En el bloque de la UCR en el Concejo Deliberante de Córdoba aseguran que las recientes tensiones, vinculadas al encuentro de Villa Giardino y el posible pase de Juan Negri al Partido Cordobés de Martín Llaryora, no han modificado la sintonía con la que trabajan. Como prueba, afirman que reimpulsarán pedidos de informes a dos funcionarios clave de la gestión de Daniel Passerini.
En esa dirección, insistirán con la citación a Rodrigo Fernández, secretario de Gobierno y transitoriamente a cargo del área de Transporte; y la de Claudio Vignetta, secretario de Seguridad y Prevención Comunitaria.
Del primero pretenden explicaciones sobre el deficiente funcionamiento del sistema de transporte urbano de pasajeros y, particularmente, sobre el proceso de adquisición de nuevas unidades. Del exfuncionario provincial esperan respuestas a las denuncias por la compra directa, por casi $100 millones, de los uniformes que usa la recientemente creada guardia urbana municipal.
En rigor, la oposición ya ha pedido que ambos funcionarios comparezcan en el recinto, sin respuesta positiva por parte del gobierno municipal. En el caso de Fernández, su citación cobra nuevo relieve cuando ya se comienza a hablar del nuevo sistema para el transporte urbano, que integrará a la capital con el corredor metropolitano conocido como el Gran Córdoba.
Las cuitas de la UCR de Córdoba
La nueva avanzada sobre la gestión Passerini es empleada para ejemplificar el homogéneo funcionamiento del bloque radical. Según afirman desde la conducción, no hay disidencias sobre el rol opositor que les cabe.
La referencia apunta a desestimar posibles fracturas tras los rumores de salida de Juan Negri, cuyo nombre merodea hace meses la órbita del Partido Cordobés que diseña Martín Llaryora.
Sin descartar el posible pase a filas del gobierno municipal, enmarcado convenientemente como decisión personal, fuentes consultadas no dudan de la organicidad de Luciano Agüero Díaz y Claudia Luján, ediles que representan a la línea del negrismo en la interna radical.
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“En todo momento han acompañado. Incluso cuando discutimos la creación de la Agencia de Fiscalización y Control, que salió con más de 20 modificaciones que nosotros planteamos”, evocan voces boinablanca, relativizando el juego independiente de aquellos concejales.
Ajustando el foco, precisan que ambos, en particular Luján, responden al exdiputado Mario Negri, de quien su hijo parece tomar distancia al trazar su propio trayecto.
Esa trazabilidad, que podría derivar al panperonismo, es considerado “lógico” por otros integrantes del bloque. “Sería inteligente de su parte. El radicalismo no tiene hambre de poder”, analiza un dirigente crítico con la conducción partidaria.
Los anzuelos de Daniel Passerini y Martín Llaryora
Los radicales orgánicos no desconocen la existencia de juegos de seducción (tampoco de su eficacia) para debilitar a las bancadas opositoras, tanto en el Concejo Deliberante como en la Legislatura.
Como referencia inmediata miran el devenir del PRO, tanto en la ciudad como en la provincia. Exintengrante de Juntos por el Cambio, el partido amarillo ya sumó funcionarios a ambas gestiones. Además, tiene una representación atomizada en tres bloques en el parlamento capitalino. De ellos, sólo Soher El Sukaria juega en tándem con sus pares albirrojos. Para contraste señalan a Gabriel Huespe, quien responde al diputado nacional Héctor Baldassi.
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La UCR en el Concejo Deliberante de Córdoba sostiene que es más opositora que cuando estuvo bajo el control de Juan Negri.
De igual manera remarcan que la solidez de su bloque superó la prueba anual de la convención en Villa Giardino. Pese a los escarceos típicos, la reunión culminó sin rupturas manifiestas, ni más repercusiones en el recinto de la ciudad.
Por el contrario, el espíritu predominante en el cuerpo adhiere a las conclusiones generales del encuentro, del que Rodrigo de Loredo salió mejor parado de lo previsto.
Con mayoría de referentes de Evolución, el diagnóstico resulta común: el principal problema del radicalismo cordobés no es la motosierra de Javier Milei, sino la voracidad del tándem Passerini-Llaryora, a quienes deben poner freno rápidamente.
Punto para Rodrigo de Loredo
La potencial salida de Negri, entre otros nombres, resaltaría el trazo de los dichos del presidente del bloque de la UCR en la Cámara de Diputados, quien el pasado fin de semana fustigó con dureza a los escapistas. Aunque algunos miraron al sector de la vicegobernadora Myrian Prunotto, otros adivinaron destinatarios alternativos para los dardos.
De Loredo y “Juani” consolidaron vínculos durante los meses previos a las elecciones a intendentes de la ciudad. Único precandidato radical por meses, el menor de los Negri declinó sus intenciones ante la proclamación del extitular de ARSAT.
Desde entonces han cuidado un buen vínculo, no exento de cruces en segundas líneas. Desde la escudería deloredista no niegan que, pese a la unidad, la salida del exrival abonaría el liderazgo del excandidato a intendente.
Sobre ese, aún potencial trasfondo, disparan un dardo a quien se desempeñara como concejal hasta el 10 de diciembre. “Cuando asumió Passerini ocurrieron cosas que marcaron el desastroso estado de la ciudad. Eso también tiene que ver con el rol de la oposición. Nosotros controlamos y modificamos ordenanzas. En seis meses hicimos más oposición que otros en ocho años”, sentencian, pidiendo evitar polémicas.