El estado crítico en el que parece haber ingresado el proyecto electoral de Sergio Massa y la ausencia en el horizonte de un candidato competitivo dentro del Frente de Todos hacen subir las acciones de la postulación presidencial de Axel Kicillof, una movida a la que el gobernador bonaerense había intentado hasta ahora resistirse, pero a que ahora a su lado reconocen que podría terminar imponiéndose si las circunstancias no cambian en los próximos dos meses.
Sin otra figura que genere expectativa, junto a la amenaza latente de perder incluso la provincia de Buenos Aires por el efecto arrastre que generaría una derrota fuerte en la papeleta nacional, para buena parte del kirchnerismo el gobernador aparece como la figura que podría encarnar esa postulación si finalmente Cristina Fernández de Kirchner se mantiene firme en su idea de no aparecer en ninguna boleta.
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La potencia de los argumentos a favor de una candidatura presidencial del gobernador es tal que hasta en el círculo político que rodea a Kicillof empieza a mostrar resignación y admite por estas horas que el salto es una cuestión “abierta”. “Si llegamos a un punto de no retorno donde Axel es la única opción que tiene el kirchnerismo y, bueno, habrá que jugar”, se resignó un hombre muy cercano a Kicillof en los pasillos de la gobernación este jueves, al final de una larga semana de hostilidades entre La Plata y la Casa Rosada.
La postura contrasta con la que mostraban las mismas personas hace pocos meses atrás, cuando deslizaban sospechas sobre “operaciones” para hace subir a Kicillof a la nacional y despejar la gobernación para que se postule allí un intendente aliado a Máximo Kirchner.
La aceptación ante la idea de que la candidatura presidencial podría terminar ocurriendo más allá de sus deseos está tan instalada en La Plata, al punto que se canaliza a través del humor. Los funcionarios que acompañan a Kicillof en sus giras por la provincia tienen una broma sobre la agenda oficial. "Esta semana vamos a ir Pila, Pehuajó y Berisso; pero no se asusten si aparece Entre Ríos o Salta", deslizan, con una sonrisa de resignación.
Axel 2023
Se sabe: aunque en privado Kicillof y los suyos repiten que estarán donde se lo pida su jefa política, el gobernador quiere ir por un nuevo mandato en la provincia de Buenos Aires y cree que quienes sugieren que él es el mejor candidato presidencial están intentando correrlo de la carrera bonaerense para quedarse con el único sillón que por ahora tiene chances reales de conseguir el kirchnerismo.
Las versiones sobre una posible postulación presidencial de Kicillof alimentan la cuenta regresiva hacia la hora de las definiciones electorales que deberán llegar en los próximos meses, amparadas bajo el augurio cada vez más instalado dentro de buena parte de la dirigencia kirchnerista de que CFK no competirá por la presidencia.
En ese marco se inscriben también los movimientos cada vez más intensos del ministro del Interior Wado de Pedro, el otro posible candidato presidencial K, con el que Kicillof compartió actividades y cruzó elogios esta semana. Si la estrella de Massa se apaga al ritmo de una inflación que no cede, el kirchnerismo tendrá instalados en la cancha a dos de sus suplentes.
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La foto del lunes pasado, en la que se vio a Kicillof, De Pedro y Máximo Kirchner a los abrazos en un acto en Lomas de Zamora pareció sellar la polémica que se había abierto entre el líder de La Cámpora y el gobernador en el plenario militante de Avellaneda “Luche y Vuelve”, donde Kirchner criticó abiertamente a Kicillof sobre una frase sobre “bajar al territorio”.
Las versiones hablaban de un mensaje de Cristina Fernández a su hijo y a De Pedro para que se encolumnen detrás de la candidatura reeleccionista de Kicillof y dejen sus diferencias de lado. Pero lo cierto es que en La Plata dicen desconocer si esa orden existió y dejan abierta la puerta a que ocurra lo que muchos en el axelismo intentan evitar, que AK termine instalado en la grilla presidencial.
Las hostilidades con la Casa Rosada y el albertismo -que esta semana tuvieron como disparador la polémica por los gendarmes en el Conurbano pero también se extendieron a un cruce con la ministra de Trabajo Kelly Olmos- no hacen más que alimentar esas versiones.
En el entorno del gobernador bonaerense creen que parte del gabinete nacional salió a pegarle a Kicillof para conseguir que se abra una instancia de negociación con CFK. El efecto indirecto es subirle las acciones al mandatario provincial. “Cuanto más le pegan, más lo ponen ahí”, leen en La Plata.
Nadie mide
El encrucijada, mascullan en el círculo cercano a Kicillof, es que ninguno de los suplentes mide, ni Wado, ni Daniel Scioli, por ahora. “El problema que nosotros tenemos ahora es de ingeniería electoral. Ese es el punto problemático hoy. Si a Massa le hubiera ido bien con la inflación, se encolumnaba a ser el candidato y más o menos lo ordenaba”, es la cruda reflexión que hacen dirigentes que trabajan en el armado de Kicillof.
Eso genera un problema grave hasta en el objetivo de mínima que tiene el kirchnerismo, que es alambrar electoralmente la provincia de Buenos Aires y replegarse allí ante una derrota nacional. Por más buenos números que pueda tener Kicillof (a su lado hablan de un margen del 28 al 35 % de intención de voto en PBA), si no hay un candidato nacional que acompañe ese piso, la reelección será muy difícil.
“Ninguno mide, salvo Cristina. Axel no tiene un candidato a presidente que sume, que no te baje. Nosotros estamos en el medio de la boleta. Si el primero de la boleta no levanta, es imposible”, reflexionan en La Plata.