El intendente radical tiene varios frentes abiertos. Con el Festival en el horizonte, el gremio estatal presiona. Llaryora lo tienta y JxC busca contenerlo.
Federico Zárate tiene un cierre de año complicado en Jesús María.
Los cierres de año suelen ser complicados para cualquier gestión municipal por cuestiones estacionales clásicas como el pago de medio aguinaldo y los escasos recursos disponibles. El intendente de Jesús María, Federico Zárate, no escapa a esa regla, pero hay matices que la potencian.
El responsable de la ciudad más importante del Gran Córdoba cierra este 2024 bajo una creciente presión del gremio municipal que pide una urgente recomposición salarial, tras el efecto de la motosierra de Javier Milei en los bolsillos.
También, el radical está en medio de tironeos por su posicionamiento político: el de la UCR que quiere ponerse la peluca en 2025 o bien guiñando un ojo al sinfín de convites que le ha hecho el gobernador Martín Llaryora para contarlo como aliado territorial.
La caja municipal cruje en Jesús María. La recaudación en los primeros siete meses se retrajo fuerte entre las tasas por servicios y Zárate resignó por ese motivo más de $500 millones.
El reflejo de esos números se vio en una paritaria mucho más ajustada. Como respuesta el personal estatal paralizó una semana completa la Municipalidad durante octubre, para lograr una recomposición salarial de 4,5% de actualización y $75.000 no remunerativos por octubre y noviembre. El gremio pedía 6% y $150.000 no remunerativos.
En ese marco, el acuerdo logrado es de tiro corto e inestable. No cierra el año, ni resuelve un problema ajeno, que Zárate no tiene cómo superar: la planta municipal se queja de una poda real del 38%, entre descuentos por la obra social Apross y la Caja de Jubilaciones. La inflación acumulada en el año hizo otro tanto.
Es el ajuste que cae de arriba hacia abajo y no a la casta precisamente. La Nación desfinancia la Caja provincial y retacea recursos al gobierno de la provincia. El Panal que se cubre cómo puede, pero traslada parte de ese problema a los municipios.
En Jesús María, el sindicato municipal no hace esas cuentas tan finas y va derecho a reclamar a la ventanilla más cercana que tienen, es decir, la del intendente.
Sobre una planta de 441 empleados formales, contabilizando efectivos y contratados, sólo 140 (el 38%) gana más de $986.596, ese número mágico que demanda la canasta básica de alimentos y que los saca, estadísticamente al menos, de la línea de pobreza.
Si a esa lista se suman las 216 locaciones de servicio, la proporción se reduce al mínimo: en ese renglón, apenas 14 de ellos (4%) esquiva el rótulo de pobre y más de un centenar no llega a cobrar $500.000 por mes.
“Busquen la vuelta que quieran, pero no llegamos a fin de mes”, repiten las referencias del personal municipal.
En los primeros días de diciembre, los trabajadores se sentarán nuevamente a discutir la paritaria y no mirarán solo el número de inflación del mes. En este toma y daca talla también la definición de un bono navideño y quizás un anticipo de enero, mes en el que no se puede discutir nada. Estas opciones estarán determinadas por el l Presupuesto que eleve el intendente para 2025.
Cada cierre de año en Jesús María tiene sus particularidades. Buena parte de los municipales hace algunas horas extras en el denominado “Operativo Festival”. En ese marco prestan servicios adicionales durante las 10 noches del Festival de Doma y Folklore.
Por esa vía engordan un poco el aguinaldo oficial de diciembre, pero todavía no se sabe cuánto les ofrecerá la Municipalidad por cada hora trabajada. De lo que no hay dudas es que antes de Nochebuena habrá otra fuerte pulseada por salarios.
En el plano político, Zárate también tiene cuestiones pendientes de resolución. Con aval desde El Panal, distintos emisarios del cordobesismo lo han sondeado en los últimos meses para acercarlo a ese palenque. No ya desde lo formal, para un cambio de partido, pero sí eventualmente como aliado externo.
A varios café y conversaciones de rigor, le siguieron señales elocuentes, en forma de aportes frescos -por ejemplo-para la repavimentación de avenida Malvinas Argentinas y para crear una nueva planta de provisión de agua potable, que el sector este de la ciudad necesita con urgencia.
“Nuestros gestos y mensajes ya fueron dados. Ahora le toca decidir a él”, confió a Letra P un encumbrado referente del llaryorismo, poniendo la pelota en campo del intendente radical.
En la otra punta de ese esquema, Zárate reporta ante su antecesor en el cargo, el diputado Luis Picat, convertido en una de las caras más visibles de los denominados “radicales con peluca”, por su acercamiento al gobierno libertario.
De hecho, el próximo viernes el intendente de Jesús maría participará del llamado Encuentro Federal 2024, que organiza La Generación, un grupo de jóvenes del PRO que supo apuntalar en 2023 la precandidatura presidencia de Horacio Rodríguez Larreta y que ahora volvió al ruedo bajo el ala de Mauricio Macri.
En ese encuentro, Zárate compartirá panel con los intendentes Nicolás Filoni (Oncativo), Facundo Manzoni (Viamonte), Marcos Ferrer (Río Tercero) y Pablo Cornet (Villa Allende), un compilado que intenta juntar retazos de lo que alguna vez fue Juntos por el Cambio.