El cachetazo de Javier Milei que conmocionó a las coaliciones nacionales en las PASO también fue para el gobernador electo de Río Negro, Alberto Weretilneck. Su lista, la verde de Juntos Somos Río Negro, no superó los 10 puntos y quedó bien lejos de la versión doméstica de La Libertad Avanza, que se presentó en alianza con el partido Fe y r esultó ganadora en la provincia, en comicios que ponen en juego tres lugares en la Cámara de Diputados. Necesitado de representatividad en el Congreso para no perder capacidad de negociación, el jefe del oficialismo provincial anunció que quemará las naves para retener la banca obtenida en 2019, cuando repartió su boleta corta junto a las papeletas de los presidenciables de mayor adhesión.
“Tengo mis dudas de cuál es la posición final que tiene que asumir cada uno, no sé si está bien correrse para algún lado porque a la derecha ya hay uno”, dijo el senador, deslizando algunos detalles de la estrategia que pergeña para saltar la versión de tercios nacional que enterró debajo del voto en blanco a su lista el domingo pasado.
Mientras reorganiza la agenda tras las elecciones primarias, Weretilneck bajó la orden de resetear la campaña. Con la intención de tocarle la fibra a su tropa, convocó a una reunión partidaria para analizar el resultado de las PASO y encomendó a los referentes de cada localidad un análisis pormenorizado, pensado para septiembre, después de las elecciones municipales en San Carlos de Bariloche que se celebrarán el domingo 3.
Antes de participar la semana que entra de un foro de la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Argentina (AmCham) sobre el futuro energético, anticipó en un par de apariciones radiales lo esperable: toda la estructura de Juntos Somos Río Negro, con sus intendencias, concejalías y representación parlamentaria, deberá aportar la cuota de sudor militante para que Luis Di Giácomo no pierda el lugar que posee en la Cámara de Diputados.
Por ahora, advierten en el entorno del senador, es inviable que se pronuncie a favor de un candidato como sucedió en 2015, cuando viajó a fotografiarse con Daniel Scioli luego de haber estrechado un acuerdo con Sergio Massa. En aquel momento, el quiebre se dio con Weretilneck distanciado del gobierno kirchnerista, que le plantó a Miguel Ángel Pichetto en la instancia rionegrina de junio de ese año para disputarle la gobernación. Ahora, uno de los factores que sostiene la decisión de no manifestar su apoyo al líder del Frente Renovador, cuentan, es la presencia de Martín Soria -viejo enemigo en la provincia- en la cima de la lista de Unión por la Patria.
Tampoco se espera un trabajo segmentado y a viva voz como sucede en el Movimiento Popular Neuquino (MPN), hoy atado a la suerte del gobernador electo Rolando Figueroa. El partido que fundaron los Sapag nutrió diversas listas presidenciales y trasvasó votos a Massa, Bullrich y Larreta. Lo llamativo es que dirigentes de fuste, como los del sector petrolero, se sentaron en una de las mesas que buscar recolectar votos a favor del ministro de Economía.
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El sobre en el que la militancia de JSRN repartía su boleta en 2019. Lo hacía con la de Macri, Fernández y Lavagna.
En 2019, Weretilneck llegó al Senado con un delivery de boletas nacionales. La militancia avanzó con un viejo truco. Utilizó un sobre con la leyenda “Información Importante”, que contenía la propuesta patagónica y la boleta de los tres principales postulantes para llegar a la Casa Rosada: el entonces presidente Mauricio Macri, Alberto Fernández y Roberto Lavagna.
Entre los primeros análisis realizados con el escrutinio del 13A, en el gobierno nacional dejaron correr la versión sobre la caza de un millón de votos dispersados en las instancias provinciales, que en la mayoría fueron desdobladas a la nacional. Río Negro, que junto a Neuquén eligieron autoridades en abril, se presentaba como uno de los reductos en los que el panperonismo se imponía con autoridad en la mayoría de las instancias nacionales. Ahora, es un distrito más a recuperar.
JSRN hace números
La reaparición de Weretilneck se encuadra en la necesidad de descontarle votos a las propuestas de Juntos por el Cambio y Unión por la Patria. La apatía con la boleta verde fue tan grande que perdió con el voto en blanco. Di Giácomo rozó el 9,22% (35.662 votos) contra 10,01% del blanco (39.728 votos).
Soria llegó al 22,62% (87.433 votos) y quedó segundo a pesar del corte que se registró atado a la lista de Massa y el dirigente social Juan Grabois. El ministro de Justicia obtuvo casi 20 mil votos menos que el tramo presidencial de UP.
En Juntos por el Cambio (JxC), Sergio Capozzi se impuso al empresario Roberto Brusa. La alianza alcanzó el 19,46% (75.224 votos) y le sacó casi 30 mil sufragios de ventaja al provincialismo. Superar a Capozzi sería el objetivo primordial de JSRN para dar vuelta un escenario adverso, teniendo en cuenta el 34,07% (131.699 votos) de la libertaria Lorena Villaverde, a quien creen poder descontarle la diferencia por la falta de estructura en los municipios.
Con mayor despliegue territorial, el aparato estatal en la calle y un poderoso equipo fiscalizador en octubre, Weretilneck vuelve a ponerse la campaña al hombro. Darse el lujo de perder un alfil en el Congreso podría salirle demasiado caro.