Javier Bee Sellares es el primer dirigente de la Unión Cívica Radical (UCR) en exponer públicamente, a falta aún de tres años para las elecciones, su intención de suceder a Daniel Passerini en la intendencia de la ciudad de Córdoba.
Desde la capital de Corrientes, donde vive hace dos años y medio, el interventor de la Lotería de esa provincia, por pedido del gobernador Gustavo Valdés, admite sin tapujos que retomará su deseo de gobernar su ciudad natal.
El sueño de Córdoba
No se trata de una iniciativa inédita para Bee Sellares, quien ya se ha desempeñado como concejal, secretario de Gobierno de la Municipalidad (durante las intendencias de Ramón Javier Mestre) y legislador por el departamento capital.
Siempre representando al radicalismo, integró un listado de precandidatos a la intendencia en 2023 por Juntos por el Cambio. Como el resto de la tropa de aspirantes declinó sus intenciones tan pronto Rodrigo de Loredo confirmara su candidatura.
Dos años después se apresura a mover sus fichas en un terreno donde muchos especulan y pocos se atreven a reconocer intenciones.
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Lo acompaña un equipo con nombres que han ganado visibilidad tras el recambio a que obligó la doble derrota opositora en 2023: la legisladora Ariela Szpanin, el concejal Juan Balastegui y el exconcejal Lucas Balián.
Todos participan de la elaboración de un diagnóstico de la problemática de la ciudad, condición sine qua non para presentar, bajo seriedad, lo que adoptaría forma de proyecto oficial en 2026.
El grupo integra la corriente Consenso Causa Federal, derivación de Consenso, la línea interna con que el ya precandidato terciara en la interna radical de 2021, aquella que marcó la confirmación de De Loredo como inminente relevo del tándem Mestre–Mario Negri, quienes debieron unirse para evitar una derrota que los desplazara de lugares que ocuparon por años.
La UCR, a la derecha
Bee Sellares dice mantener un buen vínculo con los capitostes de la UCR. Particularmente con el presidente del bloque radical en la Cámara de Diputados, al que reconoce como referencia inevitable del partido. También con Mestre, a quien acompañara en la intendencia, de cuyo núcleo tomara distancia tras la sonora derrota, en provincia y ciudad, en 2019.
Como ambos, imagina al radicalismo como columna vertebral de una alianza capaz de desbancar al Partido Cordobés, en provincia y ciudad, en 2027.
En su imaginario, la eventual coalición debería inclinarse hacia la centroderecha, con La Libertad Avanza como socio indiscutido. La definición lo ubica decididamente en el espectro del "radicalismo con peluca”, entre los que destaca su líder, el gobernador correntino.
Por la intersección de ambos espacios ya transitan varios dirigentes. La dispersión, entiende, es una amenaza latente. Las inconsistencias del novel armazón libertario ofrecen, prosigue, una oportunidad para un revitalizado radicalismo.
Javier Bee Sellares
Javier Bee Sellares fue uno de los precandidatos radicales en 2023. Declinó sus intenciones tras la confirmación de Rodrigo de Loredo como adversario de Daniel Passerini.
“Tenemos que unir todos los puntos con identidades afines. Sería ilógico dividir el voto opositor. Tenemos que lograr una propuesta común para vencer al peronismo”, explican en su entorno.
Dicha definición excluye a otro contingente boinablanca, que rechaza cualquier proximidad con Javier Milei. Allí transitan nombres de peso, que sostienen, desde hace años, un mismo reclamo: el radicalismo debe llevar candidatos propios en todos los estamentos, con listas lo más puras posibles.
“El 2027 está lejos. Pueden pasar muchas cosas. Es en vano anteponer lo ideológico, porque puede quedar rápidamente en segundo plano. Hay que armar por encima de los sellos partidarios”, relativizan aquellos voceros.
La ciudad de Daniel Passerini
Como sus pares radicales, también los que prosiguen en JxC, Bee Sellares cree que el peronismo de Córdoba enfrenta las limitantes de todo “ciclo cumplido”. La consecuente caducidad otorgaría a la oposición una inmejorable chance.
“Es difícil gobernar Córdoba. Sin plata es imposible. Durante la gestión Llaryora, a la plata la puso la Provincia. En los hechos, Schiaretti fue el intendente. Ahora Passerini no tiene plata y la ciudad parece apagada. Hace falta un proyecto serio, con gente que realmente sepa”, espolean desde su equipo.
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La legisladora Ariela Szpanin y el concejal Juan Balastegui son las espadas de Javier Bee Sellares dentro del Poder Legislativo de Córdoba.
Las mismas voces escrutan otra posibilidad en la interna del oficialismo. Sin reelección para Passerini, hay ya una larga lista de pretendientes, entre peronistas y acreditados por los partidos que se han asociado al Partido Cordobés.
La presunción de una puja intestina, sazonada por desconfianzas cruzadas y sin un candidato indiscutible, podría obrar como aliciente para la unidad del conglomerado opositor.
Junto a Gustavo Valdés
Bee Sellares volverá a fijar residencia en Córdoba; debe hacerlo como condición de posibilidad. No sabe con certeza en qué fecha. Hasta entonces, seguirá en Corrientes, donde lo demanda la tarea a que lo convocara el gobernador.
Pero a Valdés le queda sólo un año de gestión. Sin reelección posible, en diciembre de 2025 deberá entregar el mando a su sucesor. En los meses restantes deberá encontrar un relevo de confianza. Lejos parecen haber quedado los cuestionamientos por el caso Loan. Más cerca aparece la consolidación de un rol de aliado estratégico de Milei y su triángulo de hierro.
Cuidadoso con las fechas, el dirigente cordobés habla de 2026 para el lanzamiento oficial de su espacio. Mientras, intentará marcar presencia con análisis, aún más técnicos que políticos. También con rosca, buscando extender los confines de su espacio.
En el mismo lapso de tiempo prestará atención al empoderamiento del mandatario correntino en el TEG radical. Primer escudero suyo en la provincia, el exlegislador provincial también cotiza su lealtad.