Javier Milei pasó por Córdoba para dar el primer cierre formal a la campaña deLa Libertad Avanza en una provincia en la que el triunfo, tan necesario, tan seguro hace sólo dos meses, parece cada día más en disputa.
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De acuerdo a las estimaciones oficiales de la Policía provincial, unas 2.300 personas acompañaron la caravana que encabezó el Presidente por el barrio de Nueva Córdoba. La cifra resulta aún menor que la que le respondiera en el Parque Sarmiento hace sólo un mes.
Durante el recorrido, que se extendió por cinco cuadras, la comitiva recibió salutaciones y muestras de apoyo de un público mayoritariamente joven. Tal era uno de los objetivos buscados con la elección de la zona: Nueva Córdoba es el cuadrante que eligen los estudiantes que cursan en la Universidad Nacional y en una reputada universidad privada.
La palabra de Javier Milei
Ante esa audiencia, el economista esbozó un discurso sin demasiadas novedades. Por poco más de 20 minutos eslabonó conceptos generales de la campaña, con promesas de un futuro mejor a costa del sacrificio actual y el kirchnerismo como principal destinatario de sus estocadas.
Sobre la caja de una camioneta, con megáfono en una mano y la otra sobre el hombro del candidato Gonzalo Roca, el mandatario refirió a las elecciones legislativas como “un momento bisagra en la historia argentina”.
Aunque recordó los hits de campaña, los mismos que mencionara en su visita de septiembre, comenzando por la baja de inflación, pidió a los cordobeses “que no aflojen, porque esta vez el esfuerzo vale la pena”.
Javier Milei junto a Gonzalo Roca y Karina Milei en el cierre de campaña en Córdoba
Javier Milei, Karina Milei y Gonzalo Roca en el acto de cierre de la campaña de Córdoba
En el mismo argumento sacrificial, aseguró haber anticipado la complejidad de los primeros tiempos de su gestión. “Si bien entiendo que todavía falta mucho, yo nunca dije que iba a ser fácil. No se puede quebrar de la noche a la mañana 100 años de populismo. Por eso les pido que nos acompañen, porque vamos en la dirección correcta. Entiendo que es aberrante tener 30% de pobres, pero hoy sacamos de la pobreza a 12 millones de argentinos”, insistió.
De inmediato, exhortó a los presentes a no desviarse del camino ya recorrido. “Si no, volveremos a la esclavitud populista del kirchnerismo. Lo que les pido es que sigan aguantando, porque La Libertad Avanza o la Argentina retrocede”, repitió.
Más escueto en su alocución, Roca volvió a destacar un histórico doble rol de la provincia mediterránea: como el motor de cambio y como el corazón productivo del país.
Clima espeso en Córdoba
La jornada también mostró un cambio en los ánimos colectivos respecto de los anteriores actos libertarios. Aunque al comienzo hubo muestras de alegría y arengas compartidas, una extraña tensión derivó en muestras de violencia contra la prensa.
Tan pronto la comitiva oficial se introdujo en la zona más poblada, manifestantes atacaron a trabajadores de los SRT, el medio de la Universidad Nacional de Córdoba. Mientras el camarógrafo Horacio di Franco recibió un fuerte golpe en la cabeza, la periodista Fernanda González sufrió apretones y el robo de su teléfono celular.
Manifestante en el acto de Javier Milei en Córdoba
Minutos después, un puñado de hombres, de creciente alteración, hostigaron al móvil de C5N. Además de exigirles que abandonaran la cobertura, intentaron impedir que continuaran con sus tareas. Fueron manifestantes quienes calmaron a los crispados, pese a la presencia abundante personal policial. Hasta el cierre de esta nota no había llegado respuesta de parte de LLA Córdoba.
El músculo de La Libertad Avanza
En las cuadras elegidas para el recorrido, representantes de Las Fuerzas del Cielo y dirigentes locales habían logrado mostrar una incipiente liturgia. Atuendos violetas destacaban entre las vestimentas acordes a una jornada calurosa. Pirotecnia y ofertas de bebidas sonaban entre cánticos mal coordinados. Además de los dardos a Cristina Fernández de Kirchner, se escucharon diatribas contra Juan Schiaretti y la Unión Cívica Radical.
Ese furor callejero, concentrado en una esquina, no ascendió hacia los edificios que enmarcaron la marcha. Sólo desde un par de balcones bajaron aplausos y vivas; vidrieras sin atención del público y ruidos de tareas domésticas también macaron contrastes.
No faltaron las personas ataviadas para la ocasión. Noemí, jubilada y con un teléfono sin datos, portaba una carta para Karina Milei. Juan, de Villa Dolores, repitió el disfraz de león que había llevado al Movistar Arena de Buenos Aires. Mariano, de Alberdi, paseó una urna improvisada como faro para fiscales.
Pronto ellos también fueron absorbidos por la corriente que siguió a un cortejo presidencial que se detuvo frente al Buen Pastor. Desde allí, funcionarios y candidatos volvieron a apelar a la memoria emotiva de épocas donde la masividad parecía asegurada. Hace sólo dos años.