza Merlo: “Paso a paso”.
El tiempo dirá si el líder de Evolución conquista esos dos espacios que le serán funcionales a la estrategia que guarda bajo siete llaves: repetir en la Cámara de Diputados en 2025; ir por la Provincia y terminar con un proceso largo de 28 años de peronismo; o bien, aventurarse por tercera vez en Córdoba Capital, en el turno de 2027.
Además, el interrogante es con qué ingeniería electoral lo hará: el sello de la UCR; un alambrado Juntos por el Cambio cordobés como pidió Mauricio Macri; o, finalmente, de la mano de La Libertad Avanza.