Provincias Unidas: seis gobernadores en busca de un electorado
Resetearon el mapa electoral. Son anti-K 24/7 y disputan votos con Javier Milei. El karma del opoficialismo. La meta del 26-O, diez puntos y 20 bancas.
Sin dudas, allí reside el reto principal que enfrenta el combo que lideran Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Martín Llaryora (Córdoba), Ignacio Torres (Chubut), Gustavo Valdés (Corrientes), Carlos Sadir (Jujuy) y Claudio Vidal (Santa Cruz). Conformar una identidad y encontrar un electorado propio en medio de la grieta por la que despotrican en cada acto.
El fantasma de las fallidas avenidas del medio acecha y los mandatarios apuestan a desmarcarse de los fracasos del pasado poniendo el acento en los votos y en la gestión que ostentan en sus pagos y en las caras nuevas de sus líderes, novedosas al menos en el plano nacional. Producción, trabajo, desarrollo y equilibrio fiscal con la gente adentro son los passwords discursivos para vender sensatez y sensibilidad en tiempos de "crueldad y timba financiera".
El karma del opoficialismo
"Estamos podridos de elegir entre CFK y Milei", repiten sin pausa los gobernadores. Sin embargo, el antikirchnerismo militante que los caracteriza desde siempre alcanza decibeles más altos que el tono opositor a la Casa Rosada que cobró vida en los últimos meses, pero que no apaga el recuerdo del espíritu altamente colaborativo con el Gobierno durante el primer año de Javier Milei en el poder.
"Vamos a ser garantes de la gobernabilidad, pero con diálogo político", le dijo a este medio Pullaro días atrás. La necesidad de recursos nacionales en sus territorios y la postura de la responsabilidad para que "a la Argentina le vaya bien" se cruzan en el discurso y sobrevuelan un electorado común con La Libertad Avanza que les restringe los márgenes críticos.
Los gobernadores de Provincias Unidas integraron o fueron socios electorales de Juntos por el Cambio en 2023. Excepto los cordobeses, aunque a mediados de aquel año el entonces precandidato amarillo Horacio Rodríguez Larreta buscó sumar a Schiaretti a la alianza. Pegó en el palo y salió. El electorado de la extinta coalición, que apoyó a Milei en el ballotage, es hoy mayoritariamente la base social de los mandatarios y explica también los vaivenes del armado federal, que evita zapatear demasiado fuerte para no agujerear el bote propio.
Las urnas y las bancas de Provincias Unidas
Con el desafío de la nitidez por delante para convencer de un lado a quienes ven a Provincias Unidas como las muletas de Milei y del otro a quienes perciben al armado federal como una alternativa que divide el voto y resulta funcional al kirchnerismo, los gobernadores se han planteado un objetivo explícito: alcanzar este domingo diez puntos a nivel nacional y conformar un bloque de una veintena de voluntades en la Cámara de Diputados a partir de diciembre.
El paso uno para lograr esa meta es triunfar en las seis provincias que gobiernan. Es posible, pero no será sencillo. Los frentes que impulsan Sadir y Valdés son favoritos en sus distritos. El de Torres también, pero el entorno del gobernador de Chubut es cauteloso ante un escenario de tercios imprevisible. Pullaro, Vidal y la dupla Schiaretti-Llaryora pelean voto a voto.
La noche del domingo arrojará una foto cargada de simbología, según salgan vencedores o no. Con todo, además del impacto político de quiénes ganan y quiénes pierden, a la hora de los porotos, los votos y las bancas obtenidas en sus territorios serán el tributo principal para obtener diez puntos a nivel nacional. ¿Cuál será el aporte a este conteo de las otra decena de jurisdicciones donde juega Provincias Unidas?
Sin nombres convocantes en las listas, los previsibles magros resultados de los sin tierra de Provincias Unidas sólo servirán, en la visión de un sector, para desdibujar las victorias en las provincias que importan. Para otros, todos los votos cuentan y se suman de a uno. Todo sea por engrosar el acumulado nacional.
Tres K
En ese debate se recortan las dos Buenos Aires, donde el sello federal llevará a Florencio Randazzo, compañero de fórmula de Schiaretti en las presidenciales de 2023, como cabeza de lista en la provincia; y a Graciela Ocaña y Martín Lousteau al tope de la nómina porteña para el Senado y para la cámara baja.
"Hay mucho auto usado ahí", se quejaba alguien que recorría los pasillos del estadio de Obras Sanitarias organizado por el radicalismo porteño, donde Provincias Unidas cerró su campaña en la capital. La imagen sobre el escenario de Randazzo, Ocaña y Lousteau, tres exministros de los gobiernos K, detonó una catarata de mensajes en el celular de uno de los gobernadores.
Las dos Buenos Aires, en especial la provincia con su 38% del padrón nacional, en general es la kryptonita de los experimentos no peronistas. Lo ha sido de aquellas fallidas terceras vías que los gobernadores no quieren volver a recorrer. Tres puntos en tierra bonaerense equivalen aproximadamente a uno en la cuenta nacional. ¿Suman? ¿O pesa más pelearse con el FIT para arañar una banca?
Más allá de las cuentas previas, el debut de Provincias Unidas es una apuesta a varias bandas que reseteó el mapa electoral. Con la chapa puesta del domingo a la noche se empezará a bocetar su futuro. El resultado será mirado con atención en muchas provincias, en la Casa Rosada que los quiere como aliados y en un Círculo Rojo que nunca apuesta todas las fichas a un solo casillero.