Provincias Unidas, de la ambición nacional al fenómeno barrial
Cinco de los seis gobernadores perdieron de local. ¿Ahora qué? El desafío del liderazgo y el bloque propio. Mesa inclinada y la reserva del poder territorial.
Los seis gobernadores de Provincias junto a Juan Schiaretti
El debut de Provincias Unidas en las urnas estuvo marcado por la derrota de cinco de los seis gobernadores fundadores del armado federal en sus distritos. El golpazo en el patio propio convive con una marca satisfactoria a la hora de la cosecha de bancas, que pese a todo orillará la veintena proyectada para la Cámara de Diputados.
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Sin embargo, el mayor traspié de la iniciativa de los gobernadores es la certeza de que gran parte de su electorado, que saben compartido con Javier Milei, prefiere definitivamente la versión original a la hora de votar cuando se trata del escenario nacional. Esa dificultad de encontrar un nicho propio en medio de la polarización aparece como un obstáculo dramático a largo plazo, que se profundiza a partir del dialoguismo que profesaron con la Casa Rosada durante un año y medio.
En el corto plazo, el margen de los gobernadores se achica a la hora de sentarse a negociar con la Casa Rosada. Será un nuevo desafío que lo hagan como parte del bloque que conformaron para la campaña.
Los números rojos de los gobernadores
Los resultados de este domingo dejaron bien parado en su terruño sólo al gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, el último en sumarse al combo federal. Su frente, Vamos Corrientes, le ganó por poco más de un punto a La Libertad Avanza. En los comicios provinciales de agosto, había ganado por más de 30 puntos. Sin embargo, una victoria es una victoria.
La derrota más resonante sin dudas se produjo en Córdoba, donde Juan Schiaretti, factótum de Provincias Unidas y el único impulsor del espacio fuera del poder institucional, cayó por 14 puntos ante Gonzalo Roca, el ignoto socio del estacionero libertario Gabriel Bornoroni. El excandidato presidencial del centro oficiaba de símbolo y quedó expuesto.
En Jujuy, el frente de Carlos Sadir salió segundo a unos 16 puntos, la misma diferencia por la que había derrotado a La Libertad Avanza en las elecciones provinciales de mayo pasado. Otra muestra del doble rasero que impera en el electorado a la hora de elegir cargos nacionales o distritales.
Las otras Provincias Unidas
Como era de preverse y habían advertido algunos de los mandatarios, en el resto de las provincias el sello federal hizo sapo. La única excepción fue la banca que consiguió Martín Lousteau en la ciudad de Buenos Aires con Ciudadanos Unidos. Apoyado en la base del radicalismo porteño, salió cuarto, obtuvo seis puntos y se quedó con el escaño número 13. Con medio punto más (6,49%), en Catamarca Fernando Navarro no llegó a la zona del reparto de cargos.
En las otras ocho provincias donde compitió el armado federal, sólo las listas de San Luis, La Rioja, Chaco y Tierra del Fuego superaron el 3% de los votos. El fracaso más sonoro sin dudas fue el de Florencio Randazzo en Buenos Aires: con 2,44% quedó quinto detrás del abogado mediático Fernando Burlando y se irá del Congreso en diciembre.
Javier Milei y lo que viene
La cosecha que los gobernadores anheleban a nivel nacional no llegó a los diez puntos fijados como objetivo. Los siete puntos alcanzados superan por décimas a los 6,73 que reunió Schiaretti como candidato presidencial en las generales de 2023, pero la suma de votos nominales se queda corta: fueron 1.802.068 hace dos años y 1.613.354 este domingo.
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"Provincias Unidas es una construcción que tiene tres meses en algunas provincias y por ahora es un primer paso. La fortaleza está en los gobiernos locales", dijo este lunes en declaraciones radiales Valdés, como si vaticinara que empezó la hora de volver al pago después de la aventura nacional de los mandatarios.
El gobernador correntino no es el único de los socios que piensa que el bloque que conformarán en la cámara baja y el puñado de bancas que controlan en el Senado serán claves "para la definición de la Argentina que viene", como explica Mauricio Cantando. No se ve tan claro cuál será el liderazgo que amalgame a esas espadas legislativas, sobre todo porque la mesa del toma y daca arranca inclinada para el lado de la Casa Rosada.
"Vamos a seguir trabajando, ojalá que podamos trabajar y construir", apostó Valdés y reiteró el mensaje de campaña que ahora se resignifica tras el escrutinio: "Nosotros queremos que a la Argentina le vaya bien y que a nuestras provincias les vaya bien. Esa es una definición importante y no queremos volver atrás". Las diatribas de corte opositor tienen destino de archivo.
El poderío en sus territorios es el seguro de cambio de los gobernadores. De hecho, excepto Valdés, a quien Pullaro postuló para presidir el Comité nacional de la UCR, los otros cinco mandatarios tienen chance de pelear por otro mandato en 2027. Apalancados en esa fortaleza, empiezan a recalcular por si el futuro les depara lidiar con los candidatos de Milei para mantenerse en el poder. Ya comprobaron que la grieta no es cosa fácil y saben que en sus provincias están durmiendo con el enemigo.