Gabriel Katopodis hizo todos los deberes del buen converso. Saltó del barco albertista cuando el team Alberto zozobraba y le ofreció su corazón a Cristina Fernández de Kirchner, La Jefa. No alcanzó. El cierre de listas encontró al ministro de Obras Públicas con las manos vacías. La garrocha quedó corta.
El tsunami que el viernes por la noche se llevó puestas a las fórmulas presidenciales que se disponían a competir en la interna de Unión por la Patria(las que encabezaban Wado de Pedro y Daniel Scioli) abrió una rosca frenética para sintetizar las listas de la paz armada. En esa ruleta, el nombre de Katopodis aparecía en el tablero. Que cabeza de la lista bonaerense para la Cámara de Diputados, que al menos en los primeros cinco lugares, que en todo caso al Senado... Kicillof-Katopodis, llegó a especular alguna mente afiebrada. Bueno, nada.
La salida a la luz pública de la lista estrella de UP, la que concentra la letra chica del acuerdo que permitió atar (con alambre) la unidad peronista, se hizo rogar hasta las 3AM de este domingo. La tira lleva el trazo fuerte de la lapicera de CFK, que entregó la fórmula presidencial pero, como explicó Gabriela Pepe, se aseguró leales en la tropa parlamentaria que viene. La lista, entonces, es un paraíso K, pero la K de Katopodis no está.
En su regreso al calor cristinista, el ex intendente de San Martín había rechazado una oferta de sus excumpas albertistas: la cabeza de la lista bonaerense para el Senado en el espacio que lideraban Scioli y Victoria Tolosa Paz. Ahora ve cómo su compañera de gabinete arma las valijas para mudarse al Congreso el próximo 10 de diciembre con Santiago Cafiero, otro Team Alberto que resistió las turbulencias sin saltar del avión presidencial.
La curva
El funcionario había iniciado su trabajo en el gabinete de Alberto Fernández como uno de las principales espadas del Presidente en el tablero interno del todismo, pero, con la crisis destada por la derrota oficialista en las elecciones de 2021, comenzó a acercarse nuevamente al kirchnerismo de la mano del subcomandante Máximo, que desde la presidencia del PJ bonaerense comenzó a juntar las piezas del rompecabezas para aislar a ese albertismo nonato.
El salto definitivo del garrochista fue el 27 de abril pasado, cuando CFK se presentó en el Teatro Argentino de La Plata para conmemorar los 20 años de la llegada de Néstor Kirchner a la Casa Rosada. Su presencia en ese acto ultra K contrastó con el faltazo a un encuentro que la minitropa presidencial había celebrado unos días antes para lanzar a su compañera de gabinete, Victoria Tolosa Paz, a la precandidatura a gobernadora de la provincia de Buenos Aires.
El jueves 15 de junio, en Santa Cruz, Katopodis se sentó al lado de CFK en un acto que organizó Alicia Kirchner. Se floreó en todas las fotos al lado de La Jefa y pegó elogio: "Este (funcionario) sí funciona", lo endulzó Cristina.
El ministro se volvió a Buenos Aires con el pecho inflado y los colmillos afilados. Fue un espejismo, una curva que no vio. La recompensa no llegó. Ahora, deberá arremangarse para retener el control de San Martín, su pago chico. Este domingo, el intendente Fernando Moreira, su delegado en el territorio, se levantó con ese peso sobre su espalda.