"Su gobierno va a contar con las herramientas necesarias para que lleve adelante el plan de gobierno que el pueblo votó", dijo el 3 de febrero Rodrigo de Loredo, refiriéndose al presidente Javier Milei, antes de votar a favor, en general, de la ley ómnibus original. "Este bloque da su número para que este gobierno tenga las herramientas (que necesita) para que la sociedad vea la luz al final del túnel", replicó este martes, con fe libertaria, el jefe de la bancada radical de la Cámara de Diputados. ¿A quiénes representan el cordobés y su tropa boinablanca? Acaso no lo tengan claro.
Como en aquella mañana de verano, antes de prestar 30 de sus 34 votos a la versión mínimo exponente de la ley fundacional del gobierno ultraderechista, De Loredo hizo la del tero: gritó como opositor -acusó al Gobierno de poner excusas para demorar las reformas que prometió un presidente "autoritario" e inestable" que aplica "un ajuste sin gestión que pulverizó jubilaciones"- y puso sus huevos radicales en la canasta del oficialismo.
Embed - Diputado De Loredo, Rodrigo - Sesión 29-04-2024
Como en aquella mañana de verano, De Loredo replicó, para camuflar el entusiasmo libertario que le generan esas reformas que le reclama al Gobierno porque considera que "le permitirán a la sociedad ver la luz al final del túnel", el cuentito de las herramientas y la gobernabilidad, que esconde una trampa conceptual.
Lo dijo el autor de esta nota en un artículo muy similar a este publicado aquella mañana de verano: no es tarea de la UCR, en el Congreso, representar los intereses del electorado oficialista, que para eso está, justamente, el oficialismo, que tiene a su disposición los decretos y otros actos administrativos para cumplir las expectativas de quienes lo votaron para gobernar. Es tarea del radicalismo representar los intereses de su electorado para garantizar que las leyes, como instrumentos que trascienden la voluntad de un gobierno, reflejen toda la complejidad de la voluntad popular expresada no en el ballotage del 19 de noviembre, que ganó Milei, sino en la primera vuelta electoral, que La Libertad Avanza no ganó, y en anteriores turnos electorales.
Los mareados de Rodrigo de Loredo
El punto es: ¿sabe De Loredo a quién representa? Acaso no lo tenga claro y hay al menos 40 años de razones para entenderlo.
La UCR fue miembro activo de la Internacional Socialista con Raúl Alfonsín, el presidente radical abucheado por la Sociedad Rural.
Fue progresista de Cavallo con la Alianza.
Gran parte fue kirchnerista con Néstor y Cristina -de hecho, este martes, a la participación de De Loredo le siguió la de Leopoldo Moreau, un radical alfonsinista en condición de vocero de la bancada peronista-.
La UCR fue, tanbién, socia de la "derecha moderna" macrista y de la republicanista Elisa Carrió, radical desde la cuna que, diez minutos antes de parir con dolor la alianza Cambiemos, había fijado a Mauricio Macri -con quien suele intimar De Loredo, como viene contando Yanina Passero- como su límite en la construcción de una alternativa al kirchnerismo.
La UCR se distanció del PRO el año pasado cuando Macri y Patricia Bullrich, ante el hecho consumado del fracaso de Juntos por el Cambio en las elecciones del 22 de octubre, firmaron el Pacto de Acassuso con Milei para que tanta energía antiperonista no se fuera por la canaleta de los tercios.
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La UCR marchó la semana pasada contra el desfinanciamiento de la universidad pública y al día siguiente bloqueó en el Congreso el debate sobre el finaciamiento de la universidad pública.
La UCR tiene hoy un presidente, Martín Lousteau, que milita en la calle contra el Gobierno y se asocia en el Senado con el peronismo.
En el inicio de su discurso, De Loredo explicó que la UCR no es pragmática ni revolucionaria, sino reformista, que es la avenida del medio más eficiente para impulsar cambios que puedan ocurrir, que "se sucedan". Hoy, la UCR facilita que "se sucedan" los que impulsa aquel presidente "autoritario" e "inestable" que no duda en "pulverizar jubilaciones".