El gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, comienza a mostrar un sentido estratégico con sus actos de gobierno y con la elección de las nuevas figuras protagonistas de su mandato. El objetivo es llegar a 2027 con un andamiaje territorial que asegure el octavo gobierno cordobesista.
El sur provincial, con motivo de la elección municipal de Río Cuarto, se convirtió en el desvelo del primer semestre. En adelante, será el exintendente de la capital alterna Juan Manuel Llamosas su reconstructor en colaboración con el ministro de Gobierno, Manuel Calvo. El noroeste cordobés perfila como el segundo objetivo central y hay razones de peso para que lo sea.
La renovación en los departamentos de las ciudades y pueblos de esa porción del mapa profundiza la atomización dirigencial. El gobierno de Córdoba, como único palenque seguro del intendentismo, arroja una oportunidad para el cordobesismo open mind que en las últimas semanas bajó con un agresivo plan de gestión para los departamentos San Alberto, San Javier, Minas y Pocho.
Gestión agresiva en el cordón noroeste de Córdoba
Llaryora sostiene la obra pública en el cordón noroeste de la provincia con programas de asfalto, acueductos y gasoductos. A través de la Agencia Córdoba Turismo se lanzó un plan de fomento del sector con la nueva ruta del olivo y el mimo a la idiosincrasia de la zona llegó con el anuncio del nuevo Museo del Rally en honor al piloto Jorge Raúl Recalde, ídolo de la región.
El remate llegó este viernes con el anuncio de la creación de dos universidades provinciales en Villa Dolores y Mina Clavero.
“A veces muchos de los que se van no vuelven, por eso las capitales se quedan con gran parte del talento que forman sus universidades. El talento universitario, la formación universitaria es la que va otorgando esa potencialidad”, describió Llaryora, en un giro de federalismo interno para potenciar su proyecto de Partido Cordobés, pero también para diferenciarse de Javier Milei.
En definitiva, Llaryora sabe que Milei no le dará nada al intendentismo que insiste con generar otra boca alternativa a la gestión. “Les pasa a todos los intendentes del país. ¿Por qué sería distinto en Córdoba?”, confió una fuente del gobierno cordobesista que no teme el “carancheo” libertario que ensayan Martín Menem y el jefe de La Libertad Avanza en Córdoba, Gabriel Bornoroni.
Al fin y al cabo, empoderar intendentes es una carta que puede usarse a favor. En Córdoba, quiénes pegan o despegan las elecciones locales a las generales es una muestra del esquema de fidelidades. Llaryora quiere anotar en ese frente, más allá de que su apuesta sea ampliar las filas de su Partido Cordobés.
La apuesta transversal que ejecuta Manuel Calvo
Villa Dolores, bastión histórico de González, es gobernada por Maximiliano Rivarola, delfín de Gloria Pereyra, la intendenta que pasó del kirchnerismo al macrismo sin ruborizarse. El vecinalista que alguna vez se fotografió con Luis Juez hoy elige hablar de gestión antes que de partidos. Se mostró con Llaryora el día del anuncio del polo educativo y pronto partirá a Buenos Aires para reunirse con el libertario Guillermo Francos.
En tanto, Mina Clavero, la ciudad turística del Valle de Traslasierra, es comandada por Luis Quiroga, dirigente boinablanca que acaba de pegar el portazo en el Foro de Intendentes de la UCR tras su desacuerdo con el manejo de la interna partidaria. Todos pasaron por la oficina de Calvo para mostrar gestión.
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El intendente de Mina Clavero, Luis Quiroga, junto al ministro de Gobierno de Córdoba, Manuel Calvo.
El nuevo mapa político, las necesidades de quienes gobiernan y las internas tradicionales empiezan a ser un problema de orden práctico. Llaryora necesita fidelizar esa porción del mapa que custodió González durante los gobiernos de José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti hasta que la tragedia vial que protagonizó lo dejó fuera de la superficie de la política.
Lo hará con nuevos métodos. Parece que atrás quedaron los González, los Domingo Carbonetti, los Carlos Caserio de aquellas épocas del PJ cordobés de principios del milenio.
El fin de los caciques en Córdoba
El gobernador elige plantar un nuevo formato de liderazgos con un equipo que integran baqueanos de la política cordobesistas, integrantes de la Legislatura que demostraron que tienen votos y el ministro Calvo, quien mantiene diálogo diario con el poder intendentista, independientemente de la pertenencia política.
La nueva camada de armadores de Traslasierra está integrada por cuatro legisladores: Enrique Rébora (San Javier), Mariano Recalde Ceballos (San Alberto), Cristian Frías (Minas) y Jorge Heredia (Pocho). También tienen espacios los históricos armadores como Julio Bañuelos, presidente de Caminos de las Sierras, pero claramente la voz cantante la llevan las voces que tienen una banca en la Legislatura.
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Todos ellos trabajan de manera coordinada con Calvo. El ministro armador fue el jefe de las últimas campañas del oficialismo provincial, conoce puntos fuertes y flacos en el mapa.
¿Luis Juez les preocupa? Por ahora no. Aseguran que el plan de engorde que anunció en Río Cuarto es para mantener arriba la expectativa, pero no descartan un juego conjunto con Milei en la provincia en 2027 y con la misma convicción entienden que, esta vez, la UCR no resignará encabezar la candidatura a la gobernación.
"Hay que fortalecer a los intendentes boinbalanca", soplan en una apuesta a la necesaria independencia que, dicen, terminará en el equilibrio del regreso del bipartidismo a la provincia.