Gustavo Valdés intentará ponerle fin a una época en la política correntina sepultando su sociedad con Encuentro por Corrientes (ECO), el sello creado por Ricardo Colombi para llegar a la gobernación en 2017. De fondo, late la pelea con su antecesor y la disputa por el poder después de 2025.
Sin reelección, el mandatario radical quiere evitar el síndrome del pato rengo y está decidido a fortalecerse como el único líder territorial del partido más importante de la alianza gobernante. Mientras acomoda el terreno para convertirse en el próximo presidente del Comité Central del radicalismo correntino, ya anuncia un “cambio de época” y le bajó el pulgar a la “vieja política”.
“Tenemos que tener un candidato moderno, porque la provincia del 2030 no puede ser la Corrientes del 2000”, anticipó en una entrevista en la que anunció el fin de la alianza con ECO para anticipar que el frente oficialista con el que buscará garantizar la continuidad de su gestión será Vamos Corrientes, el sello que se inventó para empujar su reelección en 2021.
La ruptura con Ricardo Colombi y el riesgo de la intervención
“Que se rompa pero que no se doble”, lanzó Valdés cuando le consultaron por un posible quiebre del radicalismo correntino que deje a Colombi fuera de la estructura oficial que él mismo quiere comandar a partir de finales de este año.
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Ricardo Colombi no se resigna y pelea por la conducción del radicalismo en Corrientes.
Según el gobernador, el partido debió haber convocado a elecciones internas en febrero, pero lo hizo a seis días de que terminara el mandato y ahora pide explicaciones por una situación que él mismo generó. Hablando en plural, aseguró que lo hecho por la Convención fue para “emprolijar” la situación y que, ahora, todo debería solucionarse en la elección fechada el 27 de octubre.
La relación entre los dos jefes del radicalismo está rota. Según cuenta el gobernador, la última conversación data de principios de abril, cuando le informó a Colombi que sería candidato a presidente del Comité. Desde entonces, no hubo más diálogo y la interna, que tiene a las elecciones provinciales como horizonte definitivo, se agudizó.
Ahora, abiertamente, Valdés dice que “si los fundadores de ECO tienen que irse al costado, que se vayan”, y el tres veces gobernador entiende que hay una intención de correrlo del escenario. “Acá empieza una disputa política fuerte”, anticipó días atrás su abogado, Armando Aquino Britos.
Gustavo Valdés y el nuevo quiebre del radicalismo en Corrientes
Valdés creó Vamos Corrientes en 2017 en medio de un primer enfrentamiento con Colombi que hasta último momento amenazó con romper la alianza, quedarse con el sello y, eventualmente, volver a candidatearse. Casi a modo preventivo, el hoy gobernador fundó la fuerza política con la que ahora buscará imponer el nombre que lo suceda a partir del año próximo.
La sangre no llegó al río en aquel momento, pero sí había tenido una antesala en el enfrentamiento entre los primos Ricardo y Arturo Colombi en 2009. El segundo había sucedido al primero en 2005 y rápidamente se alineó con la transversalidad propuesta por Néstor Kirchner para empezar a formar parte del denominado “radicalismo K” que tuvo como máximo exponente al mendocino Julio Cobos.
Arturo impulsó una reforma electoral que habilitó una reelección por la que compitió desde un sello que años más tarde tomaría protagonismo nacional: el Frente de Todos. Allí fue cuando Ricardo creó ECO, aliándose con un grupo de partidos provinciales que incorporó una buena parte del otrora poderoso Pacto Autonomista Liberal y se impuso en las dos elecciones siguientes, convirtiéndose en el primer gobernador reelecto de la historia de la provincia.
Mapa en (re)construcción
El anuncio de Valdés abre ahora el juego para una serie de movimientos que resetearán el mapa político de Corrientes a partir del año próximo. Fiel a su estilo, recorre la provincia y, empezando por el radicalismo, busca afianzar su liderazgo territorial construyendo un esquema de poder que evite fugas en su multipartidaria alianza de gobierno.
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Gustavo Valdés ya trabaja pensando en el nombre de su sucesor.
Aunque todavía sea demasiado temprano para arriesgar resultados, sabe que habrá fugas. No sólo porque Colombi está lejos de querer “correrse” y su referencia continúa teniendo un fuerte anclaje en la vida política provincial, sino porque la irrupción de Javier Milei en la política argentina dio vida a una serie de expresiones que se habían resignado a ser furgón de cola de expresiones partidarias hegemónicas y con mayor peso territorial.
A esos cambios hay que sumarle un contexto demasiado diferente al del año de su reelección, que lo convirtió en uno de los cinco gobernadores más votados de la historia desde 1983. También en proceso de renovación, el peronismo pide pista con expresiones que buscan dialogar con actores que hasta ahora vinieron jugando con el oficialismo, pero empiezan a contagiarse del malestar existente en la UCR.
Con todo, el reloj empieza a correr y si los cinco meses que faltan para la interna del Comité Central parecen una eternidad, la elección provincial de 2025 es tema de todos los días.