El boinablanca Daniel Frangie y el aliado de la excandidata, Sebastián Tonelli, disputan el trampolín político. Los cálculos a futuro y las facturas del pasado.
Guillermo de Rivas suma un ladrillo más al Partido Cordobés con la elección de la Defensoría del Pueblo en Río Cuarto.
Daniel Frangie es el candidato de la UCR a la Defensoría del Pueblo de Río Cuarto.
El Partido Solidario, aliado de Adriana Nazario en las últimas elecciones municipales, propone a Sebastián Tonelli como ombudsman.
El Concejo Deliberante de Río Cuarto elegirá al próximo defensor del Pueblo de la ciudad. Pulsean por el cargo el radical Daniel Frangie, representante de la alianza Primero Río Cuarto; y Sebastián Tonelli, del Partido Solidario, aliado de Adriana Nazario en la elección municipal. El hombre boinablaca tendría los votos apalabrados por parte del oficialismo que lidera Guillermo de Rivas.
Ambos representan a bloques legislativos de la oposición al gobierno municipal, cumpliendo con el mandato de que el rol no sea desempeñado por un representante del oficialismo. Habitualmente, por acuerdos, suele adjudicarse a la primera minoría, hoy la UCR.
Este jueves uno y otro hicieron su exposición formal ante el pleno del cuerpo legislativo, que refrendaron sus pliegos la pasada semana. El 19 de septiembre serán aquellos quienes elijan al indicado. Dicha elección deberá contar con dos tercios de los 19 votos. En caso que ninguno logre tal cifra hará falta una segunda votación, siete días después, que se decidirá por mayoría simple.
La baja repercusión que la elección concita en la ciudadanía contrasta con las especulaciones de las mesas chicas. Desde su creación, en 1996, la Defensoría del Pueblo ha servido como trampolín para algunos dirigentes con aspiraciones. Los dos últimos intendentes, Juan Manuel Llamosas y De Rivas, ambos peronistas, aprovecharon su paso por la oficina de calle Sobremonte para proyectar un camino que los depositó en el Palacio de Mójica.
De acuerdo a las especulaciones previas, Frangie parte como favorito para ser consagrado ombudsman, cargo que ostentaría por los próximos cuatro años.
Dirigente radical sin experiencia en cargos electivos, contador público, fue presidente del Comité Departamental Río Cuarto de la UCR a inicios de la pasada década. Alfonsinista de origen, jugó con Ramón Mestre y Gerardo Morales en sucesivas pujas internas, provinciales y nacionales, en años precedentes.
Con el radicalismo lamiendo heridas, llega a esta postulación con un sólido apoyo de los correligionarios riocuartenses. En particular de Gabriel Abrile, quien desde el liderazgo de la bancada radical reedifica un lugar de preponderancia en el partido tras la decepción en las elecciones municipales de junio. Desde entonces su protagonismo crece en la medida en que decrece el de Gonzalo Parodi, el candidato derrotado.
“Llega con acuerdo de todos los sectores radicales y no radicales también. Representa los valores del partido, que muchos dirigentes han dejado en el camino a favor de construcciones individuales y personalistas”, dicen a Letra P en el entorno de Abrile, a quien varios siguen adjudicando el mayor volumen político de la oposición, pese a las derrotas en 2020 y las interna boinablanca tres años después.
Otras voces deslizan una cuidada estrategia en la opción por Frangie. Por tratarse de un dirigente de bajo perfil, sin aspiraciones personalistas, no cabe esperar de él apetencias de intendencia. Sí podría ofrecer un estratégico nodo para un radicalismo que aún no digiere la continuidad del peronismo riocuartense al comando de la capital alterna de la provincia. Esta proyección incluiría, necesariamente, al médico terapista.
Aunque, como dicho, el cargo de ombudsman es adjudicado a un opositor, el acuerdo con el oficialismo opera como aval decisivo para quien aspire al cargo.
Analistas locales toman al mismo perfil de Frangie como confirmación del acuerdo entre el bloque mayoritario de la oposición y el intendente De Rivas. Las razones son las mismas. La escasa ambición del radical implicaría una tranquilidad para un gobierno que no quiere tempranos adversarios. Mucho menos mientras gestiona una severa crisis económica y financiera.
La misma conveniencia operaría como explicación de la escasa resonancia de la compulsa para la opinión pública riocuartense: De Rivas, como su antecesor Llamosas (que fue ombudsman por períodos consecutivos), conocen la potencialidad de un cargo que garantiza exposición y manejo de recursos.
“La discusión está pasando sin pena ni gloria. No se ha instalado en la agenda, ni los medios la toman”, expresan entornistas del oficialismo, nostálgicos de las tensiones que generaron otras disputas por la Defensoría.
La añoranza incluye los últimos dos turnos de renovación. En ambos se impuso el radical Ismael Rins, quien mantuvo un muy buen vínculo con el hoy asesor del gobernador Martín Llaryora en los departamentos del sur.
Hijo de Antonio, histórico cacique boinablanca, Ismael ya es considerado parte de los “radicales auténticos” que, bajo influencia de la vicegobernadora Myrian Prunotto, da encarnadura al Partido Cordobés.
La reedición de un acuerdo entre el peronismo y el radicalismo aguijonea la candidatura de Sebastián Tonelli. Histórico dirigente cooperativsta, referente del Partido Solidario, en las últimas elecciones se integró a La Fuerza del Imperio del Sur, la entente con que Adriana Nazario plantó cara a Hacemos Unidos por Córdoba.
A diferencia de su adversario, Tonelli registra amplia experiencia en la función pública, habiéndose desempeñado como concejal, tribuno de cuentas y adjunto en la misma Defensoría.
La acreditada experiencia, aseguran desde el nazarismo, garantizaría, además de un mejor desempeño técnico, una mayor proximidad con “los problemas reales” de la comunidad. También permitiría profundizar un perfil menos afín al oficialismo, acorde a la condición opositora que se espera de quienes perdieron las elecciones municipales. Algo de ello trasuntan sus declaraciones, sin perder remilgos institucionales.
Sin embargo, los alfiles de Nazario creen que precisamente por tales atributos su candidato arranca desde atrás. “Jugamos con cartas marcadas. Es paradójico: al candidato lo propone la oposición, pero lo define el oficialismo con sus votos en el Concejo Deliberante. Es una gran hipocresía que ratifica la necesidad de reformar la Carta Orgánica. No puede ser que al defensor del Pueblo lo termine eligiendo la misma fuerza que gobierna”, lamentan.
Las mismas voces remarcan que ese oficialismo no va a romper los acuerdos tejidos a nivel provincial con el radicalismo. “Nadie va a poner un nombre que disguste en Córdoba. De Rivas no va a romper un acuerdo del que él mismo fue producto”, sentencian fuentes parlamentarias.
En sólo una semana los supuestos dejarán lugar a las confirmaciones. El juego que demuestre el futuro ombudsman ofrecerá pistas de la vigencia de tantos acuerdos de cúpulas, hoy remotos para la consideración general.